jueves, 24 de agosto de 2006

NST strikes back


Después de darle muchas vueltas al programa que debía sustituir a Noche Sin tregua, al final Paramount Comedy ha decidido que... vuelva Noche Sin Tregua. Como dice Pepón, uno de los guionistas del programa: “algunas cosas es mejor dejarlas como están”. Aún así, habrá cambios y, esperamos, también mejoras. En Octubre podréis ver con vuestros propios ojos si hemos ido a mejor o a peor.

jueves, 17 de agosto de 2006

De vacaciones...


...en Maine, la tierra del rey.

Y si, esa es su casa, en Bangor.

(desde un ordenador que no permite poner acentos).

viernes, 4 de agosto de 2006

Que no, que no es para tanto

Un inciso: sé que a veces, leyendo las entradas que cuelgo en este blog, puede parecer que ser guionista es una profesión terrible, que sólo nos genera sufrimiento a los que la practicamos. Cosa que me preocupa un tanto, ya que me da la impresión de que algunos de los comentarios que recibo los escribe gente que está empezando en esto. Y no me gustaría desanimarlos. Porque pese a esos productores que hacen lo posible para evitar pagarnos lo que deben, pese a los directores que nos ningunean en los making ofs de los DVD, pese a que el 75% de lo que vamos a escribir en nuestras vidas no lo van a leer más que nuestras sufridas parejas y/o amigos, y aunque conseguir escribir una película que sientas totalmente tuya sea más difícil que descubrir la fórmula de la Coca Cola… si realmente es a lo que quieres dedicarte, ser guionista merece la pena. ¿Qué no resulta fácil? Pues no. Pero tampoco suele ser una vida ni previsible ni aburrida, ya sea sólo porque normalmente no tienes ni idea de que vas a estar haciendo (ni ganando) dentro de un mes. Y no creo que el día a día de los fontaneros, los psicólogos, los camareros o los profesores de instituto sea más sencillo, o esté menos exento de problemas, de disgustos y de reveses que el nuestro. Sólo que ellos no acostumbran a escribir blogs, ni suelen tener ese carácter en tránsito constante entre lo melancólico y lo peleón, el subidón y el bajón, con un punto exhibicionista además, que caracteriza a la mayoría de los que nos dedicamos a la cosa creativa. Que sí, que nos quemamos, que algunos abandonamos (especialmente alrededor de los 40), y otros sueñan con hacerlo cada vez que entran en una reunión de desarrollo… pero no todo es tan terrible como en ocasiones lo contamos. Y tampoco sufrimos tanto. O no más que cualquier otro profesional cuyos ingresos dependan de los vaivenes de un mercado tan inestable como en el que nos movemos nosotros.
Pero si todavía no hemos optado por sacarnos una oposición es por algo, no sólo porque seamos una pandilla de masoquistas…

miércoles, 2 de agosto de 2006

HABLANDO CON GUIONISTAS (3)

Sigo “hablando con guionistas”. Desde el principio mi idea para esta sección ha sido conversar tanto con profesionales asentados, de mi generación o anteriores, como con gente que lleva relativamente poco tiempo trabajando. Y a este último grupo (aunque en su caso lo de “poco” es relativo), pertenece ÁNGELA ARMERO.
Pese a su juventud, Ángela ya ha desarrollado algunos proyectos de películas para televisión y de series. También ha escrito varios guiones de largometraje y realizado y coescrito varios cortometrajes en cine y vídeo. Además, su nombre aparece en los créditos de las series 20 tantos y Mira qué pelos, y tiene un blog que actualiza regularmente.


Empecemos.

DM: ¿Cuándo y cómo decides que quieres ser guionista?

AA: Siempre me gustó escribir y siempre me gustó el cine, así que supongo que surgió de una manera natural. Eso sí, como soy hija única, crecí viendo muchísima tele, muchísimas películas, y escribiendo historias para no aburrirme tanto (me aburría a todas horas), aunque nada más allá de relatos cortos. El día que cristalizó mi deseo de dedicarme a esto (o al menos intentarlo) fue cuando vi El tercer hombre en la filmoteca de Madrid. Creo que tenía 13 años. Me pareció una peli tan fascinante que pensé: "A mi me gustaría hacer algo así algún día".

DM: ¡A los 13 años! No me digas que entonces a los 14 años ya estabas escribiendo guiones...

AA: No. Con 14, 15 años simplemente era un poco repelente, leía los míticos manuales de Syd Field y me llenaba la boca con los puntos de giro y los antagonistas (sin saber de qué estaba hablando), pero no perpetré mi primer guión hasta llegar a primero de la ECAM. Era un mediometraje metafísico chusquero. Cuando me acuerdo de Creyentes, todavía me dan escalofríos de lo malo que era. Y creo que no soy la única.

DM: ¿Cuándo te pagaron por primera vez por escribir?

AA: La primera vez fue por encargo de una productora en la que yo analizaba guiones. Un compañero de la ECAM, Pablo Fernández, y yo escribimos un proyecto de serie diaria. Me hizo mucha ilusión, aunque el proyecto no llegó a ninguna parte. La primera vez que vendí un guión fue en 2002, se llamaba El club de los aviones, basado parcialmente en mi proyecto de fin de estudios. Lo escribí con Roberto Santiago, con quien que he seguido trabajando. Del mismo modo, tengo un recuerdo muy feliz de ese momento, aunque tampoco se haya materializado.

DM: Entonces, ¿recomendarías a los aspirantes a guionista que estudiaran guión, sino en la ECAM, en alguno de los másters que hay por ahí? ¿Aunque sólo sea para hacer contactos? Parece que por Ej. a ti y a Carlos Molinero (el primer entrevistado de esta sección) os ha funcionado.

AA: Tengo compañeros que la aborrecen, pero para mí estudiar en la ECAM o similar es muy recomendable. Aprendes la teoría, durante tres años tienes motivación suficiente para escribir casi a diario, y tienes unos profesores que están muy bien. Casi lo más valioso de estudiar allí es rodearte de gente que es como tú: gente que ama el cine y que ama escribir, y que está en pleno proceso de aprendizaje. Tanto que aprendes un 50% de tus profesores y otro 50% de los aciertos y fallos de tus compañeros, y de lo que ellos opinan de tu trabajo. En cuanto a los contactos, eso es relativo. Puede que los hagas y puede que no. Pero más importante que tener contactos (sobre todo al principio) es habituarse a escribir y a reconocer tus errores. De los másters no sé nada, pero conozco a gente a la que le han funcionado.

DM: Ahora, si no me equivoco, tienes 26 años, ¿no? O sea que llevas moviéndote como profesional seis años.

AA: Sí. Tengo 26 años y empecé a trabajar en 2000.

DM: Mis alumnos me preguntan muchas veces cómo se hace para convertirse en profesional del guión, cómo "entrar" en la industria, y casi nunca sé qué responder, sobre todo porque la mía fue una manera muy atípica que no sirve de ejemplo (nunca estudié guión, empecé a plantearme seriamente la posibilidad de ser guionista a los 26 o 27 años, y el primer guión que vendí se rodó). Nos separa casi una década, así que a lo mejor tu experiencia les puede resultar más útil. Yo tengo la sensación de que al menos hay más trabajo que hace una década. Desde luego el número de canales de televisión que emiten series españolas se ha quintuplicado.

AA: Lo de "entrar en la industria" es algo muy azaroso. Se habla mucho de los contactos y es verdad que son muy necesarios, pero tan positivo como tenerlos es saber administrarlos bien. Por ello yo recomendaría (me hago gracia recomendando nada) a todos los guionistas noveles que escribieran un primer guión del que se sientan satisfechos (o un buen tratamiento)a modo de presentación. Yo iría con ese primer buen trabajo a productoras o directores, preferiblemente si te conocen de algo, claro. Tampoco hay que llamarse a engaño: si no te conocen de nada, a lo mejor no lo leen, especialmente en las productoras grandes. Pero hay muchas productoras pequeñas que sí pueden prestarle atención a un buen guión, sobre todo si es barato y original. Ir con un guión bajo el brazo es mucho más eficaz que mandar un currículum diciendo que has estudiado en tal sitio y que has coescrito dos cortos.
Por otro lado y como dices, el panorama laboral ha cambiado bastante. He oído que hace unos meses una productora fue a hacer pruebas para una serie semanal a la ECAM, a los alumnos de guión. Eso no sucedió mientras yo estudiaba, es obvio que hay una mayor necesidad de guionistas, especialmente para televisión. Lo del cine es otro cantar, claro.

DM: ¿Cuál sería el desarrollo ideal de tu carrera? ¿Qué es lo que te gustaría realmente hacer?

AA: Me alegro de que me hagas esa pregunta... O no. No lo tengo muy claro. Creo que, a pesar de que no he tenido demasiada suerte en cuanto a créditos se refiere, soy afortunada porque llevo tiempo trabajando en proyectos muy buenos y con gente con la que he aprendido mucho, así que me gustaría seguir participando en proyectos de cine como hasta ahora. Eso sí, no me importaría involucrarme más en televisión, ya que no llegar a ver nunca lo que escribes en pantalla como bien sabes es un poco frustrante. Además la televisión es más rentable y tiene una inmediatez y un alcance que envidio.
También me gustaría hacer algún corto. Nunca quise dirigir pero en este tiempo me he dado cuenta de que tienes más posibilidades de materializar tus guiones si eres director guionista que si solo eres guionista. Sólo hay que mirar la cartelera para darse cuenta de que el margen para el guionista "pureta" es bastante estrecho. De todos modos, tampoco es una prioridad. Me gustaría seguir aprendiendo y disfrutando del oficio. Y conseguir algún crédito para que mi familia sepa que no me dedico al narcotráfico.

DM: ¿Pero ahora vives de los guiones? ¿O los compatibilizas con otros trabajos?

AA: Por suerte llevo unos cuatro o cinco años viviendo exclusivamente de esto.

DM: ¿Y qué hay de ese guión que tienes con una productora norteamericana?

AA: Se trata de una opción de compra sobre un guión de género que escribí en español y que traduje con ayuda de un amigo, Edward Harrison. En colaboración con los productores, adaptamos el guión a EE.UU. (cambian una infinidad de detalles, claro) y me sugirieron algunas modificaciones, pero en esencia sigue siendo la misma historia. Ha sido una gran experiencia y un buen "chute" de motivación. Por supuesto, al igual que aquí, materializar los guiones es una lotería... y hay que comprar todos los números que se pueda.