lunes, 24 de diciembre de 2007

Feliz Navidad

Con esto de que se acaba el año, están apareciendo muchas listas tipo “las diez mejores películas del 2007”. Como lo que a mí me gusta de esas listas es que a veces me ayudan a descubrir cosas interesantes, se me ha ocurrido hacer también una lista, pero de diez películas que tengo por casa, que a mí me gustan mucho y que sin embargo (creo) no son demasiado conocidas. Eso sí, vais a permitirme que me ahorre escribir las sinopsis de cada una de ellas, porque al fin y al cabo todas están en la base de datos de la IMDB.

Miami Blues (George Armitage, 1990). La produjo Jonathan Demme y el tono y el estilo visual (comparten director de fotografía) recuerdan al de películas suyas como Algo Salvaje. Pero aunque no es tan redonda, Miami Blues es mucho más divertida y pasada de vueltas. El mejor papel de Alec Baldwin. Aunque lo más memorable es el policía pirado que interpreta Fred Ward (y su dentadura postiza). Se ha editado aquí en DVD hace poco en una serie barata.



The Butcher Boy (Neil Jordan, 1998). Mi película preferida de Jordan, basada en una novela de Patrick McCabe, coautor también del guión. No estoy seguro, pero yo juraría que ni siquiera llegó a estrenarse en cines en España. Y, aunque sí que se emitió por televisión, aún no se ha editado en DVD. Encima la copia americana -que es la que yo tengo- sólo tiene subtítulos en inglés. Aún así, merece la pena intentar verla.



Falso movimiento (Carl Franklin, 1991). Un thriller magnífico coescrito por Billy Bob Thornton. Lo que no sé es si ahora mismo se puede encontrar el DVD. Yo compré el mío en una tienda de DVD de segunda mano, y más de una vez lo he visto por ahí a cinco o seis euros.



Running Scared (Wayne Kramer, 2006). Extraña mezcla de thriller y cuento de hadas para una película rara, rara, pero muy estimulante. Aquí ha salido a la venta como La prueba del crimen.



Harsh Times (David Ayer, 2005). La primera película como director del guionista de Training Day. Que yo sepa, pasó muy desapercibida. Quizá porque la vendieron como si fuera un thriller de acción y en realidad es un drama que tiene más en común con El odio o Malas calles que con Training Day. Y Christian Bale y Freddy Rodríguez están magníficos.



Red Road (Andrea Arnold, 2007). Una historia de venganza protagonizada por seres humanos reales, de esos que no saben manejar armas automáticas y no tienen claro si lo que están haciendo es o no lo correcto. Durísima, emotiva, y muy bien rodada. Ha salido hace muy poquito aquí en DVD.



Slither (James Gunn, 2006). Ciencia ficción, gore, humor, personajes creíbles y una historia bien desarrollada. Y no se comió un rosco. Pero para mí, fue una de las mejores películas del 2006.



Los comediantes (Peter Chelsom, 1995). Me encanta Jerry Lewis cuando, como en El rey de la comedia, hace de cabronazo. Cuando la vi por primera vez todavía no trabajaba en Paramount Comedy, pero ahora, la historia de un cómico “stand up” regulero que intenta crearse una identidad propia intentando escapar de la influencia de su padre, un cómico legendario interpretado por Lewis, me parece todavía más acertada que entonces. Qué difícil es hacer reír…
De todas maneras, la carátula es engañosa, porque Lewis sale poco y los verdaderos protagonistas son Oliver Platt y Lee Evans.



Cypher (Vincenzo Natali, 2002). La segunda película del director de Cube. Una historia original que sin embargo es más fiel al espíritu de Philip K. Dick que la mayor parte de las películas que se han basado en sus obras.



Below (David Twohy, 2002). La combinación perfecta (al menos para mí): fantasmas y submarinos durante la Segunda Guerra Mundial. Uno de los guionistas es Darren Aronofsky y aunque es algo irregular (es una esas películas fantásticas que no sabe muy bien si quiere serlo o no), tiene algunas de las mejores escenas de guerra con submarinos que se han rodado jamás, como el ataque con cargas de profundidad. No se ha editado en España, pero si como a mí, os pierden las películas de submarinos, merece la pena intentar conseguirla.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Haciendo tebeos

Si queréis saber más sobre cómo se hace un cómic, aquí podéis leer una entrevista bastante interesante con Christophe Blain en la que, entre otras cosas, habla sobre su método de trabajo.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Una recomendación


Let the right one in es la mejor novela de vampiros que he leído en mucho tiempo. Se trata del primer libro del sueco John Ajvide Lindqvist y lo malo es que todavía no ha sido publicado en España. Yo lo compré a través de Amazon tras leer una reseña bastante entusiasta en la revista SFX. La historia comienza cuando Oskar, un chaval de 12 años que las está pasando putas en su colegio por culpa de una pandilla de matones, hace amistad con Eli, una niña que acaba de mudarse a su edificio de apartamentos y que resulta ser una vampiro de 200 años. Lo que ocurre después es, además de poco previsible, muy emocionante y también muy emotivo, pero de una emotividad seca, que cala hondo, y más bien poco amiga de sensiblerías (está a años luz de las novelas de vampiros de Stephenie Meyer, afortunadamente). Aunque tiene 500 páginas, parecen 200. Y si bien no deja de ser literatura vampírica en el sentido más clásico de la definición -sus páginas son herederas directas del Drácula de Stoker, unas tataranietas rockeras, por así decirlo-, es lo bastante original en suficientes aspectos como para sorprender incluso al lector más resabiado. La mezcla de costumbrismo con fantástico, y el tono, realista, duro, y en ocasiones algo perturbador (menuda escena en la que se revela el secreto del origen –y la sexualidad- de Eli) recuerda en ocasiones al mejor Stephen King sin que Lindqvist llegue a imitar su estilo en ningún momento. Algo a lo que ayuda que la historia transcurra en 1981 muy cerca de Estocolmo. Después de tantos años leyendo novelas y cuentos fantásticos ambientados en Inglaterra y los Estados Unidos, se agradece un cambio de escenario. Y como me da que lo que acabo de escribir puede dar la impresión equivocada respecto al público al que se dirige el libro, aclaro que Let the Right One in no es una novela juvenil pese a que su protagonista sea un preadolescente. Lo que no quita para que esté convencido de que se habría convertido en uno de mis libros preferidos si hubiera llegado a caer en mis manos cuando tenía trece o catorce años (como lo fueron entonces Fantasmas, de Peter Straub o Apocalipsis de King, que leí con el título La danza de la muerte, ambos bastante crudos y escritos con un lector adulto en mente). Pero ese es otro tema.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Más ALMA

El guionista Sergio Barrejón escribe sobre la reunión de ALMA en el periódico Público. Y sí, la más bien regulera foto que ilustra el artículo es mía. ¡Si llego a saber que se va a acabar publicando, por lo menos hubiera tirado con flash!

sábado, 1 de diciembre de 2007

La reunión


Carlos Molinero, Agustín Díaz Yanes y Tomás Rosón en la reunión de guionistas que ha convocado ALMA esta mañana en el cine Doré.

Como ando un poco pachucho de los ojos por una conjuntivitis que me tiene frito, no me veo con ganas de escribir una entrada larga sobre cómo ha ido la reunión, así que os voy a copiar un mensaje que le he enviado hace un rato a una amiga que me ha preguntado al respecto:

“A mí me parece que ha ido bien. Ha habido bastante gente, y los objetivos más importantes, o al menos algunos de ellos, como conseguir nuevos afiliados (para que el sindicato/asociación llegue a ser verdaderamente representativo) y montar comisiones que empiecen a estudiar qué pasa realmente en cada área del guionismo y decidir qué hacer para mejorar la situación, parece que se han conseguido”.

Y si queréis afiliaros a ALMA podéis mandar vuestros datos a esta dirección:
alma@asociacionalma.es

viernes, 30 de noviembre de 2007

COMUNICADO DE ALMA

COMUNICADO:

Compañeros guionistas:


El viernes 23 de Noviembre publicamos un anuncio en prensa para informar de la reunión que tendrá lugar el día 1 de diciembre a las 12:00 en el cine Doré (C/ Santa Isabel, 3). En este encuentro hablaremos de las reivindicaciones que los productores llevan desoyendo durante años y la forma de presionar para que se hagan realidad.

Hoy jueves 29, Agustín Díaz Yanes, Presidente de ALMA, ha estado en el programa de La Ventana, en la Cadena Ser, informando y comentando el objetivo de la convocatoria. Mañana, en la Cadena Ser, en el programa de Hoy por Hoy, saldrán unas cuñas de publicidad anunciando esta CONVOCATORA PARA EL SABADO 1 DE DICIEMBRE.

La convocatoria está abierta a todos los compañeros de cine o TV, ficción o programas. Cualquiera que utilice su ingenio sobre un papel en blanco es "Uno de nosotros".

Como está claro que la negociación amable y la paciencia no han servido de nada tenemos que estar dispuestos a luchar por nuestros derechos. Y los que podemos hacerlo con más fuerza somos los guionistas de televisión, como están demostrando nuestros compañeros estadounidenses.

Por eso tiene que haber en la reunión por lo menos un representante de cada serie o programa de televisión que se está emitiendo o que se va a emitir en los próximos meses.

REIVINDICACIONES
Derechos de DVD


Si alguien compra una película en DVD el guionista no recibe nada. Así de sencillo. Si hubiera algún pirata del top manta que comprara sus DVDs vírgenes en la FNAC el guionista recibiría algo por la copia privada. Que comprar copias ilegales pueda ser más rentable para el autor es lo que se conoce como "la paradoja del guionista español".

Precio justo por guión

Los precios de los guiones en los últimos años no sólo no han subico con el IPC y el famoso coste de la vida, han bajado de precio. Haciendo que hoy se esté cobrando por 70 minutos de ficción lo mismo que hace diez años por 50 minutos. Con los largometrajes pasa exactamente igual con precios estancados, si eres un guionista con experiencia, y precios directamente abusivos si acabas de llegar a la profesión.

Convenio colectivo

Hoy en día muchos guionistas son trabajadores por cuenta ajena sin ningún tipo de convenio colectivo que proteja sus derechos. Jornadas maratonianas, sueldos miserables, becarios indefinidos, problemas con la autoría, sin cómite de empresa.

Porcentaje del extranjero

Actualmente el éxito de la película en el extranjero es algo que sólo alimenta el ego del guionista. El dinero que recibe depende de la legislación sobre derechos de autor de cada país y los convenios que hayan establecido las entidades de gestión. Lo más sencillo sería tener un porcentaje directo de los beneficios que obtenga la película en el extranjero.

Todas están revindicaciones son algo justo, razonable y sencillo de entender.

Pero nuestros interlocutores, en los múltiples canales de difusión de nuestras obras, llevan años sin poder discernirlo

domingo, 25 de noviembre de 2007

HABLANDO CON GUIONISTAS (10)

Últimamente he recibido varios mensajes preguntándome cómo se escriben los guiones de cómic. Como el tema me parecía interesante, pero tampoco me apetecía escribir una entrada sobre el tema (después de la entrevista de Zona negativa, estoy un poco cansado de hablar de mi mismo), pensé que sería más interesante hablar con otro guionista para que lo explicara él. Así que se lo comenté a SANTIAGO GARCÍA, guionista de la serie El vecino (ilustrada por Pepo Pérez y ya con dos álbumes publicados por Astiberri), empezamos a intercambiar e-mails, y este es el resultado:

DAVID MUÑOZ: ¿Cómo empiezas a escribir un guión de cómic? ¿Escribes primero una escaleta o una sinopsis de la historia? ¿O la piensas directamente en formato de storyboard sobre el que luego dialogas? ¿O eso es algo que haces a posteriori, ya con un guión?

SANTIAGO GARCÍA:Bueno, la verdad es que no tengo un sistema completamente automatizado. Paso por casi todas las fases que comentas, aunque dependiendo del tebeo en cuestión, unas tienen más desarrollo que otras. Si me preguntas cómo empiezo a escribir un guión de cómic, te tengo que contestar que pensando. A menudo lees "instrucciones" o "manuales" sobre cómo escribir guiones que están tan obsesionados con el desarrollo sistemático de ciertos pasos, con crear una mecánica de la escritura, que ignoran por completo ese primer paso que no se puede concretar en un ejercicio físico y material. Para mí, esa fase de darle vueltas en la cabeza a una idea hasta que se va convirtiendo en un guión es tal vez la más larga e importante. Cuando finalmente escribo, de hecho, voy bastante rápido, sobre todo si el proceso de fermentación previo ha tenido la duración adecuada. Durante esa primera fase de "darle vueltas", como máximo voy tomando notas sueltas: ideas, escenas, personajes que hay que apuntar para que no me olvide de ellos cuando por fin me ponga a escribir "de verdad". Luego, utilizo todo tipo de trucos para ir poco a poco dando forma más concreta a personajes y situaciones antes de llegar al guión en sí. Por ejemplo, me resulta bastante útil escribirme la historia de cada personaje por separado. Los sucesos en los que coinciden unos y otros los repito en cada historia. Esto ayuda mucho a evitar los personajes-función, da una entidad propia a cada uno. El último gran paso antes de escribir el guión propiamente dicho es lo que en cine llamáis la escaleta. En gran medida, ahí es cuando se escribe el guión, y el guión definitivo sólo es el desarrollo de eso. Pero ahí es donde se conciben las escenas definitivas a las que has estado dando vueltas de forma un poco difusa y, sobre todo, donde se ordenan, combinan, eliminan, añaden... Cuando tienes una escaleta donde las cosas más o menos encajan, tienes la sensación de que ya tienes el libro dominado. Por supuesto, la historia tal y como aparece en la escaleta todavía va a sufrir muchas modificaciones, pero por lo menos ya tienes algo sólido sobre lo que trabajar. Luego, escribo el guión dibujándolo, tal cual. Utilizando la escaleta como guía, voy dibujando las viñetas, diseñando las páginas, poniendo los monigotes, los diálogos... Digamos que ahí llego a la fase en la que estoy haciendo lo mismo que cuando dibujaba tebeos de niño. Normalmente en esta etapa se van a introducir modificaciones sobre lo que marcaba la escaleta.
Después, ese tebeo dibujado o abocetado lo convierto en un guión escrito en un procesador de textos, donde describo lo que he dibujado y reescribo los diálogos, aparte de volver a introducir de nuevo modificaciones, porque cada paso y repaso es una nueva oportunidad de pulir cosas y hacer correcciones.



DM:¿Y cómo aceptan los dibujantes los storyboards que dibujas? De hecho... ¿les gusta que los hagas? A mí todos los dibujantes con los que he trabajado últimamente me han pedido que no lo haga. Y lo entiendo, porque visualizar la historia es lo más divertido de hacer un tebeo. De hecho, es donde "se hace" realmente.

SG:Entonces, si piensas así y no haces bocetos (no me gusta nada la palabra storyboard en este caso, eso es otra cosa), ¿tienes la sensación de estar haciendo un tebeo cuando escribes guiones que no visualizan la página? ¿O estás dando sólo un argumento?

DM:Lo de storyboard lo utilizo un poco por deformación profesional, de tanto trabajar en cine, pero también porque lo que hago es eso, un guión gráfico (interpretable, modificable, un punto de partida, vaya); para mí bocetos es lo que hacen los dibujantes antes de atacar el lápiz de la página, no yo. Pero bueno, el nombre da igual, porque en el fondo me parece que estamos hablando de lo mismo.
En cuanto a lo de si tengo la sensación de estar haciendo un tebeo, pues sí, porque en el guión que le doy al dibujante cada página viene dividida en viñetas e indico el diálogo que va en cada viñeta. O sea que el ritmo del tebeo ya viene marcado por el guión. Pero lo que no digo (salvo en los casos donde me parece que es necesario un plano muy concreto y me da miedo que si no se usa no se entienda lo que pasa) qué plano utilizar exactamente. Para que se entienda claramente lo que te estoy explicando, este es el guión de dos viñetas del segundo álbum de la serie La casa de los susurros:


1.SIMON mira a LOS NIÑOS haciéndoles un gesto para que se acerquen a él.

SIMON: VAMOS, TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ.

2.LOS NIÑOS se miran dudando.

Es obvio que con esta descripción de las viñetas el tipo de plano ya está muy condicionado por el guión (por Ej. si "los niños se miran dudando" está claro que para que se transmita esa información, esa viñeta va a ser por lo menos un plano medio de los niños, con el punto de vista delante de ellos) pero aún así, el dibujante tiene un margen de maniobra que le permite divertirse dibujando las páginas. A mí me ha costado renunciar a controlar cómo son exactamente cada una de las viñetas de los tebeos que escribo, pero si me fío del dibujante con el que esté trabajando, me parece una buena manera de hacer las cosas. Lo que no podría hacer es usar el "método Marvel", o sea, dar un argumento y luego dialogar sobre las páginas acabadas. Ahí si que te arriesgas a que el resultado final no tenga nada que ver con lo que querías hacer. Me volvería loco. De todas maneras todo esto me parece un tema delicado y lo que más complica las relaciones entre guionista y dibujante, al menos en mi experiencia (y también por lo que sé de otros equipos de guionistas/dibujantes). El guionista quiere lógicamente que el tebeo sea como él lo visualiza y el dibujante quiere hacerlo suyo también, no quiere ser sólo el "lápiz" del guionista.


SG:El tema que estás planteando es el de la relación entre las dos personas que integran un equipo de trabajo y que es, obviamente, fundamental a la hora de entender cómo se hace un tebeo de guionista-dibujante. Yo creo que la aspiración es llegar a no distinguir el trabajo de uno y del otro, que el producto final parezca obra de una sola persona, y no "un guión dibujado". Para eso, claro, es necesario compenetrarse muy bien, pero también no dividir el tebeo en "parcelas", lo de "yo me ocupo del dibujo y tú ocúpate del guión" me parece que ya establece una grieta de partida que facilitará que luego en el resultado se note que hay personalidades diferentes tirando por caminos diferentes. Lo ideal es que personalidades diferentes cooperen en el mismo sentido, y eso se hace cuando todo el mundo participa en todo. Es decir, yo me considero dibujante de los tebeos que hago, y yo considero que los dibujantes con los que colaboro también guionizan los tebeos que escribo. No creo que tenga que molestarles que yo visualice la página, como a mí no puede molestarme que ellos participen en el guión, cosa que, por cierto, también hacen. Es decir, no se trata tanto de salvaguardar el territorio de cada uno como de salvaguardar al tebeo en sí, preocuparse sólo de que el resultado final sea el que tiene que ser, dejando de lado el ego y evitando competir en dos aspectos -guión y dibujo- artificialmente separados. Por supuesto, como ya decíamos en la primera pregunta, todo es distinto según la historieta y según la persona con la que colaboras. Yo me dibujo abocetados los tebeos antes de escribir el guión formal, pero eso no quiere decir que siempre le facilite esos bocetos al dibujante. A veces sí, y a veces no. De la misma manera, eso tampoco quiere decir que mis bocetos sean completos en todas las páginas de una misma historieta. A veces sí, porque la puesta en página de una viñeta es fundamental para el efecto que se busca, para lo que se quiere transmitir, y a veces me limito a dar los diálogos, porque probablemente el dibujante va a saber resolver la viñeta por sí mismo mejor que con cualquier indicación mía. En todo caso, aunque yo le pasara al dibujante un boceto de toda la página y un guión detallando cada plano de cada viñeta, eso no dejaría de ser una sugerencia. El dibujante siempre puede tener otra idea y probarla, y si es mejor sale adelante, y si es peor se descarta, y si no lo sabemos... pues llega el conflicto entre los dos. Las tres situaciones se han dado, las tres situaciones se dan constantemente, y se dan con el mismo dibujante y en la misma historieta, porque el proceso es dinámico. Pero si se sabe llevar bien, es lo más enriquecedor de hacer un tebeo, lo que más alegrías te da (no hay nada más bonito que cuando te devuelven una página en la que han mejorado algo que has propuesto) y lo que creo que es fundamental para que un tebeo tenga vida y sea ese resultado homogéneo que te decía antes. No hay que temer al conflicto, creo que de esos roces sale la chispa que da valor a la obra. No creo en las colaboraciones fluidas. Si no hay discusión, probablemente es que no todo el mundo se está comprometiendo por completo.
De todos modos, quería añadir otra cosa respecto a lo de los bocetos, y es que ayudan mucho a la narración. Cuando haces bocetillos simples, como los míos, y encima no sabes dibujar, como yo, acabas creando una primera versión del tebeo que se puede leer con unos elementos tan básicos que al final no te queda duda de qué es lo fundamental y qué lo accesorio para narrar una escena de forma que se entienda. O dicho de otra manera: sólo dibujas lo estrictamente necesario. Y eso ya le sirve de guía al dibujante para saber que todo lo demás sobra.



DM:Mmm... aunque estoy de acuerdo con lo que dices, lo malo es cuando los conflictos, los roces, acaban destruyendo la relación. Y ocurre bastante a menudo, a no ser que guionista o dibujante lleguen a un entendimiento claro sobre qué parcela del trabajo le corresponde a cada uno. A mí no me importa (de hecho, lo agradezco y me parece lo natural) que el dibujante aporte todo lo que pueda cuando estoy escribiendo el guión. Además, procuro tener siempre muy presente para quién estoy escribiendo e intento que el guión le permita disfrutar dibujando y dar lo mejor de si mismo. Pero son muchos los dibujantes a los que no se les puede decir nada de nada sobre sus páginas. Se enfurecen a la menor crítica o sugerencia. Eso, cuando el guionista y el dibujante están en contacto, porque por Ej. es muy raro que los dibujantes que trabajan para Marvel o DC se relacionen con sus guionistas. Se suele discutir todo con el editor, y dada la premura con la que se trabaja, el guionista no tiene más remedio que aceptar que las páginas son cómo son cuando le llegan, e intentar corregir posibles defectos ajustando los diálogos antes de mandárselas al rotulista.

SG:Por supuesto que los conflictos tienen que ser creativos, no personales... aunque ya sabemos que a veces es difícil separar una cosa de otra. Cuando escribimos o dibujamos ponemos en juego nuestro corazoncito y nos sentimos amenazados por la menor crítica, por lo que a veces tendemos a responder de forma infantil o irracional. Finalmente, resulta que conseguir esa relación creativa tan intensa sí depende de tener una relación personal muy íntima. No tanto porque guionista y dibujante nos conozcamos tanto que no nos moleste lo que nos diga el otro como porque seamos capaces de tragarlo y seguir adelante. Escribir pensando en quién va a dibujarlo es fundamental, como dices. Y no sólo por ofrecer un guión que esté más o menos en sintonía con el imaginario y las capacidades del dibujante en cuestión, sino, como hablábamos antes, por la forma de escribir, por la forma de colaborar con cada persona. Para mí, desde luego, no es lo mismo escribir un guión para Javier Olivares que para Pepo Pérez. Pero eso no es sólo porque son artistas diferentes, sino porque yo sé que son personas diferentes, y sé cómo lee cada uno las cosas, sé como las entiende cada uno, sé cómo va a reaccionar cada uno ante cada cosa, y sé en qué cosas necesitan mi ayuda y en qué cosas van a encontrar soluciones que a mí ni se me ocurrirían. Pero claro, estamos hablando de relaciones creativas que no tienen nada que ver con las que tú planteas del cómic profesional Marvel o DC, o incluso del cómic francés de grandes editoriales. Yo sólo te puedo hablar de mi experiencia, y es una experiencia que se limita a cómics creados con la libertad que te da estar al margen de la industria y los imperativos comerciales.

DM:Y luego, ¿cuándo recibes las páginas qué pasa? ¿Cómo es el proceso hasta que se considera que una página es publicable? ¿Sueles hacer muchos reajustes en los diálogos?

SG:Lo normal es que vea la página a lápiz, momento en que te puedes encontrar con a) la página que ha quedado como querías a la primera; b) la página en la que se empiezan a probar variantes de alguna viñeta o secuencia que no acaba de convencernos. La mayoría de las veces los ajustes tienen que ver con cuestiones de narrativa. En esta fase es casi lo único que se decide, porque la historia ya está resuelta cuando se dibuja una página final. Los diálogos se pueden ajustar, claro, y no hay diálogo definitivo hasta que no se hace la rotulación final, pero normalmente no varían mucho de lo que había en el guión. Una vez damos por buena la página a lápiz, los problemas que quedan por resolver ya normalmente sólo son de entintado y color, lo que es puesta en página y textos raras veces van a variar.

Las imágenes que ilustran esta entrada están extraídas de la web de Pepo Pérez. Si queréis ver más, podéis echar un vistazo aquí.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Egotrip

Con motivo de la publicación de Le Manoir des Murmures, me han entrevistado para Zona Negativa. Aquí podéis leer el tocho (y gracias José Antonio).

miércoles, 21 de noviembre de 2007

NST en El Jueves


Aunque la entrevista no se emitirá hasta Diciembre, Manel Fontdevila y Albert Monteys estuvieron en NST. La viñeta de arriba es de su ¡Para tí, que eres joven! de El Jueves de esta misma semana.

domingo, 18 de noviembre de 2007

La riñonera de Chewbacca (2)

La riñonera de Chewbacca (1)

Un tebeillo que hice con Luis Bustos hace muchos, muchos años.

El artículo de John August.

Este es la traducción al castellano del artículo de John August que enlacé el otro día. La traducción no es mía, sino de ifrit, un lector de este blog. Así que, muchísimas gracias, ifrit. Por problemas de espacio he tenido que acortarlo ligeramente, pero aún así espero que siga siendo igual de interesante. Que lo disfrutéis.

¿Por qué los guionistas reciben derechos residuales?

Mi artículo Pencils Down recibió muchos enlaces, lo que trajo hasta mi página a muchos lectores nuevos. La mayoría sabían poco sobre escribir guiones o sobre la industria del entretenimiento, así que no es una sorpresa que el concepto de derechos residuales les resultara, francamente, extraño.
Mi amigo Jeff a menudo bromea (sólo medio en broma, creo) sobre que le gustaría recibir derechos residuales de las hojas de cálculo que hizo en 2003. Está articulando una frustración muy familiar: ¿Por qué deben los guionistas recibir dinero extra años después de acabar su trabajo? Después de todo, los fontaneros no reciben derechos residuales. Ni los profesores, secretarias o chóferes.

(…)

Analogías estándar

Pongamos que eres un letrista de Nashville. Escribes una canción que graba Carrie Underwood y llega al número uno. Recibes derechos de autor por la canción: álbumes vendidos, emisión por radio, la típica versión navideña de Muzak. Una canción de éxito se merece un montón de dinero. Una canción de éxito moderado se merece una cantidad de dinero moderada.
O pongamos que eres un novelista. Eres John Grisham y escribes un thriller legal que la mitad de la gente de un vuelo cualquiera está leyendo. Recibes derechos de autor por cada libro vendido. Como una canción de éxito, un best-seller merece un montón de dinero. Un libro que no vende tan bien hace que el autor gane menos.
En ambos ejemplos la manera de ganar dinero para el artista no es necesariamente directa (escribiendo el libro o la canción) sino a lo largo de los años. Estos trabajos creativos son anualidades que siguen generando dinero, tanto para el escritor como para el editor. Cada año se venden copias. Cada año el escritor y el editor reciben dinero.
Haré una pausa aquí para decir que si no crees que los letristas o los novelistas merecen derechos de autor, apaga y vámonos. Para los demás diré que hablo desde el convencimiento de que un creador (p. Ej. un compositor, un novelista) tiene derecho a llevarse beneficios del éxito de su trabajo. Si no estás de acuerdo -si piensas que una vez que el editor extiende un cheque está todo dicho- gracias por haber leído hasta aquí. Hemos acabado.
Si sigues conmigo, hagamos algunas hipótesis. ¿Qué pasaría si los letristas y los novelistas no recibieran derechos de autor?
Sería mucho más difícil hacer carrera en cualquiera de ambas disciplinas.
La mayoría de las canciones no llegan a ser éxitos. Muchas novelas no llegan a ser best-sellers. Los letristas y novelistas sólo crean trabajos nuevos que generan dinero cada tantos años. Los derechos de autor son los que pagan los recibos mientras tanto. Sin los derechos de autor muy poca gente podría permitirse el lujo de escribir canciones o libros para vivir. Estos trabajos se convertirían en aficiones para ricos o patrocinados de los ricos (de hecho, la literatura occidental ha sido escrita en su mayor parte por gente que podía permitirse escribir).

Los derechos de autor permiten que exista la clase media.

Los editores no están interesados en financiar el sueño americano, sino que simplemente quieren libros y canciones para vender al mundo. Tienen un directo y nada altruista interés en mantener los derechos de autor funcionando.

Los derechos de autor favorecen un mayor fondo de talentos.

Sin los derechos de autor habría muy poca gente que pudiera mantener una carrera de letrista o novelista. Habría pocas canciones y libros para publicar. Lo que más le interesa a la industria es mantener a los escritores escribiendo, generando nuevos trabajos para hacer ganar dinero a los editores.

Los derechos residuales son derechos de autor con una salsa especial

Escribir un guión se parece mucho a escribir una canción o una novela. El guionista se devana los sesos para componer una perfecta combinación de frescura y familiaridad, que con un poco de suerte conectará con una parte importante del público previsto. Al igual que las canciones y los libros, muchos guiones no dan un centavo a sus creadores. Libros que permanecen sin editarse, canciones que no se graban, guiones que se quedan sin producir, encerrados para siempre en Courier tamaño 12.
Pero unos pocos lo consiguen. Unos pocos llegan a ser películas.
Y en el proceso de convertir las palabras escritas en entretenimiento rodado se hace algún que otro truco de manos legal. Voy a simplificarlo mucho para hacerlo entendible, pero la versión larga, la más exacta, coincide en la forma con lo que voy a explicar.
Ya escribas una canción, un libro o un guión, estás protegido por el copyright (derecho de copia). Incluso más, tu reconocimiento como Autor del trabajo, que tiene sus importantes implicaciones (pero tremendamente complicadas) en leyes internacionales, incluyendo ciertos derechos creativos inalienables. Cuando los estudios de cine leen tu guión y deciden que les gustaría convertirlo en una película se encuentran con algunas pegas. Dos ejemplos:

1. Como Autor y poseedor del copyright, tienes el control sobre la posibilidad de hacer obras derivadas, como una película. O una secuela. O un videojuego.
2. Alguno de tus derechos creativos inalienables como Autor (p. Ej: “nadie puede mutilar o distorsionar la obra de forma que perjudique el honor o la reputación del autor”) son potenciales pesadillas para una empresa que se va a gastar 100 millones de dólares en una película de distribución mundial.

Así que se llegó a un acuerdo.
Los guionistas venderían la “autoría” de sus guiones a los estudios, y permitirían que se les clasificara como empleados. Los trabajos originales se convertirían en trabajos hechos por encargo.
A cambio los guionistas recibirían una gran cantidad de beneficios y coberturas del Writers Guild of America (el WGA), que es un sindicato que sólo puede representar a empleados.
El WGA también cobraría los derechos de autor en nombre de los guionistas. Los derechos de autor se pasaron a llamar “derechos residuales” ya que sólo los “autores” pueden cobrar derechos de autor.
Si esto te parece una chapuza no eres el único. Es torpe, incompetente y raro. No se parece en nada a lo que sucede con los escritores, incluso pensando que guionizar y escribir libros son parientes cercanos.
He descrito el proceso en el supuesto de un guionista trabajando en su propio guión original, pero básicamente se realiza el mismo proceso en las adaptaciones o en los programas de televisión. Los guionistas de plantilla firman contratos que realizan llaves de judo legales que hacen sus palabras propiedad de la empresa.
A cambio, para una mayor garantía de pago (“mínimos”), los derechos residuales no se acumulan en la primera ventana de exhibición del trabajo (estreno en cines para una película, primera emisión para un programa de televisión), sino bastante tiempo después, sobre todo cuando sale en vídeo.
De todo esto va la presente huelga del WGA: las tasas de derechos residuales para vídeo y especialmente para trabajos distribuidos a través de Internet.
Os habréis dado cuenta de que los estudios no hablan de eliminar todos los derechos residuales. Incluso en una de sus primeras propuestas para “beneficios basados en derechos residuales” reconocían que los guionistas eran los propietarios de los mismos. Sin algunos de los tipos de derechos residuales la farsa de la transferencia de autoría dejaría de ser beneficiosa para ambas partes.
Aun diría más, sospecho que los sabios miembros de la industria del entretenimiento se han dado cuenta de algo que los editores hace tiempo que entendieron: te interesa tener muchos guionistas a mano. Nunca sabes quien va a crear el próximo Mujeres Desesperadas.
Los derechos residuales son como los fondos de investigación y desarrollo para la industria.

¿Por qué no se reciben derechos residuales por las viejas hojas de cálculo?

Volviendo a mi amigo Jeff veamos por que las hojas de cálculo que hizo en 2003 no generan derechos residuales.
Cuando las hizo para su jefe él era un empleado de la empresa. Con el copyright en la mano lo único que hizo para ellos fue un trabajo por encargo. Es de ellos sin ningún tipo de duda.
Cuando un guionista escribe un guión transfiere todos los derechos de autoría a la compañía. A cambio de estos derechos creativos y legales el guionista recibe un anticipo y derechos de autor (los llamados derechos residuales).
(…)

¿Por qué los técnicos de iluminación no reciben derechos residuales?

Mientras el proceso de hacer una película empieza con el guionista acaba implicando a docenas –a veces cientos– de profesionales, desde maquinistas a técnicos de iluminación, de directores artísticos a conductores de camión. La mayoría de la gente que trabaja en una película no recibe derechos residuales. ¿Es esto justo? Después de todo, esta gente trabaja durante horas, a veces en condiciones realmente difíciles, y hacen una gran contribución a la película acabada. ¿Por qué no reciben derechos residuales?
Porque los derechos residuales son derechos de autor que se pagan al autor. No son una paga extra. Son una garantía de pago para el guionista a cambio de entregar el copyright y sus derechos sobre la autoría.
(…)

¿Cómo explicarle esto a tu colega Brooks?

Un resumen, en caso de que necesites explicárselo a tu amigo que culpa a los “avaros guionistas” de que The Daily Show sea una reposición:
• Los escritores reciben derechos de autor: de los libros, de las canciones, de los trabajos literarios.
• Por razones legales los estudios quieren ser considerados como el “autor” de una película. Así que los guionistas transfieren la “autoría” a los estudios a cambio de un puñado de derechos y derechos residuales.
• Los estudios y el WGA no se ponen de acuerdo sobre los porcentajes que son justos para los trabajos distribuidos en Internet.
• Desde que Internet está sustituyendo a los DVDs un mal porcentaje sería sinónimo de un recorte en los pagos para los guionistas.
• Por eso hay una huelga.

Gracias por leerlo. Siéntete libre de distribuirlo.

martes, 13 de noviembre de 2007

Lo que cuestan las cosas

Actualización/aclaración. Este no es el blog de Grojo, sino el de David Muñoz. ¡Pensé que estaba claro con la cabecera, pero parece que no! El texto que he pegado es uno que Grojo ha estado mandando a varias páginas web.

Hola,

Estamos a punto de estrenar una película, LA LUNA EN BOTELLA, y nos hemos encontrado con las dificultades típicas de la falta de presupuesto para la promoción. Con el inminente cierre de Sogecine (50% de la producción de la película, junto con Ikiru Films), la peli se ha quedado huérfana de distribución y saldrá con muy pocas copias y sin apenas promoción.

Yo soy Grojo, director y guionista de la peli, y mi reto es que el mayor número de gente pinche y vea el trailer que hemos colgado en YouTube. Es fácil, es gratis, y es la única manera que tenemos ahora mismo de movernos. Si superamos las 250.000 visitas, seríamos el trailer español más visto de la historia de YouTube. ¿Para qué? Para hacer ruido, para que la peli suene, para que se vea y sea el público el que decida si ha merecido la pena. Y para eso necesito tu ayuda. El poder de la red se ha demostrado innumerables veces, pero casi siempre en Estados Unidos. Sería interesante comprobar cómo funciona la blogosfera española ante una situación viral de este tipo. No se ha hecho nunca. Por eso mola.

Pero antes querrás saber más de la LUNA.

LA LUNA EN BOTELLA es mi primera película, y tengo la suerte de haber trabajado con actores como Edu Soto, Bárbara Goenaga, Dominique Pinon, Leigh Zimmerman, Pep Jové, Paco Algora y Federico Luppi. La banda sonora es de René Dupéré, compositor de la música del Cirque du Soleil, y el póster lo está haciendo Dave McKean (Sandman). La peli se estrena el próximo 16 de noviembre de 2007.

LA LUNA EN BOTELLA es un cuento coral de personajes que intentan conseguir lo imposible, y dicen NO a sus vidas, lo que puede resultar tan difícil como meter la luna en una botella. Pero el que lo intente, como dice uno de los personajes en la película, será un valiente, no un loco.

Grojo

Para leer

Un artículo de lectura obligada para cualquier guionista. Yo al menos he aprendido leyéndolo varias cosas que no sabía. La traducción del título es (más o menos), "porqué los guionistas se llevan un porcentaje del dinero que el productor gana explotando su trabajo" (o sea, lo que los americanos llaman "residuals" y que ahora mismo no sé cómo traducir exactamente a español con una sola palabra, porque "derechos de autor" tampoco son exactamente). La pena es que está en inglés y que voy tan pillado con el trabajo que no tengo tiempo para traducirlo. A ver si dentro de unos días encuentro un rato para hacerlo.

sábado, 10 de noviembre de 2007

La huelga

Lo que hay pegado ahí abajo es un extracto de una conversación por e-mail que han mantenido varios amigos guionistas. Estoy convencido de que estos días se tienen que estar diciendo cosas muy parecidas a estas en muchos otros foros, así que me ha parecido interesante que lo leyerais:

“Me están llamando muchos periodistas por lo de la huelga yanqui. Deberíamos aprovechar este tirón de la cosa americana para intentar hacer algo y meterle caña a los productores, que pasan de nosotros totalmente. Tenemos que copiar a los yanquis, porque allí está todo Dios dejándose los huevos. Y claro, los productores ejecutivos, que son los guionistas están puteando a los productores y dicen que ya no escriben más y que ni editan los guiones, ni corrigen, ni ná de ná.O nosotros somos en algún momento capaces de aberrarnos así o no nos comemos una ful”.

“Pues yo creo que es el peor momento para hacer nada. Íbamos a parecer comparsas de los yanquis. Y las comparaciones serían odiosas. Aprovechemos, eso sí, para decirles a los periodistas que nosotros no nos llevamos un duro por la venta de dvds e internet.
Pero una huelga habría que planearla cuidadosamente. Estudiar qué momento del año es el mejor, el que más daño puede hacer. Y centrarla en la TV, que es la verdadera industria audiovisual de este país. Aquí no hay estudios que tuvieran que parar sus pelis por la falta de guiones”.


“Siento tener que introducir la nota pesimista en la conversación. Pero los guionistas de las series españolas nunca van a hacer eso que decís. Nunca.
La principal y enorme diferencia entre los EE.UU. y aquí es que allí hay un sindicato de filiación obligatoria. Si no estás en el sindicato los estudios no te pueden contratar y punto pelota. Y si te saltas la huelga, te arriesgas a quedarte fuera del sindicato y no poder trabajar en ninguna producción mínimamente importante.
Aquí, mientras no haya un sindicato en el que todo Dios tenga que estar afiliado obligatoriamente para trabajar y que obligue a sus miembros a cumplir las resoluciones tomadas por mayoría democrática, no hay nada que hacer”.

“Precisamente porque no tenemos (ni tendremos, porque es ilegal) ese tipo de sindicato en España, cualquier cosa que se haga debe de partir de la iniciativa de un grupo reducido. Unir a todos los guionistas del país es imposible, pero ponerse de acuerdo unos cuantos, no tanto”.

“Hoy le he contado a una periodista que lo de la huelga de guionistas en España ya está en marcha y que es inminente, porque nuestras condiciones laborales aquí son mucho peores en todos los sentidos que las de los colegas americanos. Y la tía se lo ha creído. Luego le he dicho que no, que era broma, que en realidad cobramos una miseria, y no vemos un duro de los dvds que se venden, y que además algunos productores de TV tienen guionistas esclavizados trabajando por mil euros al mes, pero que nunca jamás iremos a ninguna huelga ni montaremos ningún escándalo porque además de seres individualistas sin ningún sentido de lo colectivo, los guionistas españoles somos muy bien mandaos y no nos gusta morder la mano que nos da de comer. Ea”.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Guionistas en huelga

Aquí podéis bajaros en PDF el periódico El Público de hoy con un artículo bastante largo sobre la situación de los guionistas en España, escrito a raíz del interés que ha despertado la huelga que están llevando a cabo nuestros colegas norteamericanos (y gracias, José Antonio, por el link).

La casa de los susurros ya tiene web



Actualización: este link sí que funciona.

Como “extra” del álbum para la web he escrito varias entradas del diario de Marketa, la niña que coprotagoniza el álbum, comentando lo que ocurre en el primer tomo desde su punto de vista. Me he divertido mucho escribiéndolo y tengo intención de seguir con él hasta que salga el segundo álbum.

Tirso


Entrevista con Tirso Cons.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Si yo me pusiera...

Estos días estoy leyendo El mundo, de Juan José Millás. Sí, la del premio Planeta. Como me suelen gustan los libros de Millás, lo habría leído de todas maneras con premio o sin él. Lo único es que esta vez, gracias al Planeta lo estoy leyendo gratis porque, como queremos entrevistarle en NST, la editorial nos ha mandado un ejemplar a la redacción. Aún no lo he terminado, pero de momento me parece una de sus mejores novelas, o por lo menos una de las más interesantes para los que llevamos leyéndole muchos años, ya que se trata de un relato autobiográfico que arroja una cierta luz sobre los porqués de algunos de los momentos que más me han fascinado de sus historias (dato que hace más increíble que todavía se siga haciendo creer que el Planeta es un concurso en el que los textos se presentan de forma anónima para que sean valorados únicamente por su calidad literaria y no por la reputación de su autor). En fin, por lo menos este año se lo han dado a un escritor que se lo merece. Y si he copiado el siguiente fragmento es porque precisamente tuve una conversación similar (no sobre libros, claro, sino sobre guiones) hace unos días. Estoy seguro de que muchos otros guionistas, escritores -y supongo que cualquiera que se dedique a una profesión creativa-, ha vivido una situación semejante alguna vez:

“(…) Había leído mis novelas, a las que se refirió como si no hubieran logrado estar a la altura de ella como lectora. No lo dijo de un modo brutal, pero sí de un modo claro. Tal como lo entendí, le parecían dos novelas bienintencionadas, pero pequeño-burguesas, sin ambiciones formales, sin instinto de cambio. Advertí que también ella había imaginado en más de una ocasión un encuentro como el que estábamos protagonizando y para el que tenía preparado un discurso demoledor. Comprendí también que ahora creía en la crítica literaria como en otras épocas había creído en Dios o en la lucha de clases. Yo regresaba a Madrid al día siguiente, quizá no nos volviéramos a ver en otros doce o trece años, de modo que podía haber dicho cuatro cosas amables sobre mis libros y aquí paz y después gloria, pero parecía dominada aún por una necesidad feroz de hacerme daño. Tuve la impresión de que al escribir y publicar con cierto éxito aquellas dos novelas pequeño-burguesas, poco ambiciosas formalmente, etcétera, había alterado de forma intolerable el orden de un escalafón imaginario (todos lo son) en el que María José, hasta que mis libros irrumpieran en las librerías, había ocupado uno de los primeros puestos. Le pregunté si escribía y dejó entrever que sí, aunque lo hacía para un lector todavía inexistente, por lo que no podía ni soñar en encontrar editor. Mientras la Historia alumbraba a aquel lector superior, y para colaborar a su advenimiento, habría decidido dedicarse a la crítica literaria”.

Juan José Millás. El mundo. Editorial Planeta 2007.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Un anuncio


El anuncio a toda página de Le manoir des Murmures que ha aparecido publicado en el último número de la revista Canal BD Magazine.

martes, 30 de octubre de 2007

Los Totenwackers


El próximo viernes se estrena Los Totenwackers, película de la que soy coargumentista junto a Antonio Trashorras. Hasta pocas semanas antes del rodaje parecía que se iba a utilizar el guión que habíamos escrito nosotros, pero en el último momento el director decidió reescribirlo y al final de nuestro guión ha quedado bastante poco. Aunque son nuestros personajes (y no todos) y la historia es más o menos parecida a la de la versión que le vendimos a la productora, solo hay un par de escenas (la llegada a la casa y la primera aparición fantasmal) que se parecen realmente a las que escribimos. Supongo que así es como se sienten todos esos escritores a los que compran los derechos de una de sus novelas para adaptarlas al cine. La película se da un aire a la que nosotros habíamos imaginado, pero solo un aire. De todos modos, como ya hablé de lo que pasó en algún post anterior, no me voy a extender más ahora sobre el tema. Para más información, aquí.

Y está es la crítica de El País.

viernes, 26 de octubre de 2007

Este año escribes tu novela


This Year You Write Your Novel del escritor Walter Mosley es uno de los mejores libros que he leído sobre el oficio de escribir. Y también uno de los más cortos. Sólo tiene 103 páginas (y además pequeñas y escritas con un tipo de letra bastante grandota), pero cada una de ellas está llena de consejos realmente útiles, de esos que no suelen leerse en otros manuales de escritura, que a veces parecen más preocupados en formar críticos que escritores (o guionistas, porque la mayor parte de las cosas que dice Mosley pueden aplicarse a la escritura de guiones, y por eso lo menciono aquí). Yo lo compré a través de Amazon porque lo recomendaba el guionista Steven Grant en uno de sus casi siempre excelentes artículos semanales para Comic Book Resources. Pensé “si lo recomienda un guionista veterano debe merecer la pena”. Y así es. Aunque si ya llevas mucho tiempo escribiendo (se trata de un libro enfocado especialmente a gente que aún no ha escrito nada), probablemente no vas a descubrir nada que no sepas ya, a mí me ha resultado una lectura muy estimulante, sobre todo porque es la primera vez que veo escritas muchas de esas verdades como puños que normalmente uno solo acaba aprendiendo a base de equivocarse. Como esta, por Ej:

“Lo único que importa es que escribas, escribas, escribas. No tienes porque escribir algo bueno. De hecho, casi todas las primeras versiones son muy malas. Lo que importa es que pongas las palabras sobre el papel o en la pantalla; o en la grabadora, si trabajas así. (…) A la mañana siguiente leo lo que escribí el día anterior, haciendo solo cambios muy superficiales, y entonces sigo adelante. Esto es todo lo que tienes que hacer. Sentarte una vez al día con la novela, y comenzar a trabajar sin sentido crítico, sin tener expectativas debilitadoras, sin la necesidad de contemplar tus palabras como si ya estuvieran impresas y encuadernadas.
El comienzo es solo un borrador. Los borradores son imperfectos por definición”.

Yo llevo tiempo haciendo lo mismo con las primeras versiones de los guiones. Escribo sin agobios, dejándome llevar (aunque siempre lo hago sobre una escaleta previa), y todo lo rápido que puedo, sabiendo que ya habrá tiempo más tarde para corregir y mejorarlo todo. Y es la única manera que he encontrado para evitar bloquearme. Porque obsesionarse con que cada escena sea perfecta en la primera versión del guión es la mejor manera de no terminarlo nunca.

martes, 23 de octubre de 2007

La portada



Hubiera preferido enseñarla cuando salga el álbum, pero como Entrecomics la ha colgado ya, no tiene mucho sentido seguir esperando.
Esta es la portada del tomo 1 de Le Manoir des Murmures, la serie de cómic que estoy escribiendo para la editorial francesa Les Humanoïdes Associés. En Francia sale a la venta el 14 de Noviembre y todavía no sé si alguien se animará a editarlo por aquí.
Yo estoy muy contento con el resultado. Además, trabajar con el equipo tan cojonudo que forman Tirso Cons (dibujante), Javi Montes (colorista) y Félix Ruiz (rotulista) ha sido una de las experiencias más gratificantes que he tenido en mi carrera como guionista.
Actualización: Aquí pueden verse varias páginas del álbum.

lunes, 22 de octubre de 2007

De mierda nada

Hoy me ha comentado un amigo que ha leído un artículo en un periódico de provincias con el siguiente titular (o muy parecido): “El guionista de Quart dice que la serie era una mierda”. Luego, parece ser que se citaban varias frases sacadas de algunos de los post que he escrito en este blog.
¡Me he quedado helado! Vamos a ver, una cosa es que piense que el primer episodio de la serie podía haber sido mejor, y otra muy distinta que crea que Quart es “una mierda”. Además, aunque lo fuera (que no lo es) decirlo sería de idiotas, porque teniendo en cuenta que he participado en la escritura de todos los capítulos, equivaldría a decir que mi trabajo ha sido una mierda.
La verdad es que no sé porqué me extraña que pasen estas cosas. Con tal de conseguir un titular llamativo, hay periodistas que son especialistas en distorsionar y sacar fuera de contexto cualquier declaración.
De todas maneras, por si acaso hay algún otro periodista del mismo estilo leyendo este blog, y aunque ya lo he dicho varias veces... lo repito: estoy muy orgulloso de la serie que hemos hecho. ¿Qué no pienso que es perfecta? Pues no. ¿Pero qué serie (o película, o novela, o lo que sea) lo es? Y menos mal que no lo son, porque si no lo tendríamos todo hecho ya. Menudo aburrimiento, ¿no? Afortunadamente, los guionistas siempre creemos que el siguiente proyecto va a ser mejor (porque de algo tiene que servirnos lo que hemos aprendido en el anterior), y eso es lo que nos anima a seguir adelante incluso cuando las cosas no salen como hubiéramos querido.

Actualización: acabo de ver la “noticia” en cuestión. Para empezar, no me cabe en la cabeza como un comentario en un blog puede acabar adquiriendo categoría de noticia, pero es que además, sacada fuera de contexto, la frase es demoledora. Como lo sería cualquier otra extraída a mala leche de otros blogs de guionistas cuando hablan de su trabajo (somos así, nos gusta fustigarnos). En fin, poco más puedo hacer que escribir esto, y volver a reiterar, que, como dice el título que le he puesto a este post… de mierda nada.
Aunque hay otra cosa que me preocupa, y es que estamos tan acostumbrados a que todo lo que nos llegue sea publicidad disfrazada de información, a que todo lo que se publique sean comentarios elogiosos (tengan o no que ver con la realidad), que un comentario como el mío, ligeramente autocrítico… ¡es noticia! Es de locos.

viernes, 19 de octubre de 2007

Momento raro, raro...


He comprado la caja de DVD en un quiosco en vez de en una tienda porque me hacía gracia tener el cartón (con ese lema: “elegido para resolver los misterios más oscuros de la iglesia”…).
Como ya se ha comentado aquí varias veces, la publicidad de la caja es algo engañosa, porque aunque incluye los seis episodios de Quart que llegaron a grabarse, con lo que en cierta manera sí que es “la serie completa”, la trama general de la primera temporada (lo que los guionistas llamamos “trama arco”) estaba pensada para terminar en el capítulo 13.
En fin... al menos cada capítulo cuenta una historia autonclusiva (la investigación que lleva a cabo Quart), con lo que espero que quienes compren el DVD no se sientan del todo decepcionados al llegar al seis y descubrir que la serie no acaba.
Y mientras tanto, los guionistas seguimos sin llevarnos un duro por la venta de los DVD de nuestro trabajo.

lunes, 15 de octubre de 2007

Esas difíciles adaptaciones

“Me han dicho varias veces que En picado sería una buena película. Es verdad que en los primeros capítulos hay cuatro personas en un tejado, y que se podría hacer que eso quedara bastante guay en la pantalla. Pero después de eso, hay muchos problemas que DV [el guionista] tendría que resolver. En la novela hay cuatro puntos de vista, cuatro voces diferentes; no puedes rodar eso. Buena parte del libro cuenta qué ha pasado antes de que comience la historia, con los personajes explicando cómo llegaron a su situación actual; tampoco puedes rodar eso, no sin acabar recurriendo a un uso excesivo, torpe, de los flashbacks. La mayor parte de la acción ocurre en habitaciones (una de las escenas más importantes ocurre en el sótano de un Starbucks).
(Nota a aspirantes a novelistas: si realmente queréis ganar dinero en Hollywood, ubicad todas vuestras escenas importantes en la cima de una montaña, o en el fondo del mar, o incluso en el bajo del Starbucks, en algún lugar con ventanas)".

El escritor Nick Hornby, en su blog.

domingo, 14 de octubre de 2007

Ascensores


Ayer me pasé por la grabación de Ascensores, una serie de sketches coproducida por Paramount Comedy que comenzará a emitirse muy pronto en el canal. La idea tiene puntos en común con Camera Café, aunque en vez de con un solo escenario, Ascensores cuenta con tres. Mi relación con el proyecto ha sido un tanto inusual (al menos para mi, es la primera vez que hago un trabajo así en una serie de la que no soy también guionista), ya que he formado parte del equipo que se ha encargado de darles una última pasada a los guiones antes de la grabación. Y hay que ver lo difícil que es encontrar buenos remates. Probablemente sea lo más difícil en comedia, conseguir terminar en alto.

viernes, 12 de octubre de 2007

Sordo, en proceso


Rayco Pulido sigue trabajando en Sordo, un álbum con guión mío que editará Edicions de Ponent a principios del año que viene. Lo que he escaneado son un par de hojas de la copia del guión que está utilizando Rayco, sobre las que, como podéis ver, va abocetando las páginas y anotando las ideas que le sugiere la historia (y donde además dibuja todo lo que se le pasa por la cabeza. Porque yo juraría que ese de la derecha es el primo garrulo de Matt Murdock...).

sábado, 6 de octubre de 2007

Asi (no) se hizo Salir pitando



El guionista Juan Cavestany me envía este texto:

Soy el guionista de “Salir pitando” junto con su director, Álvaro Fernández Armero, y lo ocurrido con el guión, desarrollo y estreno de esta película creo que merece la pena contarse. Antes de nada, advierto que esta historia es simplemente algo que me apetecía contar para quien le interese conocer una bonita historia sobre nuestro oficio. No es una queja plañidera: quejarme en este oficio es de las cosas que más odio y trato de evitar.

A principios del año 2005, me llamó Álvaro Fernández Armero para decirme que iba a dirigir una película para Morena Films y Tele 5 y quería coescribirla conmigo. El mismo día recibí una llamada también de las productoras en el mismo sentido. Me reuní con Álvaro y le dije: “Me interesa escribir una peli contigo si las productoras nos dejan escribir el guión que nos apetezca sobre el tema que nos salga de las narices. Creo que sólo desde esta libertad nos puede salir algo bueno.” Álvaro me dijo que él pensaba lo mismo, por lo tanto fuimos con ese mensaje a las productoras y nos dieron carta blanca, o luz verde, no sé, una de las dos.

Así que Álvaro y yo empezamos a escribir sin la menor indicación de nadie sobre el tema o la orientación de la película. En nuestras primeras reuniones salían conceptos como el de road movie y que tenía que ser una comedia “no-de-pedos”. Me cuesta decir que queríamos escribir una “comedia inteligente”, aunque ese era en realidad nuestro objetivo, lo cierto es que en público me vale con decir que no queríamos hacer una “comedia gamberra” (¡arg!).

El primer tratamiento que hicimos iba sobre un hombre divorciado que llevaba a su hijo a una localidad playera para que pasara el verano con su madre, y a la vuelta, este protagonista recogía en un bar a un tipo que estaba haciendo auto-stop y juntos se iban en coche por la carretera, hablando e improvisando sobre la marcha hasta acabar jugando en el Campeonato de España de Billar Bola Ocho. Los personajes se llamaban Gustavo y Rafa.

Hubo más de una variación en esa línea. Con eso quiero decir que ni siquiera el fútbol estaba presente en la génesis de la historia, mientras que sí había una idea de viaje, y un personaje llamado Rafa.

A lo largo de varias versiones de esta idea surgieron importantes conceptos centrales que queríamos abordar Álvaro y yo. El principal creo que era la idea de tener 40 años y tener miedo en la vida, concepto enunciado claramente por Álvaro. Y entonces nos dimos cuenta que nuestro armazón no era lo bastante sólido como para narrar un tema de esa ambición. Que se nos quedaba corto lo del auto-stop y el campeonato de billar.

Decidimos hacer que los protagonistas de nuestra película fueran otra cosa, ¿qué podían ser? Pues al final decidimos que fueran árbitros (un árbitro y un linier, concretamente). El árbitro nos parecía un personaje tragicómico muy nuestro, muy español, y además era ideal para una tragicomedia que podíamos conducir hacia la épica (una épica que Álvaro se encargaría de llevar al sumum al rodar el partido del final de la película).

Total que, ilusionados con esto, parimos una enésima versión del guión. Por lo general, escribíamos y nos corregíamos mutuamente, como se suele hacer en estos casos. Yo dialogaba bastante, quiero decir que escribía bastantes diálogos, y concretamente me salió un diálogo hacia el final de la película, durante el partido de fútbol en cuestión, en el cual el protagonista (que a estas alturas se llamaba ya José Luis) le gritaba a su amigo linier: “¡No me jodas, Rafa!”

Cuando Álvaro leyó esta parte, esbozó una leve sonrisa, y como comentario de pasada me dijo: “Ah, esto lo has puesto por lo del partido aquel.” Y yo contesté: “¿Qué partido?”

Soy la persona más inculta futbolísticamente que hay en España, cosa que me da vergüenza reconocer pues me gustaría saber algo más de fútbol y sobre todo me gustaría no quedarme fuera de tantas conversaciones, pues ya me quedo habitualmente fuera de muchas, y esta carencia no hace sino empeorar la situación.

Yo no sabía nada de ningún árbitro que hubiera gritado esa frase, ni mucho menos que aquella anécdota se hubiera hecho famosa. A Álvaro le pareció gracioso sin más (tanto la frase en el guión como mi ignorancia al respecto), lo dejamos pasar y seguimos hablando de cuestiones seguramente más importantes.

Otra cuestión que entonces nos parecía importante era que no se supiera que los protagonistas eran árbitros hasta el segundo acto de la película. Así era sobre el papel: se presentaba a los personajes y no se sabía a dónde iban hasta bien avanzada la trama. Puede que fuera una ingenuidad (y de hecho a esa conclusión llegamos por nuestra cuenta, avanzando bastante esta revelación en una de las últimas versiones del guión), pero lo señalo simplemente como dato a tener en cuenta sobre lo que era la génesis y los objetivos de nuestra historia.

Para este momento, el triángulo financiero de la película ya se completaba con la productora y distribuidora Sony Pictures. La presencia de Sony Pictures aportaba gran entusiasmo y perspectivas para la película.

Lo que no veíamos venir es que para Sony, nuestra película era una película de cachondeo para consumo masivo sin pretensiones ni expectativas. Era una “comedia gamberra” (¡arg!). Como prueba máxima de esta visión, Sony dijo que la película tenía que llamarse “Rafa, no me jodas.”

Esto nos provocó a Álvaro y a mí un grave ataque de ansiedad, más grave aún en el caso de Álvaro pues estaba a punto de empezar a rodar y tenía que enfrentarse cara a cara con los productores.

Nuestro guión había empezado con el título de “Intermitentes”, y luego cuando se convirtió en la historia de dos árbitros lo llamamos “Un pitido constante” (porque el protagonista además padecía –y padece- un molesto pitido en el oído). Para Sony, estos dos títulos eran demasiado “intelectuales”, demasiado “de autor”. No aptos para sus planes. Estaban seguros que con “Rafa no me jodas” iban a dar la gran campanada. Arg.

Nos decían que nosotros a lo mejor sabíamos de escribir guiones, pero no de vender películas. Que los expertos en márketing eran ellos. Pero a pesar de que una distribuidora tan poderosa tiene la capacidad de decidir incluso el título y la imagen de una película, hay un factor que está por encima y que es la integridad moral del autor, o autores en este caso. Con la ayuda de nuestra abogada dijimos que “Rafa no me jodas” era un título intolerable.

Sony nos pidió que propusiéramos alternativas. Pensamos en “Pérez”, pero por supuesto también era demasiado “de autor”. Además menos mal que no llegó a usarse porque al poco tiempo se estrenó la película del Ratón Pérez, que para más inri era (y es) el apellido de nuestro protagonista, por mucho que le pese a algún crítico que, de haberse dedicado a escribir guiones o a tener autoridad sobre los guiones de otros, no habría permitido que este detalle superara su inefable “control de calidad”.

Pero en fin, prosigamos. Muy pronto nos dimos cuenta Álvaro y yo de que sólo iban a aceptar un título que estuviera en “su terreno”, que jamás aceptarían un título de los que a nosotros nos podría gustar. De manera que, eligiendo el menos malo de los posibles males, y cerrando los ojos, lanzamos al aire la propuesta de “Salir pitando”, que efectivamente les gustó mucho. Y aún así, desplegaron todo su poderío para que “Rafa no me jodas” fuera un leit motiv ubicuo pegado al título de la película y a su campaña promocional por los tiempos de los tiempos.

Un título, una campaña, una imagen en definitiva, elaborada sobre aquella bonita máxima de que “nadie se ha arruinado nunca minusvalorando el gusto del público”, o dicho de otra manera: hecha sobre la base de que el público es idiota y el sábado por la noche en el multisalas igual se equivoca y se mete en nuestra película.

La gente, sin embargo, es mucho más lista que eso. Ve venir este tipo de jugadas a kilómetros de distancia.

Álvaro y yo intentamos pelear, dentro de nuestras limitadísimas limitaciones a estas alturas, alegando que nuestra película no era para el consumo masivo de chavales buscando cachondeo, que no era de mocos y pedorretas. Les pedimos que vieran y apostaran por la película mucho más pequeña y "adulta" que humildemente queríamos hacer. Pero fue inútil.

Todavía las cifras no han confirmado si el público ha caído en esta trampa. Lo que sí sabemos es que la crítica, o algunos críticos, sí han caído en ella. Según los críticos, esta película se generó en a partir de la anécdota de “Rafa no me jodas” (cuyo autor es un árbitro cuyo nombre todavía yo ni sé), eso para la crítica es una verdad informativa de las buenas, buenas de verdad.

Además, no se sabe si paralelamente o cómo, “Salir pitando” es, según la realidad que Álvaro y yo hemos conocido gracias a la inestimable ayuda de la crítica, una película en la misma línea de “Días de fútbol” o “El penalti más largo del mundo.” Cintas muy respetables ambas, pero acerca de las cuales yo me preguntaría qué tienen en común con “Salir pitando”, deseo que alguien me haga un razonamiento argumentado de paralelismos o ideas afines. Ah, que en ellas está de un modo u otro el tema del fútbol. Ah, claro. Se trata de ello. Qué gran paralelismo. Qué gran capacidad para el análisis.

Por cierto, ya sabéis que esta semana se estrena “Trece rosas”, esa comedia que aprovecha el tirón de otras comedias como por ejemplo “La vaquilla”. Porque transcurren en la Guerra Civil.

“Salir pitando” es una película sobre dos tipos que se pasan la película hablando y perdiendo aviones, y al final saltan a un campo de fútbol donde arbitran un partido durante siete minutos de metraje de película.

Aparte de otras cosas, tiene dentro una carga de amargura hecha arte por Guillermo Toledo y Javier Gutiérrez, cuyos trabajos sobresalientes, raros de ver, han quedado sepultados bajo el peso extraño de un malentendido provocado a sabiendas por unos, y por la ignorancia de otros.

Pero la película que Álvaro y yo queríamos hacer está dentro de “Salir pitando”. (Con sus defectos, que los tendrá, tampoco trato de decir que somos genios incomprendidos.) Pero ese es nuestro pequeño éxito. Sin acritud, ¿eh

Adiós a Quart

Ahora que ya está claro que no van a grabarse más capítulos de Quart, es inevitable pensar qué podríamos haber hecho para que la serie hubiera gustado más.
Aunque a lo mejor, como sostiene otro guionista de la serie, Carlos Molinero, darle vueltas a este tema es perder el tiempo porque, en realidad, no había nada que hacer. Según él, “hay que asumir que ahora nadie quiere ver las aventuras de un cura investigador, y ya está. Hubiera dado igual que la serie fuera mejor o peor”. Algo similar me dijo días después la productora.
Y puede que tengan razón. Porque una cosa es hacer una buena audiencia con el primer capítulo y que después la serie se desplome (lo que indica que el concepto despertaba curiosidad, aunque luego decepcionara) y otra muy distinta empezar ya directamente mal, como nos ocurrió a nosotros. Así no tienes ni una oportunidad de convencer, y más si a partir del cuarto capítulo, viendo los malos resultados, te “exilian” a las 23:30 de la noche y te cambian de día.

De todas maneras, como soy un tanto obsesivo, no puedo evitar pensar en qué podríamos haber hecho mejor. Y estas son algunas de las conclusiones a las que he llegado (que espero poder aplicar en futuros trabajos):

-Si sabes que tu primer episodio es el más flojo con diferencia de los que has grabado… lo mejor es tirarlo a la basura y grabar otro totalmente distinto. Si no disfrutan con el primero, los espectadores ya no van a estar ahí para el segundo, y mucho menos para el tercero (y Quart, como se ha comentado varias veces en los comentarios de este blog, mejora mucho a partir del segundo capítulo, y más todavía del tercero en adelante; lástima que prácticamente nadie los haya visto).

-Un guión con graves problemas estructurales no se arregla “parcheándolo”. Las reescrituras, a no ser que sean muy radicales, arrastran siempre los problemas iniciales. Un cojo con una muleta sigue siendo un cojo. Aunque gracias a ella consiga caminar, nunca podrá correr.

-En televisión lo que importa es, en primer lugar, la historia, y después, las emociones que transmiten los personajes. Sacrificar legibilidad o intensidad a cambio de una supuesta espectacularidad en la puesta en escena es perder el tiempo. Prácticamente a nadie le importa si has rodado en cine o en vídeo, en decorados o localizaciones naturales, o todas las carreras que te eches con la steadycam. Ya que no contamos con grandes presupuestos, intentemos contar con grandes emociones.

-Plantear una continuación de una novela de éxito en televisión pensando que va a servirte como reclamo, es una ingenuidad. Aunque Quart no ha sido ni mucho menos un éxito, la han visto diez veces más espectadores que lectores tuvo La piel del tambor. Pero lo malo es que muchos de ellos comenzaron a ver la serie con la desagradable sensación de que, a pesar de que estaban ante el capítulo 1, habían pillado la historia empezada.

-Los “puzzles” detectivescos cuanto más sencillos, mejor. Lo que importa no es la complejidad de la investigación (que casi nadie se molesta en seguir con verdadera atención), sino lo que está en juego si esta no llega a buen puerto. Más exactamente, quién tiene algo que perder si las cosas van mal.

La verdad es que los primeros capítulos son muy difíciles. Sabes que te lo juegas todo y sin embargo muchas veces se graban cuando todavía no se tiene demasiado claro qué tipo de serie se tiene entre manos. Además, hay que presentar tantas cosas (los personajes, la trama arco) que no suele quedar mucho espacio para que la historia de ese capítulo "respire". Por eso es bastante habitual que o se descarten enteros (como pasó con el de Heroes, que ahora puede verse en la caja que recopila la primera temporada) o que se remonten incluyendo nuevas secuencias (es el caso de Perdidos). Pero a veces no se sabe reaccionar a tiempo y muchas series con gran potencial nacen heridas de muerte (como le pasó a Josh Whedon y su Firefly, con aquel aburridísimo primer episodio, que tan poco tenía que ver con lo que venía después) e incluso si consiguen sobrevivir no es gracias a su primer episodio sino casi pese a él (recuerdo ahora el horrendo debut de Babylon 5, una serie que luego me interesó mucho).

En fin… qué se le va a hacer. A mí, viendo el último capítulo, que deja todas las tramas abiertas, me ha dado pena no haber podido seguir escribiendo las aventuras de Quart. Porque además de que estoy convencido de que habríamos acabado escribiendo una serie bastante interesante, me produce una sensación extraña dejar a los personajes ahí, congelados (abandonados, en realidad) en un momento en el tiempo, esperando una resolución que nunca va a llegar.

(Y, ya que sé que hay lectores de este blog que han seguido la serie, voy a contar cómo pretendíamos acabar la primera temporada: en el capítulo 12 el ahora cardenal Aguirre y su grupo Iter Ad Deum intentarían matar al Papa durante una visita a Madrid, y, aunque solo conseguirían dejarle en coma, se las arreglarían para que la policía creyera que uno de los culpables era Quart. De esta manera, desprestigiarían también al jefe de Quart, Spada, con lo cuál Aguirre tendría mucho más fácil conseguir su objetivo final: convertirse él mismo en Papa y devolver a la iglesia a un estado preconciliar, empapado de espíritu de cruzada. En cuanto a la trama sentimental, nuestra intención era que Quart se planteara seriamente dejar de ser sacerdote para poder estar con Macarena, y que incluso llegara a decírselo a Spada. Pero, en el último momento, ella elegiría a Sangro y la situación volvería a quedar, por así decirlo, en tablas).

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Fraser



George MacDonald Fraser es conocido sobre todo por ser el autor de la serie de novelas protagonizadas por el amoral Harry Flashman. Yo de momento sólo he leído la primera, pero la he disfrutado tanto que me he animado a comprar The Light´s on at Signspost, el libro autobiográfico de Fraser en el que combina ensayos políticos (bastante reaccionarios) con el relato de su experiencia como guionista de casi una decena de películas (sin contar las que no llegaron a rodarse aunque estuvieron a punto de hacerlo, o aquellas que reescribió en mayor o menor grado sin llegar a ser acreditado). Aunque todavía no lo he acabado, ya en sus 100 primeras páginas tiene capítulos antológicos, como en el que cuenta cómo se hizo realmente Superman II. Por ej. aunque parezca increíble los productores pensaron seriamente que Muhammad Ali podía interpretar a Superman. Para que os hagáis una idea de cómo es el libro, ahí va una página escaneada.

jueves, 20 de septiembre de 2007

“Speedy” Cave.

¿Alguna vez has sufrido el bloqueo de escritor?
Creo que estar bloqueado es sentir una prolongada pérdida de confianza en lo que haces. Y nunca he tenido eso, gracias a Dios. Pero siempre siento como que estoy agotando mis últimos recursos. Escribir canciones es mucho más difícil [que escribir guiones]. Ya he escrito dos guiones, tres, incluyendo Gladiator 2. Una vez arrancas es fácil. Porque en realidad no pienso en la idea. Es un ejercicio académico.

¿Cuánto tardas en escribir un guión?
Me llevó dos semanas escribir el último [Death Of A Ladies’ Man, que será filmado en 2009]. Tres semanas escribir The Proposition. Y Gladiator 2, ja, ja, Gladiator 2 fue muy rápido. Pero no fue muy del agrado [de los productores de la película].

Nick Cave, en el último número de la revista Q.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Se ha ido un maestro



Os copio la noticia que acabo de leer en Internet. Yo tuve la suerte de entrevistar en su casa a Emilio Ruiz poco después del rodaje de El espinazo del diablo (película en la que también colaboró) para un libro que editó el Festival de Cine de Málaga. Y aquella es una de las pocas veces en las que he tenido la sensación de estar ante un verdadero maestro, ante alguien realmente excepcional.
Como director artístico y técnico de efectos especiales, Emilio Ruiz trabajó en muchas películas, pero me gustaría mencionar dos que apenas están apareciendo ahora en las notas de prensa: Dune, y sobre todo, Conan el bárbaro, para la que creó unas maravillosas miniaturas sin las cuales jamás habríamos podido creernos que la película de John Milius transcurría en la era Hyboria y no en España.
La imagen que he escaneado es una página del exhaustivo número que la revista Cinefantastique dedicó en 1982 al rodaje de la película. La foto grande muestra una de sus miniaturas y la pequeña está tomada en su taller.

Fallece el director artístico español Emilio Ruiz del Río
16/09/2007 - 17:43
IBLNEWS, AGENCIAS

Emilio Ruiz del Río, un galardonado director artístico y especialista en efectos especiales que trabajó en películas como "El laberinto del fauno", "Espartaco" y "Doctor Zhivago", falleció a los 84 años, dijo el domingo un hospital madrileño.

El veterano artista español murió el viernes de un paro respiratorio en el hospital San Rafael.

Durante una carrera de más de 60 años, Ruiz del Río trabajó en más de 450 películas en Europa y Estados Unidos, colaborando con directores como Orson Welles ("Mr. Arkadin"), David Lean ("Lawrence de Arabia"), y George Cukor ("Travels with My Aunt").

Ganó tres premios Goya, el máximo galardón cinematográfico español, el más reciente de ellos por "El laberinto del fauno". La cinta de Guillermo del Toro fue nominada para seis Oscar el año pasado y ganó tres, aunque ninguno en la categoría de Ruiz del Río.

En un libro de memorias en 1996, Ruiz del Río escribió que todo lo que había hecho y seguía haciendo en su carrera tenía como propósito aprender.

Ruiz del Río siguió activo hasta el final, trabajando en la película "Luz de domingo", del español José Luis Garci _ una de las tres cintas nominadas la semana pasada por la academia española de cine como candidatas para representar a España en los Oscar.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Guionista de cómic

Me preguntaba Raúl “cómo abrirse camino en esto de los cómics”. Supongo que como guionista, claro. Y la respuesta es muy sencilla: encuentra un dibujante que necesite un guionista y comienza a trabajar con él. Que yo sepa, no hay ninguna editorial que busque únicamente guiones de cómic, a no ser que seas un guionista con el que estén ya trabajando en otro proyecto o que tengas una carrera previa en el medio. Si es así, supongo que sí que se plantearían buscar un dibujante que ilustrara el guión en cuestión. Luego, una vez tengas al dibujante, ya “solo” es cuestión de preparar un proyecto (suele valer con una sinopsis larga y varias páginas acabadas) y comenzar a moverlo por editoriales con la esperanza de que a alguna le resulta interesante.
En el caso de mi álbum para Francia, Le Manoir… fue Tirso Cons, el dibujante, quien me propuso escribir algo para él. Y como Tirso ya estaba trabajando para Humanoides ilustrando otra serie (con lo cuál confiaban plenamente en él) y la primera sinopsis de la historia que mandé gustó mucho, el proyecto fue aprobado rápidamente. A partir de ahí todo ha sido muy fácil. Hace poco he empezado a escribir el guión del segundo álbum de la que en principio será una serie de tres y estoy muy contento con como está quedando el primero.
Pero encontrar un dibujante con el que te entiendas no suele resultar sencillo, y mucho menos encontrar un dibujante que cumpla. Aunque este es mi primer álbum para Francia, no es la primera vez que preparo un proyecto para moverlo por allí. Si no me falla la memoria, esta es la quinta tentativa. Pero solo una de las otras veces el dibujante llegó a terminar las páginas que queríamos incluir en el dossier para la editorial. Y en aquella ocasión, acabamos aparcamos el proyecto porque descubrimos que se iba a publicar un proyecto demasiado parecido al nuestro.

martes, 11 de septiembre de 2007

Acaba de publicarse...


...La carretera, de Cormac McCarthy. A mí me ha impresionado mucho. Su lectura me ha tenido totalmente absorto durante tres días. Intentando explicar qué cuenta sin destripar su argumento, el otro día le dije a un amigo que era una especie de cruce entre Mad Max 2: El guerrero de la carretera , de George Miller y El tiempo del lobo, de Michael Haneke. Cada una a su manera, una obra maestra del cine postapocalíptico. Y creo que no andé muy desencaminado.

jueves, 6 de septiembre de 2007

De rodillas

“(…) Creo que, en mis libros, las cosas llegan a tener graves consecuencias físicas porque la escritura en sí misma es un cuerpo físico y, para aprender, la escritura, como los cuerpos, debe pasar una crisis. Las palabras no son solo conceptos que nos cuentan una idea. Son cosas reales, tan reales como los cuerpos. ¿Cómo aprende un cuerpo? Con golpes duros. Creo que, para cambiar realmente, debemos estar desgarrados. Debemos ponernos de rodillas ante los hechos”.

Tom Spanbauer. Entrevistado en el nº de este mes de la revista Qué leer.

Vuelven los chanantes

Muchachada Nui, muy pronto en la 2.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Escribiendo Quart

Decía JR: A mi me gustaría que contaras un poco como ha sido lo de los guiones de Quart- Has tenido contacto con Arturo Perez Reverte? como fué la idea de hacer una continuación del libro en lugar de adaptarlo? y esas cosas.Vamos si algún dia puedes y quieres.

Pues nada, te contesto. Hace ya unos cuantos años, escribí junto a Antonio Trashorras una adaptación cinematográfica de La piel del tambor por encargo de Tele 5 y Origen. Era una película muy ambiciosa y no se llegó a rodar. Aunque si mal no recuerdo, de haberse hecho, tampoco se habría partido de nuestra versión del guión, sino de una rescrita por unos guionistas norteamericanos. Porque la idea era rodar en inglés con un director de fuera y una estrella internacional como protagonista.
Y, por una de esas extrañas coincidencias que de vez en cuando se dan en la vida, bastante tiempo después me llamaron de la productora Zenit TV para formar parte del equipo de guionistas de Quart, una serie protagonizada por el sacerdote de La piel del tambor. Porque como tú dices, la serie, pese a lo que se ha escrito por ahí, no es una adaptación de la novela. La acción transcurre varios años después de lo que se cuenta en La piel del tambor. Ah, el resto del equipo de guionistas estaba formado por Carlos Portela, Víctor Sierra y Carlos Molinero, aunque los diálogos de uno de los capítulos acabaron siendo escritos por Helio Mira.
En cuanto a Reverte, leyó los primeros guiones y tuvimos un par de reuniones con él (y una conferencia telefónica, ahora que recuerdo) en las que hablamos de lo que le gustaba o no y porqué. La verdad es que una vez llegamos a un entendimiento respecto a las dos o tres cosas que le preocupaban (y con las que además los guionistas estábamos totalmente de acuerdo) nos dejó trabajar a nuestro aire.
Las reuniones con él fueron siempre bastante relajadas y oye, aprendimos cosas. Por Ej… ¡como convertir un terrón de azúcar en un arma! En serio. Yo hay algo que admiro mucho de Reverte: la pasión contagiosa con la que habla de las cosas que le gustan. Pasas media hora con él y dan ganas de ponerse a estudiar historia o de comprar un barco y hacerse a la mar. Sus novelas son como él, o él como sus novelas, no lo sé. No hay impostura.
Luego, el proceso de escritura y de preproducción de la serie no fue nada fácil. Tuvimos un parón porque cambiamos de cadena, eso provocó que tuviéramos que buscar otro protagonista… y bueno, que escribir estos puzzles detectivescos históricos no resulta tampoco nada sencillo. Cuesta mucho hilarlo todo y conseguir que resulte interesante durante 80 páginas (¡por qué no haremos capítulos en España de 50 minutos!).
De todas maneras yo todavía no tengo más que el primer capítulo de la serie en DVD, así que poco te puedo contar sobre cómo ha quedado. Eso sí, por lo poco que he visto, tiene una factura algo más lujosa que la serie española al uso, Roberto Enríquez es Quart y José María Pou compone un villano magnífico.