lunes, 28 de septiembre de 2009

El correo del zar


Creo que esta es una de las páginas de cómic que más me ha impresionado en mi vida. También me parece que el tebeo del que forma parte, la versión de Miguel Strogoff de la colección Joyas literarias juveniles, es una de las historias que más veces he leído. Aprovechando que ha sido reeditado hace muy poco, lo he comprado hoy mismo en un kiosko. Me hacía ilusión volver a tenerlo (se lo presté al amigo cuando era niño junto al resto de la colección y jamás me lo devolvió) pero no pienso leerlo. Prefiero conservar intacto el recuerdo de las intensísimas emociones que me produjo en mi infancia. Me conformo con echarle un vistazo y hacerle un sitio en la estantería.

"La casa..." en Facebook



"La casa de los susurros" está en Facebook.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Algo básico que se suele olvidar

"La «escritura» del guión («escritura» es una palabra peligrosa que más vale utilizar en este caso con la prudencia de las comillas) es, pues, una escritura específica. Es el principio de un largo proceso de transformación y todo el proceso depende de esta forma primera. Escritura de paso, de transición, destinada a lectores enrarecidos y parcialmente atentos para los que supone una guía indispensable, es, por todas estas razones y por el hecho mismo de su difuminado, de su humildad, de su desaparición próxima, la más difícil de todas las escrituras conocidas.
Porque debe desconfiar constantemente de sí misma, de sus propias tentaciones, de sus tendencias, de sus excesos, del espejismo-literatura. El guionista debe aceptar rápidamente -sin pena alguna, todo lo contrario- que no es un novelista, sino un cineasta. Se libera así sin dolor de su complejo literario, pues está adquiriendo un saber que le envidiarán mil escritores.
Lo contrario -¡se han visto tantos fracasos!- es lo verdaderamente difícil: pasar de un día a otro de la expresión novelesca a la escritura cinematográfica. Escapar al encanto de las frases, a la seducción de las palabras, no escribir en una forma definitiva, llevar la película como en un vientre fértil, escribir para el cine: ardua empresa que tiene sus dichas y sus oscuridades. Pero un guionista no se improvisa. Más vale decirlo enseguida".

Jean-Claude Carrière y Pascal Bonitzer, de su libro "Práctica del guión cinematográfico" (Paidós, 1991).

Se murió Bodhi



Estos últimos días cada vez que se ha hablado de él solo se han mostrado imágenes de "Dirty Dancing", pero Patrick Swayze es también el coprotagonista de una de mis películas preferidas: "Point Break" (1991, estrenada en España con el ridículo título "Le llaman Bodhi") y también tiene un papel bastante importante en otro peliculón: "Donnie Darko" (2001). Hasta que no ha muerto no he caído en que si mañana tuviera que hacer una lista con mis películas preferidas, habría dos con Patrick Swayze (y otras dos con Roy Scheider, otro actor considerado habitualmente casi de segunda; debe ser porque los dos sabían bailar, y eso siempre quita puntos). Más o menos las mismas que tendrían Al Pacino o Robert De Niro por Ej. Incluso creo que Pacino tendría menos, porque ahora mismo sólo incluiría "Tarde de Perros".
Efectivamente, "It's a Mad World".
Tonterías en las que piensa uno mientras desayuna.

sábado, 12 de septiembre de 2009

No, no voy a leer tu puto guión.

“Para empeorar las cosas, este tipo (y su novia) me habían rogado que fuera honesto con él. Se sentía frustrado con las respuestas que había obtenido de sus amigos, porque sentía que estaban siendo amables con él, y quería una crítica de verdad. Pero por supuesto, nunca la quieren. Lo que quieren son unos cuantos comentarios duros para generar la ilusión de que la opinión es sincera y unas palmadas en la espalda. Lo que quieren, siempre, son ánimos, incluso cuando no se los merecen”.

El guionista Josh Olson, aquí (en inglés). Gracias, Óscar.

Que no hombre, que no.


Esta tarde he visto “District 9”. La película me ha gustado mucho, y no tengo nada que decir sobre ella que no se haya dicho ya en otras partes (excepto, y esto sí que me parece que no se ha comentado, que estructural y temáticamente es “Encuentros en la tercera fase” al otro lado del espejo), pero, aunque no tiene que ver directamente con ella, sí me gustaría comentar que estoy un poco harto de que en casi todos los artículos que he leído sobre "District 9", se insista en que es “muy barata”. Vamos a ver, señores periodistas, desde luego que 30 millones de dólares está muy lejos de los entre 100 y 200 de los tres o cuatro grandes “blockbusters” que se estrenan cada año ("Transformers 2" y compañía), pero 30 millones, sobre todo cuando no tienes que pagarle 20 a Brad Pitt o a Johnny Depp para que la protagonicen, es muchísimo dinero para rodar un largo. Y más aún si el productor, Peter Jackson, es uno de los dueños de la empresa que se encarga de los efectos especiales (o sea, del grueso de 80% de los planos de “District 9”).
Luego, para que os hagáis una idea, la película media española viene a costar entre un millón y medio y dos millones de euros. Con ese dinero, no ruedas ni siquiera el final de “District 9”. Y lo aclaro porque después hay que escuchar chorradas como que aquí “no sabemos” rodar películas así. Yo no sé si sabemos, pero desde luego no podemos. “District 9” en España habría sido casi una película de arte y ensayo, con Wikus y Christopher encerrados en una nave industrial acosados por los nigerianos. ¿Qué podría ser interesante? Puede. Pero desde luego no sería la película que he visto hace unas horas.

martes, 8 de septiembre de 2009

Animales (asociando ideas, puede que con sentido, puede que no)


De Clyde Fans, de Seth.


De Antichrist, de Lars Von Trier.


De Animal Man, de Grant Morrison y Chas Truog.

"Los sábados por la tarde la puerta de la clínica permanece cerrada mientras ayuda a Bev Shaw a losen los canes sobrantes de la semana. De uno en uno los saca él de la jaula que hay al fondo del patio y los conduce o bien los lleva en brazos al quirófano. Durante los que han de ser sus últimos minutos, a cada uno le dedica Bev toda su atención, acariciándolo, hablándole, suavizando su tránsito. Si, tal como sucede con bastante frecuencia, el perro no se deja engatusar, es debido a su presencia; de él emana un olor erróneo (Saben qué está pensando cada uno, lo huelen), el olor de la vergüenza. No obstante, es él quien sujeta al perro para que se esté quieto mientras la aguja encuentra la vena y el fármaco alcanza el corazón y las patas ceden y los ojos se cierran.
Había pensado que terminaría por acostumbrarse, pero no es eso lo que sucede. A cuantas más matanzas asiste, mayor es su tembleque. Un domingo por la noche, al volver a casa en la furgoneta de Lucy, de hecho tiene que parar en la cuneta y esperar un rato hasta que se encuentra mejor. Le bañan las mejillas lágrimas que no puede detener; le tiemblan las manos.
No entiende qué es lo que le está pasando. Hasta ahora ha sido más o menos indiferente a los animales. Aunque en términos abstractos condena la crueldad de que son objeto, no podría precisar si por su propia naturaleza es amable o es cruel. Simplemente, no es nada. Da por sentado que aquellas personas a las que se exige la crueldad en cumplimiento del deber, personas que trabajan por ejemplo en un matadero, desarrollan un caparazón alrededor del alma. El hábito endurece: así debe de ser en la mayoría de los casos, pero no parece ser así en el suyo. No parece poseer el don de la dureza.
Todo su ser resulta zarandeado por lo que acontece en el quirófano. Está convencido de que los perros saben que les ha llegado la hora. A pesar del silencio y del procedimiento indoloro, a pesar de los buenos pensamientos en que se ocupa Bev Shaw y él trata de ocuparse, a pesar de las bolsas herméticas en las que cierran los cadáveres recién fabricados, los perros huelen desde el patio lo que sucede en el interior. Agachan las orejas y bajan el rabo como si también ellos sintieran la desgracia de la muerte; se aferran al suelo y han de ser arrastrados o empujados o llevados en brazos hasta traspasar el umbral. Sobre la mesa de operaciones algunos tiran enloquecidos mordiscos a derecha e izquierda, algunos gimotean de pena; ninguno mira directamente la aguja que empuña Bev, pues de algún modo saben que va a causarles un perjuicio terrible.
Los peores son los que lo olfatean y tratan de lamerle la mano. Nunca le han gustado esos lametones, y su primer impulso es el de alejarse. ¿Por qué fingir que es un camarada, cuando en realidad es un asesino? Sin embargo, se ablanda. Un animal sobre el cual pende la sombra de la muerte, ¿por qué iba a sentir que se aparta como si su tacto fuese una aberración? Por eso les deja lamer su mano si quieren, tal como Bev Shaw los acaricia y los besa cuando se lo permiten.
Espera no pecar de sensiblero. Procura no mostrar sentimientos a los animales que mata, ni mostrar sentimientos a Bev Shaw. Evita decirle: «No sé cómo puedes hacerlo», para no tener que oírle responder: «Alguien tiene que hacerlo». No descarta la posibilidad de que en lo más profundo Bev Shaw tal vez no sea un ángel liberador, sino un demonio, y que tras su compasión puede ocultarse un corazón tan correoso como el de un matarife. Trata de mantenerse con la mente bien abierta".

J.M. Coetzee, de su novela "Desgracia". La traducción es de Miguel Martínez-Lage y he escaneado este fragmento de última edición de Debolsillo. No he visto la película de Steve Jacobs (aunque me cuesta imaginarme cómo pueden haber convertido una novela así en un guión de cine), pero ha coincidido que la he leído la misma semana en que he visto Antichrist, y me ha parecido que trata los mismos temas que la película de Lars Von Trier y que además lo hace de una manera muy parecida (entre otros, los temas son la misoginia, el "ginocidio", nuestra relación con los animales y la naturaleza -la real, no su sublimación romántica-, y la "verdadera" naturaleza del hombre y la mujer). Las dos, la novela de Coetzee y la película de Von Trier, resultan absolutamente deprimentes, lo que no tengo claro es si reflejan una realidad que nos empeñamos en negar o si son simplemente fantasías misántropas autodestructivas de dos psiques en conflicto.