miércoles, 29 de julio de 2009

Dos citas

Buscando otra cosa, he encontrado estas dos citas que debí copiar hace ya bastante tiempo de algún sitio que ahora no recuerdo (y son dos ideas que me gustaría ser capaz de recordar cada vez que me pongo a escribir):

“Una nueva idea llega de repente y de forma intuitiva. No se llega a ella a través de conclusiones lógicas conscientes. Pero, pensando en ella después, siempre puedes descubrir las razones que te han conducido inconscientemente a tu intuición, y encontrarás una manera lógica de justificarla. La intuición no es más que el resultado de la experiencia intelectual previa”.

Einstein

“Un amigo mío guionista me dijo que tu objetivo número uno es llegar hasta el final. Así que escribe rápido, no mires atrás. Si tienes que tener a personajes charlando sobre algo y aún no sabes cómo resolverlo bien, hazlo de todas maneras y deja que sea una mierda. Entonces revísalo en un par de semanas, y verás de forma mucho más clara que es lo que funciona y lo que no. Entonces podrás pulir los diálogos que resulten demasiado verbosos. Al menos así tendrás claro cuáles son las cosas que el público necesita saber; pero no te atasques intentando encontrar la solución perfecta si eso significa que no vas a avanzar en tu guión”.

Brad Bird.

martes, 28 de julio de 2009

¡Nui!

Esta mañana me he pasado un momento por la grabación de un sketch de Muchachada Nui (realizado por Ernesto Sevilla y escrito por Raúl Cimas) protagonizado por…

…Alan Moore…

…y un fan.

Y por lo que he podido ver ("¡Superhéroe, superhéroe!", le gritan unos fans a Moore mientras esperan en una tienda de cómics a que el guionista les firme sus tebeos), creo que va a ser muy gracioso.

lunes, 27 de julio de 2009

El otro Potter


(…) “las canciones con las que estaba trapicheando descendían directamente de los salmos y no importa lo baratas o banales o almibaradas que fueran, en realidad estaban diciendo que el mundo no es lo que parece. El mundo es mejor que esto, y que tú, el vendedor, el personaje de Hoskins, Arthur Parker, te estás sintiendo oprimido o asfixiado por esto, o que estos son tus anhelos, y él creía en ellos, y esa fue su tragedia… quiero decir, creer en algo tan sencillo es lo mismo que creer en algo muy complejo, y puede conducirte a los mismos dilemas, las mismas trampas, si quieres verlo así (…) la cultura popular no pregunta nada específico ni dice nada específico, pero lo que hace es extraer de ti algo específico.
Hay gente que busca el verso correcto en las tarjetas de cumpleaños, y no importa lo cutres que sean o que alguien escribiera veinticuatro en una hora para ganarse un sueldo. Lo que importa es la emoción que ese verso está insinuando, que en su generalidad permite que el consumidor, ya sea de la canción popular (…) o de cualquiera de las formas en las que aparece la así llamada cultura popular, pueda relacionarse de algún modo con el momento en el que está viviendo… y hacerlo de forma mucho más inmediata algunas veces de lo que le permite el arte difícil”.

El guionista Dennis Potter, del libro “Seeing the Blossom”, que entre otras cosas reproduce la entrevista que grabó con él Channel 4 Television pocas semanas antes de su muerte en junio de 1994, cuando ya sabía que el cáncer que le había sido diagnosticado meses antes no tenia cura y que le quedaba poco tiempo de vida. En este párrafo está hablando de una de sus obras maestras, la serie “Pennies from Heaven”, de 1978 (que también fue adaptada al cine con resultados bastante menos interesantes). Potter, que solo tenía 57 años al morir, estuvo escribiendo hasta el final. Pero por desgracia, debido a un problema de derechos, sus dos últimos trabajos para la televisión, emitidos después de su fallecimiento, “Cold Lazarus” y “Karakoe”, no han sido editados en DVD y por ahora son inencontrables.

domingo, 26 de julio de 2009

Pues sí

“Mire: el periodismo es una profesión. Yo mismo no era un buen periodista de investigación los primeros años. Lo único que hacía era intentar explicar al lector el quién, el qué, el cuándo y el dónde de una noticia, y quizá a veces el cómo. Pero tuve que patearme las calles durante cuatro años para conseguir mis primeras fuentes y, sobre todo, para entender los asuntos a los que me dedicaba y ser así capaz de explicar a los lectores el porqué de las noticias. Por qué hay una guerra entre bandas de distribución de droga. Por qué aumenta la violencia en Baltimore y la policía no puede hacer nada. Por qué mueren cada vez más policías. El porqué es lo que convierte al periodismo en un juego de adultos, y la única manera de explicar el porqué es mediante periodistas absoluta y enteramente comprometidos con la cobertura de un asunto determinado o una institución. Y para tener ese tipo de periodistas en plantilla, los periódicos tienen que pagarles lo suficiente. Por eso no tengo absolutamente ninguna fe en eso que se llama periodismo ciudadano, o lo que hacen la mayoría de los bloggers. Lo que hacen ellos es comentar las noticias, y a veces lo hacen de manera original, tanto que a veces lo que escriben puede ser interesante. Pero eso es comentar, y comentar no es hacer periodismo. El periodismo no es un hobby, es una profesión”.

David Simon, hoy en El País Semanal.

miércoles, 22 de julio de 2009

Dos niños y un robot



Me encanta esta foto. Más fotos retocadas por el mismo artista, aquí.

Unos minutos de desahogo


1

Se me escapa la intención de esta campaña. Bueno, no es eso exactamente, no me he expresado bien. La intención la entiendo (creo), lo que no comprendo es cómo pretenden sus autores que el mensaje que quieren transmitir le llegue a alguien con estos grotescos carteles a medio camino entre la portada de un CD de Death Metal y el póster de una película inspirada en un libro de Clive Barker. Ni siquiera tengo claro que se entienda la imagen. En los escasos segundos que normalmente dedicamos a mirar los carteles de las marquesinas de los autobuses, me parece que no es fácil darse cuenta de que se trata de un retrato de un chico o una chica con síndrome de Down superpuesto sobre una fotografía de una figura histórica; ni tampoco creo que mucha gente sepa identificar a la figura en cuestión, acerca de la que el cartel no da ninguna pista (en la foto de arriba, el hombre calvo semidesnudo de grandes orejas es Gandhi).
Y no, no es la primera campaña en la que se usa una estrategia similar. Y seguro que no será la última. De nuevo se pretende convencer del potencial de un segmento de la población al que normalmente se subestima (en este caso los aquejados de síndrome de Down), comparándolos con individuos cuyos logros están muchísimo más allá de lo que puede conseguir el 99% de la gente, tengan o no algún problema. El lema del cártel que ilustra esta entrada es “compromiso como el que más” (como Gandhi, se entiende). Es el “si quieres puedes” de siempre. Sólo que en este caso creo que es lícito preguntarse si quizá la campaña no produce precisamente el efecto contrario al deseado. O sea, que aún resulte más evidente que ninguno de los retratados va a poder ser nunca como aquel con quién se le está comparando. Y cabe preguntarse también si no había otra manera de hacer entender de forma convincente algo tan sencillo como que tener síndrome de Down no quiere decir que no puedas llevar una vida relativamente normal (lo que no quiere decir poder hacerlo todo ni mucho menos ser el mejor de nada).
Claro que… si puedes usar una foto de un “famoso” en tu cartel (que lleve muerto treinta años o que aparezca a menudo en “Sé lo que hicisteis” me parece que en estos casos es irrelevante)… ¿por qué no hacerlo aunque tergiverse el sentido de la campaña?

2

Parece que el único premio de prestigio válido es el que garantiza titulares –de ahí que los galardonados sean mayormente profesionales que ya no necesitan ningún reconocimiento más- , y que un casting no puede completarse sin “un nombre” que haga que la prensa se interese por el proyecto, independientemente de que ese actor o esa actriz estén aún por demostrar que valen en taquilla el sueldo que cobran.

3

Últimamente estoy encontrándome como profesor con algo que me preocupa bastante: hay muchos aspirantes a guionistas de entre 22 y 28 años (más o menos) que como “aún” no han vendido su primer guión de largo o no han conseguido incorporarse al equipo de una serie, se sienten tan frustrados y deprimidos que se están planteando dejar de escribir. Desde su punto de vista, son unos fracasados, y se comportan como tales. Y obviamente, no lo son. Pero sobre todos ellos planea la sombra del mítico guionista/director que triunfó antes de los 30 (puede ser Amenábar, Tarantino o Nacho Vigalondo, qué más da, cambian los nombres y algunos detalles pero básicamente la historia es la misma, como les pasa a Horus y a Jesucristo) con el que, consciente o inconscientemente, todos se comparan. Cuando la realidad es que en esto lo más importante es perseverar y no rendirse hasta que realmente esté claro que jamás lo vas a conseguir (y eso, salvo que medie un desastre, es algo que en mi opinión raramente puede ocurrir antes de los 30 o los 35 años, o a lo mejor hasta un poco más tarde; el recientemente fallecido Frank McCourt publicó su primera novela a los 66 años). Vale que conviene ser prudente, y no es aconsejable jugárselo todo a una carta (”¡Si no vendo mi guión me voy a vivir debajo de un puente!”). Es aconsejable tener una profesión "de verdad" que te permita pagar las facturas, pero eso no significa que si no te han nominado al Oscar a los 26 tengas que dejar de escribir o de intentar dirigir. Además, el “triunfo” es casi siempre pasajero. Lo mismo ruedas tu película y resulta que son dos: la primera y la última. O entras en una serie y la cierran antes de que termine de emitirse la primera temporada. Desgraciadamente, en esta profesión no existe un momento a partir del cuál todo empieza a resultar fácil. Los guionistas y los directores vivimos en una oposición continua que siempre podemos suspender por muy preparados que creamos ir al examen.

4

Bueno, dejo de quejarme ya, que parezco Javier Marías en su colaboración de El País Semanal (dentro de poco empezaré a hablar de lo molestas que me resultan las procesiones que pasan cerca de mi casa en Semana Santa…). Esto es lo que pasa por tener un poco más de tiempo libre. Afortunadamente, mañana empiezo a escribir otro guión. ¡De la que os habéis librado!

5

Actualización: Pues a lo mejor resulta que sí que no había entendido la campaña. Hoy he visto el cartel de Einstein y el lema dice “Naturalidad como el que más”. No dice “Genialidad como la de Einstein”. Si esta vez lo he pillado, la intención es transmitir que si bien alguien con síndrome de Down nunca va a poder ser como Gandhi o como Einstein, si que comparten con ellos cualidades que les hacen igualmente válidos como personas. Sí que se establece una comparación, pero no la que yo asumí tras ver el cartel de Gandhi. ¿O a lo mejor tampoco es eso? ¿No se supone que una de las cualidades de la buena publicidad debería ser comunicar su mensaje de forma clara? ¿o es que yo estoy estos días especialmente espeso? En fin, dejo ya de darle vueltas.

lunes, 20 de julio de 2009

Watchmen "Director´s cut"


Que yo sepa, de momento no se va a editar en España el “director´s cut” de Watchmen. Pero afortunadamente, el DVD de la edición americana lleva subtítulos en castellano y puede verse en un lector multizona. Además, el Blu-ray es “region free”, o sea, que funciona en cualquier aparato. Probablemente la película no gane mucho con los minutos de más (ya resultaba un pelín larga tal y cómo se estrenó en los cines), pero aún así yo tengo bastantes ganas de verla.

Toma ya

El titular de la noticia dice:"Amazon retira dos obras de Orwell de los Kindle de sus clientes. La librería digital carecía de los derechos y ha devuelto el dinero". Pasmado me ha dejado que Amazon haya borrado por las buenas los libros de Orwell de los Kindle de sus clientes sin pedirles antes permiso para hacerlo. A veces olvidamos lo fácil que es que alguien manipule el disco duro de nuestros ordenadores en cuanto nos conectamos a la red. Eso sí que es ponérselo fácil al "Gran Hermano"... Yo de momento me parece que voy a seguir conservando versiones físicas de los libros que realmente me importan.

lunes, 13 de julio de 2009

Cuidadito con los trífidos


Esto releyendo estos días El día de los trífidos, de John Wyndham. Aunque quizá debería decir leyendo, porque la leí por primera vez con 12 o 13 años y no recordaba apenas nada salvo la premisa (y no demasiado claramente) y que por aquel entonces me impresionó mucho. Precisamente por eso había dudado durante mucho tiempo si volver a leerla o no. No me apetecía que mi relectura de adulto me acabara decepcionando. Afortunadamente, por ahora, y a 150 páginas del final (estoy más o menos a la mitad), no está siendo así*. Tras algún bache inicial como la enrevesada explicación del origen de los trífidos (que supongo además será falsa, ¡o eso espero!), estoy disfrutándola mucho. La historia es muy conocida: unos años después de que los trífidos, unas extrañas plantas de varios metros de altura, capaces de andar tras arrancar sus raíces del suelo, empezaran a aparecer en todos los países de la Tierra, nuestro planeta pasa entre una tormenta de meteoritos cuya visión deja ciega al 90 % de la humanidad. En ese desolador paisaje post apocalíptico, los escasos supervivientes que han conseguido conservar la vista intentan arreglárselas como pueden para sobrevivir. Y uno de los mayores problemas a los que tienen que enfrentarse son como no los misteriosos trífidos. Porque las “plantas” poseen un aguijón venenoso con el que atacan a los seres humanos para poder alimentarse de ellos días días después, una vez comienza a pudrirse su carne. A la espera de saber si realmente la novela mantendrá el tipo hasta el final, de momento una de las cosas que más me está llamando la atención es hasta que punto ha sido fusilada, ya no solo en otras novelas, sino en un buen número de series de televisión y de películas. Por poner solo dos ejemplos, el inicio, con el protagonista despertando en un hospital a la mañana siguiente de la catástrofe, sin tener ni idea de lo que ha pasado durante la noche, es clavadito al de 28 días después, la película de zombies de Danny Boyle, y hay más de una escena y más de dos que aparecen tal cuál en Blindness, la adaptación al cine de la novela de José Saramago Ensayo sobre la ceguera (como no he leído el libro –cada vez que he intentando leer a Saramago se me ha atragantado- no sé si provienen o no de él, pero en el caso de que así sea, no está de más recordar que Wyndham escribió su libro en 1951 y Saramago el suyo en 1995). Lo que no he visto nunca es la adaptación al cine de El día de los trífidos de 1962 -aunque el cartel no pinta mal, ¿no?- ni la serie de televisión que se estrenó casi 20 años después. Justo ahora parece que se está rodando otra, así que teniendo reciente la lectura del libro, lo mismo me animo y acabo viéndola.
Por cierto, la traducción de la edición española es muy pobretona. Si podéis, no hagáis como yo y leedla en inglés.


*Terminé de leerlo hace unos días. Y ha habido suerte, sigue siendo igual de interesante hasta el final. Lo único malo es que la explicación sobre el origen de los trífidos de la que hablaba por ahí arriba es la única que acaba dándose en todo el libro. En realidad creo que habría sido mejor obviarla. Pero aparte de eso (que no sé si de todas maneras importa mucho), la historia es muy intensa y sino fuera porque no hay teléfonos móviles ni Internet podría haber sido publicada hace unos meses y no hace casi 60 años. Respecto a las similitudes con 28 días después, Pepo Pérez me ha envíado este mensaje: “En efecto, la estructura de la novela estaba fusilada en 28 días después, no eres el único que lo cree. Yo también lo pensé porque leí la novela poco después de ver la peli de Danny Boyle cuando se estrenó, hace unos años. Y no sólo el principio, con el chico despertando del coma en el hospital sin saber qué ha pasado en el mundo mientras tanto, fíjate en el resto: dos jóvenes adultos, chico y chica, se conocen y se alían para emprender la huída; llegan a una comuna dirigida por militares, etc. Todo eso estaba también en El día de los trífidos".

domingo, 12 de julio de 2009

George Sprott: (1894-1975)


George sintió como si se hubiera despertado de un largo sueño. Como si, en 1916, hubiera olvidado quien era…

…y aún así hubiera seguido adelante. Viajó al norte, publicó la revista, se casó, creó el programa de televisión, enterró a Helen.

Y entonces, un día, inesperadamente, recordó quien era y donde se suponía que debía estar.

Pero al recordar, había descubierto que ahora era un hombre muy, muy viejo.

Como si de pronto recordaras una cita, sabiendo que deberías haber estado en determinada esquina de una calle a las cuatro de la tarde…

…solo que hace 60 años.

Y que la persona con la que debías encontrarte ya había muerto de vieja.


De este cómic de Seth (y perdón por los posibles errores en la traducción):
Siempre me ha gustado todo lo que ha hecho Seth, pero George Sprott, la biografía de un presentador de televisión imaginario que supuestamente se hizo popular en los años 60 en Canadá, me parece su obra maestra. Aunque es cierto que no deja de ser una nueva vuelta de tuerca a los temas que suele tratar habitualmente (entre otras cosas: la nostalgia; la sombra que proyecta el pasado sobre el presente; el miedo que nos da enfrentarnos a los aspectos más turbios de nuestras vidas y todo lo que somos capaces de inventar para no tener que hacerlo; el ansia de construirse una identidad al precio que sea, de dejar un legado, y lo absurdo que resulta visto con las perspectiva que solo permite el paso del tiempo), esta vez, quizá porque consigue que te importe un tipo en realidad bastante desagradable, he tenido la sensación de que es imposible que Seth consiga escribir otra historia en la que todo eso esté expresado de forma más rotunda.

sábado, 11 de julio de 2009

Shane


El guionista y actor Shane Black leyendo un cómic del sargento Rock en la película Depredador (1987), donde interpreta a uno de los miembros de la particular "Easy Company" que acompaña a Schwarzenegger. Lo he visto en el blog del dibujante Stuart Immonen. Si no me falla la memoria, esta imagen aparece al final de la película, con los títulos de crédito. Pero como no sé donde he metido mi DVD de Depredador, no puedo comprobarlo.

viernes, 10 de julio de 2009

Un ladrón


Ya se está hablando de uno de los proyectos en los que estoy trabajando.

Los vivos y los muertos

"Me parece a mí que delante de una tumba todos pensamos más o menos lo mismo, y que eso mismo, elocuencia aparte, apenas se distingue de las meditaciones de Hamlet ante la calavera de Yorick. No hay mucho que pensar ni que decir que no sea una variante de «mil veces llevóme a sus espaldas». Un cementerio, por lo general, sirve para recordarnos lo estrechas y triviales que pueden ser nuestras ideas al respecto. Sí, claro, podemos intentar hablar con los muertos, si creemos que ello va a ayudarnos; podemos empezar, como yo hice aquel día, diciendo «Bueno, mamá»... Pero es difícil no saber —si es que pasamos de la primera frase— que lo mismo nos daría entrar en conversación con la columna de vértebras que cuelga en la consulta del osteópata. Podemos prometerles cosas, podemos ponerlos al corriente de los últimos acaecimientos, pedirles comprensión, solicitar su perdón o su cariño; o podemos planteárnoslo de otro modo —el activo—, poniéndonos a arrancar malas hierbas, limpiar la gravilla, pasar el dedo por las letras talladas en la losa; podemos incluso agacharnos y situar las manos directamente encima de sus restos, tocando la tierra, su tierra; podemos cerrar los ojos y recordar cómo eran cuando estaban entre nosotros. Pero ningún resultado se deriva de tales reminiscencias, salvo el de hacer que los sintamos aún más lejos, más fuera de nuestro alcance de lo que estaban diez minutos antes, mientras íbamos acercándonos en el coche. Si no hay en el cementerio nadie que nos vea, puede que lleguemos a hacer cosas bastante disparatadas, en nuestro empeño por conseguir que los muertos no parezcan tan muertos. Pero, incluso si lo conseguimos, si nos esforzamos lo suficiente como para sentir su presencia, alguna vez tendremos que marcharnos de allí, sin ellos. Lo que demuestran los cementerios, al menos a las personas como yo, no es que los muertos estén presentes, sino que ya se han ido. Ellos se han ido y nosotros, por el momento, aquí estamos. Esto es fundamental y, por inaceptable que resulte, muy fácil de entender".

Philip Roth. "Patrimonio. Una historia verdadera". (1991). Traducción de Ramón Buenaventura para la edición de Seix Barral de 2003.

miércoles, 8 de julio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

Lynch







Alien Raiders


Los aficionados al fantástico, la ciencia ficción y el terror (y sus múltiples combinaciones) nos tragamos muchos bodrios que no llegan a estrenarse en los cines y son editados directamente en DVD. Pero de vez en cuando surge alguna sorpresa agradable. La última ha sido Alien Raiders, una película bastante modesta, pero con buena factura, bien escrita, bien contada y bien interpretada por actores en su mayoría desconocidos, salvo por dos o tres caras que se han hecho relativamente populares por sus apariciones en series como Prison Break o 24.
La premisa es muy sencilla: una banda de ladrones asalta un supermercado cuando éste acaba de cerrar, pero pronto descubrimos que en realidad no son unos ladrones sino un grupo de científicos que, sin el respaldo del gobierno (no son precisamente los “hombres de negro”), se dedican a localizar y a ejecutar a alienígenas que han “poseído” a seres humanos. Sí, todo suena a (más o menos) ya visto. Y es cierto que Alien Raiders sigue paso a paso la estructura clásica de películas de este tipo. En ese sentido, no hay demasiadas sorpresas. Los científicos van muriendo poco a poco (así como los clientes que aún no se habían marchado y los pobres currantes del supermercado) mientras intentan detectar a los aliens, llega la policía y rodea el local, comienza una negociación, uno de los “bichos” resulta ser más poderoso de lo esperado, etc. Y en cuanto a los personajes, no faltan el rehén nervioso, el asaltante chuleta o el policía lerdo. En Internet hay quien la describe como un cruce entre La niebla, La cosa, Alien y Asalto a la comisaría del distrito 13. Pero aún así, se ve con interés y tiene un par de ideas sugerentes (como los telépatas yonquies). O sea, que sin ser un peliculón, es una manera bastante entretenida de pasar hora y media. Ah, aunque el título, que suena algo casposote, pueda sugerir otra cosa, no es –ni de lejos- una comedia. Lo cuál no quiere decir que no tenga algún momentillo divertido. Y respecto a las similitudes con las películas que he citado antes, la verdad es que son casi inevitables. Pues claro que la acción ocurre en un supermercado, como en La niebla. Era eso, o no sé… un centro comercial quizá. Porque una de las primeras preguntas que te haces siempre cuando empiezas a pensar en una película de este estilo es: ¿puedo ubicar la mayor parte de la historia en una sola localización? Si la respuesta es afirmativa, es probable que, manteniendo la ambición a raya y olvidándote de querer dar espectáculo (o dando solo un poquito, casi al final, para acabar en alto), consigas escribir un guión que pueda rodarse en las cuatro o cinco semanas de rigor -y salvo excepciones, en digital, por supuesto- y con un presupuesto que, al menos en España, no suele pasar del millón y medio de euros o los dos millones (para que os hagáis una idea, Transformers 2 ha costado unos 150 millones de euros). Y realmente no hay tantos sitios baratos (¡un portaviones no vale, por Ej.!; cuanto más sencillo sea el decorado mejor, y mejor aún si es una localización real) donde poder rodar una historia de esas características. De ahí que haya tantas películas que suceden en un edificio (como Rec), tiendas de carretera o gasolineras (como la también reciente y bastante interesante Splinter), o… en una casa, como Los otros o la que acabo de escribir yo para Filmax (una película de exorcismos sin título definitivo aún que empezará a rodarse a finales de Agosto y que dirigirá Luis de la Madrid). Afortunadamente la unidad espacial, y a veces también la temporal, suele sentarle bien a este tipo de historias.
De todas maneras, no estaría mal que se estrenaran más largometrajes de género cuya única limitación fuera la imaginación de sus creadores, pero me temo que o cambian mucho las cosas o seguirán llegando como hasta ahora, con cuentagotas. Por cada Sunshine o cada Constantine seguirá habiendo cincuenta “Recs”, y lo malo es que la mayoría no serán ni la mitad de interesantes que la estupenda película de Jaume Balagueró y Paco Plaza (que supieron muy bien hacer de la necesidad virtud; en ningún momento echabas en falta un presupuesto mayor).
De todas maneras, como a estas alturas ya he renunciado a intentar curarme de mi adicción (especialmente a los monstruos y los extraterrestres) yo al menos seguiré viendo las que pueda, deseando que, como en esta ocasión, al menos pueda pasar un rato entretenido viendo en acción a criaturas de otros mundos (bueno, o más que viendo, imaginando, porque la mayor parte de las veces tienes que parar la imagen para poder verlas; los cortes de dos segundos y la iluminación tenebrosa que no te permiten notar si el maquillaje y los efectos especiales son de baratillo, a veces ponen bastante difícil saber de qué tipo de criaturas se trata exactamente…).

Lo olvidaba. Además, Alien Raiders puede encontrarse a un precio muy razonable: entre 7 y 10 euros, dependiendo de la tienda. Y los extras del DVD no están mal (sobre todo las entrevistas en vídeo con un par de personajes explicando más cosas sobre los alienígenas). Vamos, que nadie puede decir en este caso que va a descargarla en vez de comprarla porque le parece demasiado cara. Aunque en realidad no sé si esa queja tiene sentido alguna vez, teniendo en cuenta lo que cuesta ya cualquier otra cosa.

Y cómo se nota que acabo de entregar la última versión del guión de Filmax. De pronto tengo tiempo para escribir entradas largas en el blog y todo…

jueves, 2 de julio de 2009

Pagafantas



Mañana se estrena Pagafantas, una de las mejores comedias que he visto en mucho, mucho tiempo (y probablemente, con la que más me he reído desde que vi Superbad). Por desgracia el trailer no está a la altura de la película, pero ahí os lo dejo por si todavía no la conocéis.

Mon-El contra ETA...


...en el número 689 de Superman.

miércoles, 1 de julio de 2009

Tiempo para pensar

"Irónicamente, parte de las dificultades con las que se encontraba Orwell eran resultado del éxito de Rebelión en la granja. Tras años de desatención e indiferencia, el mundo estaba empezando a reparar en su talento. “Todo el mundo viene a mí”, se quejó a Koestler, “pidiéndome que de charlas, que escriba folletos por encargo, que me una a esto y aquello, etc. No sabes lo que echo de menos ser libre de todo eso y tener tiempo para pensar otra vez”."

De un artículo muy interesante sobre los problemas con los que se encontró George Orwell para escribir 1984 (de hecho, tanto se complicó la cosa que acabó costándole la vida). Y eso que Orwell no tenía Internet. El resto (en inglés), aquí.
En realidad, tampoco hemos cambiado tanto desde 1946...

Mis dibujantes

Tras leer la entrevista con Von Eeden me puse a pensar en quienes eran los dibujantes de tebeos de superhéroes que realmente me ponían cuando era niño. Y aunque puede que se me esté olvidando alguno, creo que son estos:


Frank Robbins (especialmente su Capitán América).


Gil Kane, hiciera lo que hiciera.


Neal Adams, para siempre entre los grandes gracias a su Superman Vs. Muhammad Ali, que no sé cuantas veces leí hasta que fue destrozado por el perro de una prima mía después de que cometí el error de prestárselo (muchos años después, conseguí encontrar un ejemplar en un Salón del Cómic y me sorprendió que fuera mucho más pequeño de lo que yo lo recordaba).


Ross Andru, cuyo Spider-man me sigue pareciendo magnífico (y no digamos ya su Superman Vs. Spider-man).


Michael Golden, quien, pese a los pocos tebeos que había dibujado por entonces (o a lo mejor precisamente por eso) era mi preferido de todos.


John Byrne, y su inevitable (al menos para mi generación) Patrulla X. He escaneado una página sin acción alguna porque, aunque de crío jamás lo hubiera reconocido, a mí lo que más me gustaba de los tebeos de mutantes de Byrne y el guionista Chris Claremont no eran las tortas sino las subtramas de relación entre los personajes y de romance.

Y no, no está Jack Kirby. Yo de pequeño prefería un dibujo más realista que el de Kirby (pese a lo que por Ej. me gustaba Kamandi, sus personajes me parecían muy feos) y creo que hasta los diecitantos años no supe valorarlo como realmente se merece. Además, me parece que él fue quién sustituyó a Robbins en Capitán América (al menos en la edición de Vértice que yo compraba fue así) y me sentó tan mal que le cogí un poco de manía. Cosas de niños...