viernes, 30 de junio de 2006

Whack!

En el último número de la revista Cinemanía hay una nota en la sección de proyectos diciendo que Los Totenwackers, además de ser un “Harry Potter made in Spain” (que no lo es) tiene un guión firmado por “los artífices de La hora chanante”. Y no. Es cierto que durante más o menos un año y medio, Antonio Trashorras y yo formamos parte del equipo de Chanante como guionistas y realizadores, pero tuvimos que dejarlo cuando Antonio pasó a dirigir Nada que perder y yo a escribir para Noche sin tregua, el “late night” que he acabado dirigiendo. Además, nosotros nos incorporamos a La hora chanante cuando ya era un proyecto consolidado. Los verdaderos artífices del programa son Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, dos titanes del humor, que, a base de talento y cabezonería, han conseguido que un programa tan freak y supuestamente minoritario tenga cada vez más fans. Y entre ellos, por supuesto, nos contamos Antonio y yo. O sea, que ex colaboradores y fans, sí, pero de artífices nada.
Por otra parte, aprovechando que en Cinemanía ya aparece publicada una fotografía de Los Totenwackers, ahí va otra.
(Ah, precisamente al ir a enlazar a esta entrada la página de La hora chanante en Paramount Comedy, he visto que puede descargarse gratuitamente una de las últimas cosas que escribí: un sketch del Dr. Alce sobre la batmanía).

sábado, 24 de junio de 2006

Ígor Medio


Ígor Medio, componente del grupo de folk asturiano Felpeyu, murió anoche en un accidente de coche cerca de Álava junto a otro de los miembros del grupo, Carlos Redondo. Además de músico, Igor era dibujante de cómics, y muy buen dibujante. Le conocí hace 9 años, en las Jornadas de Avilés de las que hablé en un post anterior, y desde entonces hemos compartido muy buenos ratos, casi siempre junto a uno de sus mejores amigos, el también dibujante Javier Rodríguez, con el que trabajó en la serie Love Gun. Hace sólo unos meses nos vimos en Gijón, y nos despedimos con la promesa de vernos cuando se dejara caer por Madrid. Me gustaría ser capaz de escribir un texto más elaborado, pero en estos momentos la cabeza no me da para otra cosa. Sólo os puedo decir que era un tipo muy especial, buena gente y cariñoso, y que sus amigos le echaremos mucho de menos.

jueves, 22 de junio de 2006

HABLANDO CON GUIONISTAS (1)

Cada vez que acabo de dar clase en un taller de escritura de guión, son muchos los alumnos que me dicen que se sienten decepcionados. Por supuesto, me insisten en que conmigo les ha ido bien… y que quienes les han fallado han sido los otros profesores (¡seguro que les cuentan lo mismo a todos!). Pero... ¿qué es exactamente lo que esperaban? ¿a qué se debe esa sensación generalizada de que no se les ha dado lo que querían? Porque aunque es cierto que también hay muchos “cursos timo”, estoy convencido de que la mayoría se montan con la intención de conseguir que los alumnos aprendan todo lo que van a necesitar si deciden intentar convertirse en guionistas profesionales. Para hablar de ello, abriendo de paso nueva sección en el blog, he intercambiado varios e-mails con Carlos Molinero, guionista de series de televisión (Querido Maestro), de películas (Cosas que hacen que la vida valga la pena), director del largo Salvajes y del documental La niebla en las palmeras, y profesor en varios talleres de escritura de guiones. Además, en estos momentos estoy trabajando con él en un proyecto de serie para Antena 3 y en otro de largometraje. De ambos espero poder contar algo más aquí dentro de poco.

DM: Supongo que también te habrá ocurrido a ti. ¿Qué es lo que pasa para que cuando acaban las clases siempre haya tantos alumnos que se quejan porque estas no han cumplido sus expectativas?

CM: Lo que yo noto muchas veces en los talleres es cierto grado de frustración creativa, más que disgusto ante lo que han aprendido. Me temo que la gente piensa que escribir un guión es algo más fácil de lo que realmente es.

DM: Eso es algo que también he notado yo. Es muy diferente pensar en escribir un guión a ponerse delante del ordenador y escribirlo. Antes de comenzar a dedicarse a esto, poca gente se da cuenta de las horas que hay que echar para lograr juntar cien folios medio legibles. Además, incluso cuando se consigue, el proceso puede resultar muy frustrante, mucho más de lo que es por Ej. escribir prosa.

CM: Lo más importante es que el guión no es el final del proceso. Parafraseando a Feyman, llevándomelo al terreno de la escritura cinematográfica, yo diría que el guión es a la literatura, lo que la masturbación es al sexo. En cualquier curso de escritura creativa de otro tipo lo que obtenemos al final es algo definitivo.
Ahí somos los dioses que manejamos la herramienta del lenguaje como nos da la gana y es algo plenamente satisfactorio. El guión es sólo un paso intermedio para que venga alguien después y utilice las herramientas cinematográficas para dar vida a nuestros personajes. Es un camino intermedio, algo inacabado. Además en la mayoría de los talleres casi nunca se llega a la fase de escritura
de diálogos. El trabajo duro, que es el verdadero curro del guión, es construir la escaleta. Y ese es un proceso que exige mucha creatividad, pero también mucho esfuerzo intelectual.

DM: Pensar la historia, imaginarla a rasgos generales, es mucho más divertido y menos exigente que transformarla en “cine”, preocupándose de que por Ej. tenga tres actos bien construidos y de que tenga una duración más o menos estándar. Tú mismo me decías hace poco que cuando empiezan a faltar los alumnos en un taller que das desde hace varios años, es precisamente cuando comenzáis a escaletar el guión.

CM: Escaletar es como resolver un problema de matemáticas que te ha
puesto un profesor esquizofrénico. Ante ese curro de estructurar la peli, de escribir y reescribir la escaleta, los alumnos se agotan, ven que es un trabajo lento y pesado que no llega a ningún sitio, que no se puede enseñar con orgullo.

DM: Antes de empezar a escaletar, en las clases teóricas, los alumnos tienen la sensación de que están aprendiendo, aunque sea sólo porque están familiarizándose con conceptos que no conocían antes. Pero en realidad, la teoría básica que hace falta “saber” para escribir un guión se acaba pronto, lo complicado es ponerla en práctica. Encima es algo que resulta tremendamente laborioso. Y lo peor es que, por muchos años que lleves escribiendo, nunca resulta fácil. ¿Crees que se puede hacer algo para evitar que casi siempre se llegue al mismo punto en los talleres?

CM: Yo intento al principio de los talleres dejar claras algunas cosas para preparar a la gente ante el proceso de escribir un guión. Todos vemos fallos en los guiones fácilmente y eso nos hace creer que somos muy listos. Gran error. Todos reconocemos una buena réplica y eso nos hace pensar que podríamos escribirla.
Gran error.
A mí me parece que en esto de las clases de guión hay que ir en plan Ralph Macchio en Karate Kid. Dar cera y pulir cera, sin esperar resultados inmediatos. Aunque como lo de escribir guiones no es algo cinematográfico, puede que tras haber estado limpiando la casa de Pat Morita tres meses, llegue la pelea final y
el malo de turno te ponga la cara como un pan.

DM: Si a algo tiene que aprender el guionista es a convivir con el fracaso… muchas veces, las cosas no salen a la primera, y otras, no salen nunca.

CM: Eso es algo fundamental que hay que enseñar en un taller. Meter la pata es normal, fracasar es el principio para poder arreglar y escribirse cuatro o cinco versiones de un guión es lo habitual. Y no me enrollo más, que tengo que pegarme con una escaleta.(Dal cela, pulil cela).

viernes, 16 de junio de 2006

Superman

Nunca he sido muy de pedir dibujos en los salones del cómic. Ni siquiera cuando era chaval. Pero allá por 1997, en las Jornadas del Cómic de Avilés, me dio por pedirles bocetos de Superman a un grupo de amigos dibujantes. Si mal no recuerdo, varios estaban allí intentando hacer contactos que les permitieran trabajar para alguna de las dos grandes editoriales norteamericanas de cómics de superhéroes, Marvel o DC. Por entonces casi ninguno había dibujado más de unas cuantas historietas, pero poco más tarde todos acabaron convirtiéndose en nombres conocidos para los lectores de cómic. Germán García se ocupó de los lápices de X-Men y, curiosamente, Superman, antes de dejar los tebeos hace ya algunos años, Álvaro López está entintando en estos momentos la nueva etapa del Doctor Extraño que dibuja Marcos Martín (a quién conocí aquel año en Avilés; fue allí donde empezamos a hablar de Houdini), Javier Pulido ha ilustrado recientemente la serie Human Target, y Javier Rodríguez, además de tener varios álbumes publicados, uno de ellos con guión mío, Miedo, trabaja habitualmente como colorista para DC.
Ahora que se acerca el estreno del nuevo Superman, me acordé de estos dibujos y pensé que tendría gracia compartirlos con vosotros.
Y sí, soy un fan de Superman. La "culpa" es de las dos primeras películas protagonizadas por Christopher Reeve. A pesar de las horrendas secuelas, de años de malos tebeos (también de buenos, pero han sido los menos), y de tantas aburridas series de televisión protagonizadas por el hombre de acero -o más bien de tipos que intentaban con escaso éxito hacerse pasar por él-, la primera vez que vi el trailer de la nueva película de Bryan Singer se me pusieron los pelos de punta. Especialmente cuando sonaron los primeros acordes del tema clásico de John Williams. Espero (¡deseo!) no llevarme una decepción. De momento, si este Superman tuviera unos añitos más y llevara la insignia amarilla en la capa, sería casi perfecto.
Ah, el orden de los dibujos, de arriba abajo, es el siguiente: Javier Rodríguez, Javier Pulido, Álvaro López y Germán García.


miércoles, 14 de junio de 2006

Máster

La segunda edición del máster de guión de ficción de cine y televisión de la Universidad Pontificia de Salamanca comenzará en octubre de este año y se prolongará hasta junio del 2007. Creo que ya he comentado en alguna ocasión que me encargo de llevar el taller de escritura de largometraje del máster. Por eso sé que, siendo la mía una opinión interesada, puede generar algo de desconfianza (aunque he dado clases en sitios que nunca recomendaría en este blog...). Pero si estáis pensando en matricularos en algún taller o máster de guión de características similares, yo os animaría a que lo hicierais en este. Porque al contrario que otros masters y cursos, que parecen montados con el objetivo fundamental de sangrar a los alumnos, este es un proyecto serio, creado desde la pasión por el audiovisual y diseñado para que todo el que ponga algo de esfuerzo esté más cerca de poder convertirse en guionista profesional tras participar en él. Obviamente, ningún curso, ni ningún máster, te van a convertir en guionista de la noche a la mañana, y en este trabajo los títulos no significan (afortunadamente) absolutamente nada. Pero siempre pienso que si cuando empecé a escribir hubiera tenido la oportunidad de preguntarle varias cosas a un guionista profesional, todo me hubiera resultado más fácil.
En esta página podréis encontrar toda la información sobre el máster.

martes, 6 de junio de 2006

Nueva York


Sigo rompiendo mis reglas. Pero... me apetecía colgar esta foto. Así estaba Nueva York cuando llegué el viernes pasado. Niebla, lluvia, rayos y truenos. Menos mal que he venido a trabajar y no a hacer turismo.

jueves, 1 de junio de 2006

Danza Macabra



Cuando empecé a escribir este blog me puse varias reglas. La más importante es que iba a hablar sólo de mi trabajo, porque sabía que si empezaba a comentar las cosas que me gustan o me interesan (que no son pocas precisamente), escribirlo me iba a llevar demasiadas horas al día. Sin embargo, por una vez voy a hacer una excepción. Bueno, más o menos, porque tengo una excusa para convencerme a mi mismo de que en realidad no estoy rompiendo ninguna de mis reglas, y es que salgo en los agradecimientos del libro del que voy a hablar. Ya, ya sé que está un poco pillado por los pelos, pero…
El libro en cuestión se llama Danza Macabra, fue escrito por Stephen King allá por 1981 y por fin acaba de publicarlo en castellano Valdemar, en una excelente edición traducida y anotada por mi amigo Óscar Palmer*. Y no, no es una novela, sino uno de los ensayos más lúcidos y amenos que se han editado nunca sobre la ficción de terror tanto en su vertiente cinematográfica como novelística y televisiva. Realmente imprescindible para los aficionados al género.

*Aclaro lo de "amigo" para los suspicaces, pero prometo que la recomendación no tiene nada que ver con ello.