miércoles, 26 de junio de 2013

Una mala concepción



“En muchos cuentos te encuentras con un obstáculo que hay que derribar a machetazos, pero, en general, las historias que hay que llevar a rastras o que son terriblemente difíciles (me refiero a aquella dificultad que se debe a una mala concepción y, por ende, a una construcción defectuosa) nunca fluyen igual de bien en la lectura”.

F. Scott Fitzgerald, del libro “Cartas a mi hija” (Alpha Decay, 2013). He pensando mucho estos días en estas palabras de Fitzgerald. Una historia mal construida, mal pensada, no hay quien la salve. Siempre "fluirá" mal. Es mejor empezar de cero.

miércoles, 19 de junio de 2013

Un guionista llamado F. Scott Fitzgerald



“Ahora, en cuanto termine un cuento, voy a pasar un par de semanas reescribiendo un guión para la Paramount. Pero estoy convencido de que no me va a convertir en el zar de la industria de un día para otro, como pensaba hace diez meses. No pasa nada, bonita, la vida me ha bajado los humos. Zar o no, sobreviviremos. ¡Incluso estaría dispuesto a aceptar el puesto de adjunto al zar!

Ahora en serio, espero estar con un pie dentro y otro fuera de las películas durante el resto de mi vida natural, aunque no es un trabajo que te llene el alma de satisfacciones personales, porque el negocio consiste en contar historias indicadas para niños y sólo resulta interesante hasta cierto punto. Se trata del más importante medio de comunicación humana y es una lástima que tuviera que llegar la censura y actuar así, pero es lo que hay.  Pero… ¡no voy a firmar nunca más un contrato que me obligue a contar solamente historias infantiles durante un año y medio!

En cualquier caso, participo en la nueva película de Madeleine Carroll (…), pero, en fin, el mundo de las películas es muy gris y uno espera ser capaz de trascenderlo algún día”.

F. Scott Fitzgerald, en 1939. De éste libro:




martes, 18 de junio de 2013

Un buen consejo


“Termina tu historia. Acaba lo que estás haciendo. Es increíble la cantidad de escritores que no lo hacen. Se quedan absortos y escriben una gran frase y otra y creen que tienen que seguir haciéndolo hasta conseguir escribir un gran párrafo y que deben repetir eso en cada capítulo.  Eso es irrelevante… solo escribe la trama básica. Puede volver atrás y hacer las cosas que acabo de mencionar pero lo más importante de todo es… termina la historia. Con esa columna vertebral y ese esqueleto literario, puedes descifrar cuál es la estructura de tres actos, cuáles son los personajes y qué obstáculos se interponen en su camino más adelante. Entonces puedes desarrollar el argumento aquí y allí… dónde quieres estar y cuál es la resolución al final. Puedes hacerlo crecer más tarde”.

El escritor Irvine Welsh, de esta entrevista.