lunes, 31 de agosto de 2009

Que bueno es Manel


Mi pose preferida bajo el agua es "El Superman". Más Manel en Público.es, aquí.

Fuck!


Una escena memorable de la que a mí me parece la mejor película de Spike Lee: La última noche (2002). El guionista, David Benioff, es también el autor de la novela en la que se basa la película. La escena ya estaba en su libro, pero cuando escribió la primera versión del guión, Benioff la eliminó pensando que ningún director se atrevería a rodarla. Sin embargo, parece que lo primero que le preguntó Lee cuando se reunió con él para hablar del guión fue: “¿Por qué no has incluido la escena del monólogo frente al espejo?”. Lee había leído la novela e insistió en que estuviera también en el guión.

jueves, 27 de agosto de 2009

Cuidado Roy...



Esta escena incluye el plano que probablemente más mal rollo me ha dado en mi vida.

El lado oculto de la Luna

"(…) Asumimos que el tío Sam recompensó maravillosamente a los guerreros de un solo combate que se la jugaron de esa manera e hicieron una de las cosas más extraordinarias que cualquiera de nosotros pudiera imaginar. Pero no. En absoluto. Cuando fueron a la Luna, recibieron las mismas dietas que habrían tenido por estar lejos de su base en Bakersfield: ocho dólares al día sin contar con los descuentos (como por Ej. por el alojamiento, ya que el gobierno les proporcionaba la cama en las naves espaciales). (…) El resto del tiempo, los astronautas procedentes del ejército fueron pagados de acuerdo a su rango. La mayoría eran capitanes, y cobraban alrededor de diecisiete mil al año a finales de los 60, lo que no era mucho ni siquiera entonces para una persona de 39 años con su alto nivel de educación y su preparación. Desde entonces algunos han aprendido a comerciar con variados grados de dignidad con su estatus de astronautas de las misiones Apolo, pero existe una cruel jerarquía, de acuerdo a la cual la firma, la presencia o la imagen de alguien que ha caminado sobre la Luna vale muchísimo más que aquella de quienes se quedaron atrás durante las últimas 60 millas. La ironía de todo esto es que a los pilotos del CM (el módulo que se quedaba atrás orbitando alrededor de la Luna) se les asignaba el trabajo debido a su superior experiencia respecto a los pilotos del LM (el módulo que descendía sobre la Luna) que llegaban hasta el final: Deke Slayton tenía como norma que ningún novato podía hacerse cargo del Módulo de Mando, su forma de regreso a la Tierra. Por eso Dick Gordon está aquí, de adorno de los falsos héroes cósmicos, y el miembro junior del equipo del Apolo 12, Alan Bean, que nunca había estado en el espacio antes de ese vuelo, no".

El autor de Moondust, In Search of The Men Who Fell to Earth, antes de conocer a uno de los astronautas del Apolo 12 (la segunda misión del Apolo que llegó a la Luna, en Noviembre de 1969), en una convención de fans de Star Trek en Las Vegas. Voy más o menos por la mitad del libro y de momento me está resultando una lectura apasionante.


Actualización: un amigo me ha mandado un e-mail contándome que el libro, con el título (un tanto desacertado en mi opinión) "Lunáticos", se ha editado en español. Podéis comprobarlo aquí. Gracias, Javier.

domingo, 23 de agosto de 2009

No me digas más

(..) "creo que generalmente sé juzgar bastante bien lo que a la gente le gusta. Es muy improbable que vaya a escribir una película como "Chocolat". Quiero decir, disfruté bastante con "Transformers 2".

Mark Millar, aquí.

"Recogí los cómics de la semana, 30 o 40 comics. Había sangre en todas las portadas. Sin excepción. Lo que me resultó asombroso. Y algunas veces mucha sangre".

Clive Barker, hablando con Grant Morrison, aquí. Me ha resultado curioso que hasta a Clive Barker le asombre tanta violencia en los comic books.
Sería interesante que alguien pudiera explicar a qué se debe esta "normalización" de la ultraviolencia.

sábado, 22 de agosto de 2009

Me estoy curando

Después de no sé cuántos años leyendo tebeos de superhéroes de los personajes clásicos de Marvel y DC, me estoy dando cuenta de que últimamente cada vez me interesan menos. Todavía hay tebeos de superhéroes que me gustan (Astro City, The Mighty, Powers, The Boys, Nova y alguna cosa más), así que supongo que el problema no es que me haya cansado de los superjusticieros con mallas. Ahora que lo pienso, casi todas las que he mencionado son series más que de superhéroes, CON superhéroes (que no es lo mismo) y ninguna está protagonizada por un personaje de toda la vida. El más antiguo es Nova, y su serie tiene más de ciencia ficción que de súper heroísmo clásico.

Creo que al menos en parte lo que me ocurre se debe a que, como el tebeo de superhéroes más comercial vive inmerso en un eterno remake, en el que el giro final de muchos números es la aparición de un personaje al que se daba por muerto desde hace años (lo que dice mucho de a qué público están dirigidos; para un lector más o menos novato la enésima resurrección de Kingpin no significará nada), ha llegado un momento en el que me siento como Bill Murray en Atrapado en el tiempo y, por mucho cariño que les tenga a los personajes debido a lo mucho que significaron para mí durante mi infancia y adolescencia, soy incapaz de interesarme por una nueva permutación de la historia de amor entre Mary Jane Watson y Peter Parker, la reaparición de la Antorcha Humana original o la verdadera identidad de un Batman novato. Y casi preferiría tragarme de nuevo los dos últimos capítulos de Battlestar Galactica a leer otra historia sobre el origen de Lobezno…



Curiosamente, este continuo regurgitar de conceptos solo se da de esa manera en el cómic norteamericano. Es verdad que en Francia también se han prolongado algunas series más allá de lo que debería haber sido su vida natural, pero la mayor parte de los personajes que funcionan son más o menos recientes. Y desde luego, ninguna acumula cientos de números a sus espaldas (¿os imagináis una serie de televisión que durara 25 años en la que sus personajes no envejecieran?, pues eso es Marvel o DC). En todo caso, a estas alturas veo imposible que la cosa cambie, no mientras Marvel y DC sigan siendo rehenes de treintañeros y cuarentones (como yo) que parece que solo quieren leer variaciones supuestamente adultas de las mismas historias que disfrutaron de niños. Resulta triste que la herencia de Jack Kirby y Stan Lee -que si por algo se caracterizaron fue por su inmensa capacidad para generar un nuevo concepto tras otro-, sea esa: cientos de editores y de autores que únicamente piensan en jugar con sus creaciones.



Luego, reconozco que escenas como esta también me quitan las ganas de seguir leyéndolos:







¿Desde cuándo lo normal es que todos los héroes se comporten como si fueran el Punisher*?



La ilustración anterior es una página del nº 1 de Ultimate Avengers, con guión de Mark Millar y dibujos de Carlos Pacheco (que, por cierto, se las ingenia para hacer que parezca interesante un guión de lo más tontorrón). Ahí tenéis al Capitán América, deshaciéndose de los esbirros del “malo” (que, ¡sorpresa! resulta ser otro antiguo villano reformateado en versión “ultimate”) arrojándoles desde un helicóptero en vuelo*.



Hubo un tiempo en que esta aproximación ultraviolenta y “high tech” al género me pareció una manera interesante y moderna de contar historias de superhéroes capaces de interesar a un público adulto, pero eso era cuando se trataba de una excepción (aquellos primeros The Authority de Warren Ellis, por Ej., que de todas maneras eran personajes nuevos) y no un canon del que casi nadie parece querer o poder desviarse sobre todo cuando se trata de relanzar a una serie o un personaje. Problemas morales aparte (¿a pesar de todo, la mayor parte de los cómics de Marvel y DC no están pensados para un público infantil/juvenil?), resulta aburridísimo.



A lo mejor es que me estoy haciendo viejo. Puede ser. También me molestó el momento de la versión cinematográfica de Watchmen en que la pareja de superhéroes retirados, Búho Nocturno y Silk Spectre, ejecutan y/o mutilan a los miembros de una banda en un callejón (algo que no ocurría en el cómic de Moore y Gibbons, donde creo recordar que se limitaban a vapulearlos; la versión de la película hace que resulten ridículas las escenas posteriores en las que el Búho parece horrorizarse ante la violencia que despliega su colega Rorschach). Pero quizá la ultraviolencia, el militarismo** y el cinismo sean realmente las señas de identidad del nuevo “mainstream” de los chavales y el que no se entera soy yo (el gran éxito de la horrible Transformers 2 así parece indicarlo, desde luego).



*En esta escena falta una viñeta mostrando los cuerpos de los sicarios reventados al chocar contra el suelo (además, probablemente alguno habría aplastado a un viandante desprevenido, menudo estratega está hecho el Capitán América). En cierto sentido, esta violencia cuyas consecuencias no se muestran, no está tan lejos de la de un episodio de El Equipo A, por muy adulta y realista que pretenda ser. Esa es una de las muestras del cinismo al que me refería.

Y por si acaso, aclaro que no tengo ningún problema con la representación de la violencia en la ficción (por Ej. Uno de los nuestros es una de mis películas preferidas, y disfruto con el gore del Sam Raimi o el Peter Jackson de sus primeras épocas). Bien utilizada es una herramienta dramática tan válida como cualquier otra. Pero sí que me molesta la manera en la que se usa en estos cómics, donde ser capaz de matar ha pasado a formar parte de la caracterización indispensable de personajes a los que se define como héroes y las consecuencias de la violencia casi nunca se muestran salvo cuando afectan a los protagonistas.



**Militarismo entendido como en esta definición de la Wikipedia: “El militarismo es una ideología según la cual la fuerza militar es la fuente de toda la seguridad. En su forma más leve se postula a menudo con argumentos muy variados, para justificar la preparación militar de una sociedad, todos los cuales tienden a asumir que la «paz a través de la fuerza» es la mejor o única forma de conseguir la paz. Su política se resume en el aforismo latino «Si vis pacem, para bellum» («Si quieres la paz, prepárate para la guerra»)”.

viernes, 21 de agosto de 2009

¿Qué pasa después?

“(…) quizá la razón más poderosa que tenía Griffith para hacer la película era rodar la galopada a través de todo el país de los miembros del Klan para localizar y linchar al violador de la chica. Griffith usa la cabalgada del Klan en “El nacimiento de una nación” para su emocionante clímax del tercer acto, pero sin embargo en la película, aunque la chica muere, nadie es ahorcado. No existen pruebas especiales de que Griffith fuera un racista; el racismo norteamericano de principios de siglo era un concepto histórico-político probablemente demasiado complejo para que él lo entendiera o supiera explicarlo. Griffith era un genio, pero nadie ha dicho nunca que fuera muy inteligente. Era un director. Simplemente le gustaban todas esas cabalgadas”.

De este libro:




El autor, Marc Norman es el guionista de, entre otras películas, "Shakespeare in Love", y aunque de momento solo he leído el primer capítulo de su historia del guión del cine norteamericano, What Happens Next: A History of American Screenwriting, por ahora me está pareciendo una lectura fascinante, además de muy divertida (lo malo es que creo que aún no se ha editado en España). Y por cierto, “El nacimiento de una nación”(1915) se rodó sin guión. El director simplemente tenía una lista de escenas e improvisaba con los actores hasta llegar a algo que le gustaba. Vamos, casi como hace ahora Mike Leigh...

Cool Guys Don't Look At Explosions

¡Shazam!


Según explican aquí, Warner Bros acaba de contratar al sexto guionista que va a intentar escribir la película basada en los cómics del Capitán Marvel. Cuando pasa algo así, suele haber dos razones: los productores tienen muchísimo dinero y no tienen ni idea de qué película quieren hacer, así que van encargando versiones, muchas veces muy distintas entre sí, hasta que de pronto, una (que ni tiene que ser la mejor ni la más interesante) les convence por la razón que sea. Lo paradójico del asunto es que muchas veces se rueda esa versión únicamente porque después de un par de años todo el mundo está ya tan agotado que nadie tiene ganas de seguir con el proceso de desarrollo.

jueves, 20 de agosto de 2009

¡¡¡¿¿¿Qué???!!!


De verdad que no me puedo creer que estos elfos azules sean los extraterrestres de Avatar… tiene que ser una broma…

lunes, 17 de agosto de 2009

Vacío


Dos viñetas que me gustan especialmente del nuevo proyecto en el que estoy trabajando con Rayco Pulido (“Sordo”). Hablaré más de él cuando consigamos editor.

viernes, 14 de agosto de 2009

Una foto inquietante


Buscando información sobre un proyecto que estoy escribiendo he encontrado esta foto. Pertenece a una exposición sobre el cambio climático del American Museum of Natural History de Nueva York (y no, en mi proyecto no hay osos polares, pero sí un museo de ciencias naturales).

jueves, 13 de agosto de 2009

Terminando con Terminator

¿La manera más rápida de convertir en un sinsentido la historia de una película? Pues muy fácil. Como quieres que lo interprete un actor famoso, infla a un personaje secundario y su subtrama para darle más importancia sin cambiar apenas el resto de la historia. Parece ser que eso es lo que hizo McG, el director del último (y para mí, desastroso) Terminator, cuando Christian Bale le dejó claro tras su primera entrevista para hablar del guión que sólo así aceptaría ponerle cara a John Connor. Los “perpetradores” (pero no responsables) del desaguisado fueron Jonathan Nolan -otro requisito de Bale- y Paul Haggis, quienes, si no me equivoco, no aparecen acreditados en la película (al menos sus nombres no están en la ficha de la IMDB, y no recuerdo si los vi en el cine). Lo acabo de leer en un artículo de la revista Empire, en el que McG habla de ello como de algo positivo. Y aunque tanto Nolan como Haggis han escrito muy buenos guiones por su cuenta, "parchear" un guión ajeno es a veces más difícil que partir de cero y su trabajo nunca llega a dar la impresión de formar parte de la misma película cuya (en teoría) trama principal protagoniza Sam Worthington.
Lo irónico del asunto es que Christian Bale tenía razón. No creo que sus razones fueran esas, pero lo que los fans de la serie llevábamos queriendo ver desde hace 20 años era a John Connor liderando la guerra de la resistencia humana contra los Terminators. Sólo que para haber contado eso en condiciones probablemente habría que haber tirado el guión a la basura y retrasar el rodaje un año para escribir uno nuevo. Algo que es imposible con una fecha de estreno anunciada antes de empezar a rodar.
Mira que le estoy dando vueltas a Terminator Salvation, pero, como comentaba en una entrada anterior, me parece un ejemplo bastante claro de cómo pueden torcerse las cosas durante el desarrollo de un guión. Resulta muy frustrante (sobre todo si la historia que tienes funciona bien tal y como está), tener que retocar un guión sabiendo que lo estás empeorando y que encima lo haces por razones que poco o nada tienen que ver con escribir una buena película. Y más frustrante es aún firmar un guión que, ya no es que contenga partes escritas prácticamente al dictado, sino que ni siquiera has escrito tú totalmente. Pero así es el cine. A mí me ocurrió con Los Totenwackers y todavía no he sido capaz ni de ver la película acabada (ya tuve bastante con un primer montaje sin los efectos especiales). Luego, cuando te felicitan o te critican por el guión (y las dos cosas me han pasado con Los Totenwackers), te quedas con cara de tonto y sin saber qué decir. Sobre todo cuando el comentario viene de alguien que no trabaja en esto. No es plan de darle una charla de media hora para explicarle porque no te sientes aludido ni por la felicitación ni por la crítica. Y eso que al menos en ese caso la historia era más o menos parecida a la que habíamos escrito Antonio Trashorras y yo. En muchas otras ocasiones (y ya hablaré algún día aquí de Eskalofrío, donde ambos aparecemos junto a otros cuatro nombres en los créditos finales de una película que sólo tiene tres o cuatro escenas que se dan un aire a lo que escribimos nosotros), no ocurre ni eso. El ejemplo más reciente que se me ocurre de guionista acreditado pese a que en la película estrenada no queda casi nada de lo que escribió (y puede que lo haya mencionado ya en el blog, perdonad si me repito), es el de Hancock. Si tenéis curiosidad por saber hasta que punto los créditos de un largo pueden ser engañosos, podéis leer aquí el guión original.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Cambios

Hace tres semanas, el que en principio iba a ser el director de la película que estoy escribiendo para Filmax (de título provisional “Exorcismus”) Luís de la Madrid (“La monja”), decidió abandonar el proyecto. Su sustituto es Manuel Carballo, el director de “El último justo”.
La verdad es que no pensaba hablar de ello en el blog, pero como ya me han llegado un par de comentarios al respecto algo desinformados, me gustaría aclarar que la salida de Luis ha sido bastante tranquila; dado que él y los productores veían de forma muy distinta cómo debía desarrollarse el rodaje de la película, han decidido de mutuo acuerdo no seguir trabajando juntos. Y me parece una decisión inteligente por parte de todos. Convertir el rodaje en un campo de batalla entre producción y dirección, sobre todo en una película de bajo presupuesto como está, donde no puede desperdiciarse un solo minuto en algo que no sea rodar, suele ser una idea desastrosa.
En cuanto al guión, aunque se había dado por terminado hace más o menos un mes, lógicamente la entrada de Manuel ha supuesto una nueva reescritura. Pese a que estas cosas siempre dan un poco de miedo (algunas veces la entrada de un nuevo director puede suponer que de un día para otro el trabajo de todo un año no valga para nada), estoy bastante contento con el resultado. La historia sigue siendo básicamente la misma -si acaso creo que el nuevo “Exorcismus” es una película un poco más terrorífica que la que iba a rodar Luís-, pero las dos semanas de trabajo extras que hemos tenido nos han venido bien para afinar algunos momentos de los que todavía no estábamos de l todo satisfechos y para incluir varias ideas que han surgido a última hora. Además, como ya me pasaba con Luís, creo que Manuel tiene muy claro cómo sacarle partido a la historia.
Tengo la intención de escribir una entrada próximamente hablando sólo de ello, pero lo cierto es que los guionistas de cine somos tan buenos (o tan malos) como los directores con los que trabajamos. Y, cuando participan en el proceso creativo, también como los productores y los jefes de desarrollo. Por Ej. sólo así se explica que los mismos guionistas que han escrito la nueva película de Star Trek sean también los autores del bochornoso guión de la segunda película de Transformers.
Siendo una escritura tan (y nunca mejor dicho) dirigida, a menudo la única versión que podemos considerar “nuestra” es la primera que entregamos. Suele ser tosca e imperfecta, pero todas las decisiones las hemos tomado nosotros. Y esa versión casi nunca es la que se rueda. Que yo sepa, en el cine norteamericano sólo lo hace habitualmente Clint Eastwood (y de todos modos, suele trabajar con guiones desarrollados previamente por productoras) y en alguna ocasión, Tim Burton (eso fue lo que me contó una vez uno de los guionistas de Ed Wood). En el cine español no conozco ni un solo ejemplo. Aunque, cuidado, no quiero decir que el guión sea necesariamente mejor si el director no supervisa las reescrituras. Como decía antes, depende del director. Algunos mejoran el material y otros lo empeoran. Es inevitable que acaben haciendo una cosa u otra. Porque incluso aquellos que no intentan reformular la historia completamente, influyen sobre muchísimos detalles (desde el tono de los diálogos a la ejecución de las escenas o mil y una decisiones menores que al final resultan no serlo tanto) que pueden marcar la diferencia entre una película que funciona y otra que no.
Por lo que sé, el rodaje de “Exorcismos” empieza el 5 de Octubre. Espero poder acercarme un par de días para, además de cotillear, hacer algunas fotos que prometo subir al blog.

martes, 11 de agosto de 2009

La diferencia fundamental

"Pictures at a Revolution: Five Movies and the Birth of the New Hollywoodes uno de los mejores libros sobre cine que he leído nunca, y si estás remotamente interesado en cómo se hacen las películas –en cómo se hace cualquier cosa- entonces deberías leerlo. Por supuesto el cine tiene una enorme ventaja cuando se trata de relatos “desde dentro”, porque cada película podría haber seguido un camino diferente, de no ser porque elementos cruciales encajaron entre sí en momentos cruciales. Robert Redford quería ser el protagonista de El graduado; los guionistas de Bonnie and Clyde estaban empeñados en que Truffaut dirigiera su guión, y Warren Beatty, uno de los productores, veía a Bob Dylan y a Shirley MacLaine como protagonistas (ojala la literatura fuera tan interesante. Ya sabéis, “John Updike debía haber escrito Trampa 22 hasta el último momento. Abandonó el proyecto cuando inesperadamente le ofrecieron el primero de los libros de Rabbit, después de que el agente de Saul Bellow no pudiera conseguir el contrato que quería para su cliente…”. Como siempre, los libros se tienen que conformar con todas las historias aburridas: “Pensó la idea. Luego la escribió. Y luego se publicó”. ¿Quién quiere leer sobre eso?)".

Nick Hornby,de Shakespeare Wrote for Money,el libro que recopila la última tanda de columnas que escribió hasta el año pasado en la revista The Believer, hablando de lo que había leído cada mes.

No hay otra que currar

Me he parecido muy interesante esta entrada del blog de Nacho Vigalondo. Entre otras cosas dice (hablando de los estudiantes de dirección de cine): “En realidad, estas cuestiones entrevén algo preocupante en la actitud del interesado: En realidad, no está buscando un entorno donde poder formarse en una técnica, o construirse una identidad como artista o artesano: Está buscando el sitio donde su talento tenga la oportunidad ponerse en práctica y verse confirmado lo antes posible. La obsesión por las clases prácticas, la preocupación por el crédito que se te concede el último día... Revelan que el futuro alumno, en el fondo, cree que aprender, lo que es aprender... No tiene mucho que aprender, pero sí mucho que demostrar”.
En mi experiencia como profesor de guión, si bien generalmente los alumnos no parecen tan convencidos de saberlo ya todo (aunque también me he encontrado con casos así), son muchos quienes parecen sentirse únicamente interesados en averiguar dos cosas:
-La fórmula magistral cuya aplicación les permitirá escribir guiones de cine sin esfuerzo.
-Cómo conseguir vender su primer guión o, si lo que les interesa es la televisión, cómo entrar a formar parte del equipo de una serie.
Y la cuestión es que dicha fórmula magistral no existe y que no hay una sola respuesta para la segunda pregunta, sino cientos (o ninguna, dependiendo del caso).
Incluso, en los talleres de ALMA que he llevado recientemente –el primero junto a Carlos López, el segundo con Carlos Molinero-, fueron varios los alumnos que nos dejaron claro que no acababan de creerse que lo que estábamos haciendo con ellos (desarrollar la escaleta de un guión partiendo de cero, a base de, sobre todo, dejar volar la imaginación, formulando preguntas e intentando encajar las respuestas en la estructura que habíamos elegido), fuera realmente la manera en la que se escribe un guión de cine. Daba la impresión de que pensaban que por alguna extraña razón estábamos ocultándoles información fundamental que de conocerla les permitiría convertirse en profesionales del guión. Pero no. Escribir es eso. Y sólo se aprende escribiendo. Lo demás son pajas mentales (o recetas inanes de teórico que no ha escrito un guión en su vida y se gana la vida sacándole los cuartos a quienes sí quieren hacerlo). Además, como dice Nacho en su entrada, en estos talleres no solo se trata de desarrollar un cierto oficio, sino que es importante empezar a descubrir quién es uno creativamente, qué temas te interesan, cómo quieres contar tus historias, y eso sólo se descubre haciéndolo. Así que, dado que afortunadamente, escribir sigue siendo mucho más barato que rodar, si quieres ser guionista y no estás escribiendo, a lo mejor es que deberías dedicarte a otra cosa (lo que no es ni bueno ni malo; yo en los talleres cuento a menudo que hace mucho, mucho tiempo, pensé que quería ser animador, pero me bastó pasar unos días en un curso de animación y descubrir qué era la intercalación para darme cuenta de que aquello no era para mí. A veces no es sólo cuestión de talento sino de talante. No todos valemos para hacer según qué cosas por mucho que queramos).