jueves, 31 de marzo de 2011

2055

Este es un episodio de la serie de televisión en la que estoy trabajando ahora.
Más información, aquí.

lunes, 21 de marzo de 2011

Pues es verdad


“El guionista, en el hipotético caso de que se cobre, es el primero en sacar algo… y ese pequeño detalle hace que al director le interese acabar escribiendo o co-escribiendo, si es que te gustaría en algún futuro alternativo vivir “de esto”. Llámalo intrusismo o supervivencia. Raro es el productor español (dios… juntar esas palabras de hecho suena rarísimo) que no supone alegremente que el director le va a traer una historia, su guión y casi ya de paso la película preparada. Así nos va de bien con tanto “cine de autor”… pero se puede probar”.

La cita es de un texto del director Norberto Ramos del Val que he leído en GUIONISTASVLC, un  nuevo (y muy interesante) blog de guionistas. Y gracias a GuionistasVLC he descubierto otro blog que merece la pena leer. En este caso quien escribe es un productor, Pancho Casal, y de momento ha publicado varias entradas también muy interesantes.  

miércoles, 16 de marzo de 2011

Guionistas perdiendo el tiempo


“Con mucho, el problema más común que afecta a los guionistas que acuden a ver a Michels* es la procrastinación**, que él entiende desde el punto de vista del arquetipo del padre de Jung. “Procrastinan porque no tiene una figura de autoridad externa pidiéndoles que escriban”, dice. “ A menudo le explico al paciente que hay una figura de autoridad ante la que tiene que responder, solo que no es humano. Es el tiempo mismo, que pasa inexorable. Por eso lo llaman Padre Tiempo. Cada vez que procrastinas o pierdes el tiempo, estás desafiando a dicha figura de autoridad”. La procrastinación, dice, es “una forma espuria de inmortalidad”, la manera del ego de afirmar que tiene todo el tiempo del mundo; escribir, por extensión, es una especie de muerte. Él le da a los procrastinadores una herramienta que llama el Uso Arbitrario de un Momento en el Tiempo, que les obliga a sentarse enfrente de sus ordenadores durante un tiempo fijo cada día. “Dices: `me estoy rindiendo al Padre arquetípico, Cronos”, explica. `Me estoy rindiendo  a él porque tiene hegemonía sobre mí. Esa sumisión activa algo dentro de la gente. Dicho de manera sencilla, les obliga a poner el culo en la silla`”.

De este artículo de la revista The New Yorker (en ingles, claro). 

*Michels es Barry Michels, un psicólogo de Los Angeles.

** procrastinar. Según la RAE: (Del lat. procrastinare). 1.tr. Diferir, aplazar.
O sea, la tendencia que tenemos todos a dejar las cosas para mañana y entretenernos con cualquier chorrada que no es necesaria en vez de trabajar (¡como escribir una entrada en este blog!).

viernes, 11 de marzo de 2011

Los extras de "El gran Vázquez"

Entre los extras del DVD de "El gran Vázquez" hay varias escenas suprimidas. Una de ellas transcurre durante la entrega de los premios del VIII Salón del Cómic de Barcelona, en 1990. Y en ella aparece mucha, pero mucha gente que los aficionados al cómic más veteranos reconocerán rápidamente. Me refiero a "gente" interpretada por actores, claro. Por Ej. en el primer fotograma que he subido el de la derecha es el editor Josep Toutain, y en el segundo  quien aparece es Joan Navarro. Y supongo que en el tercero el chaval de la barba es Óscar Aibar, el director de la película, que por entonces se dedicaba a escribir cómics para Toutain.
Creo que ese fue mi primer o segundo Salón del Cómic (en el que por cierto, pasé un ratillo con Vázquez y unos amigos comunes en la cafetería del Salón; y estoy casi seguro que Santiago Segura también estaba por ahí).

martes, 8 de marzo de 2011

Retrato de un desalmado

El desalmado (pero con mucho talento, eso sí) es Manuel Vázquez, el creador de personajes de cómic como Anacleto, agente secreto o Las hermanas Gilda, cuya vida relata con bastante acierto la película “El gran Vázquez”, escrita y dirigida por Óscar Aibar. 


Me la perdí en el cine pero por fin la he visto en DVD y la he disfrutado muchísimo. Santiago Segura está perfecto como Manuel Vázquez;  su historia consigue interesar sin parecer una mera acumulación de sketches, a pesar de que como en la vida de casi todos, la de Vázquez también carece de progresión dramática clara, de “argumento”; los momentos con viñetas animadas (algo que se destacaba negativamente en alguna crítica que leí cuando se estrenó) son más que un mero adorno y sirven para explicar cosas sobre el personaje y sus circunstancias; también funciona el uso ocasional de recursos comiqueros (viñetas, textos de apoyo, etc.; no como en el Hulk de Ang Lee); aunque sea algo difícil de concretar, se nota mucho que es una película hecha con cariño, tanto de parte de Segura como, por supuesto, Aibar, y, lo que más me preocupaba, que al tratarse de una comedia con vocación comercial las aristas del personaje hubieran sido limadas para que cayera mejor, nunca llega a ocurrir. El Vázquez cinematográfico es un hijo de puta. Un tipo que no sabe lo que es la empatía. Resulta simpático y, desde luego, te ríes con él, a veces mucho, y cuando explica sus razones, muchas hasta llegas a compartirlas (algunos de sus diálogos con Peláez, su archienemigo en Bruguera, son antológicos), pero la película deja bastante claro que para ser como Vázquez, aparte de ser un genio, te tienen que importar un carajo los sentimientos de todos los “gilipollas” que se cruzan en tu camino. Entre carcajada y carcajada, recordé una entrevista con el guionista Paul Schrader hablando de Travis Bickle, el protagonista de “Taxi Driver”, la película que escribió para Martin Scorsese, en la que decía algo así como que Travis era interesante para verlo en una película, pero de tener que pasar un rato a solas con él, lo mejor sería llevar una pistola y estar preparado para descerrajarle un par de tiros. Pues algo así me pasa a mí con Vázquez (sin llegar a los disparos, claro). Me encanta verle en el cine (y leerle) pero me alegro de no haber sido uno de los “gilipollas” a los que sableó. Aunque ahora que lo pienso, para ser Vázquez, aparte de ser un bicho, también había que estar dispuesto a pagar el precio de ser Vázquez. Como las buenas comedias negras, "El gran Vázquez" también sabe ser triste y amarga. Y no digo más  para no destriparos la película a los que aún no la hayáis visto y no estéis familiarizados con su biografía.  


La verdad es que para los que fuimos “niños de Bruguera”, está siendo un año estupendo. Con las horas qué pasé de crío fantaseando sobre cómo serían mis ídolos (mis preferidos eran Vázquez, Raf, Martz Schmidt e Ibañez) jamás pensé que llegaría a leer libros como este:


 …cómics como este otro…


 …y claro está, películas como “El gran Vázquez”.