jueves, 30 de octubre de 2008

Solo puede quedar uno


22 años después del estreno de una de mis películas fetiche, Highlander (o sea, Los inmortales), por fin se ha editado en España un DVD con un making of sobre su rodaje. Se trata de un documental bastante largo y exhaustivo aunque un tanto atípico, quizá porque fue rodado hace solo unos años para la edición del DVD por un equipo creo que alemán. Por Ej., no incluye imágenes del rodaje y prácticamente está compuesto solo por entrevistas con, entre otros, dos de los guionistas: el creador de la historia original, Gregory Widen, y uno de los coautores del guión definitivo, Larry Ferguson. Ambos explican de forma bastante detallada cómo fue el proceso de desarrollo del guión y qué cosas cambiaron entre la versión de Widen (que por cierto puede encontrarse con facilidad en Internet) y la que se usó en el rodaje.
Al ver a Widen por primera vez, me ha chocado lo joven que es todavía. Aunque en cuanto empieza a hablar sobre el origen de su guión, el misterio se resuelve: escribió Highlander con 20 años, en un taller de guión de la Universidad de California, y la película se rodó solo dos años después. Eso es empezar con buen pie.
Lo único malo de este DVD es que en el documental no sale el director de la película, Russell Mulcahy y, aunque el equivalente inglés de esta edición especial incluye un comentario suyo, éste ha sido suprimido en España.
Y si alguien sabe qué le ocurrió a este hombre para andar medio desaparecido tantos años, por favor que me lo explique en los comentarios a esta entrada, porque estoy deseando saberlo. Ya sé que dirigió el último Resident Evil, pero lo que me intriga es cómo pasó de dirigir una película de gran presupuesto tras otra, a tirarse casi diez años dedicado casi exclusivamente a la televisión y volver al cine como director de secuelas y subproductos varios. Porque, tras ver en el DVD la entrevista con el director de fotografía de Highlander, en la que revela cómo consiguieron rodar algunos de los planos más espectaculares de la película, no acabo de entender que tanto talento no le convirtiera en un nuevo James Cameron, o al menos en un Tony Scott.
Claro que a lo mejor si no hubiera dirigido Highlander 2

jueves, 23 de octubre de 2008

Series

Gracias a un link que he encontrado en uno de los foros del master de la Universidad Pontificia de Salamanca (al que solo tienen acceso alumnos y profesores), he descubierto un artículo que no está nada mal. En él se explica de forma bastante clara porqué las series españolas son como son. Como siempre, en los comentarios al artículo hay muchos del tipo “ya, ya excusas, si yo me pusiera hacía una mejor que Los Soprano…”. En fin, también como siempre, es muy fácil ver los toros desde la barrera. Saltar a la arena y plantarle cara al morlaco mientras le miras a los ojos es otra cosa. Eso no quiere decir que en España no se hagan series buenas, malas y regulares. Quizá todavía no las hemos hecho muy buenas (aunque sin ser el tipo de series que a mí más me gusta ver, creo que Cuéntame o Aquí no hay quien viva en sus primeras temporadas -por poner solo dos ejemplos, porque sí, hay más-, cumplen perfectamente con los objetivos que se han marcado), pero todo se andará. De momento, ya no todas las series son feas (ahí está Cazadores, pese a que haya fracasado por otras razones) y estoy seguro de que con la inevitable fragmentación de la audiencia gracias a la TDT e Internet, comenzarán a surgir propuestas más originales gracias a que no tendrán que buscar satisfacer necesariamente a toda la familia. Un poco como ya está pasando con la 2, dónde hace unos años hubiera sido impensable que produjeran Muchachada Nui o la serie de Alex de la Iglesia.

Pero también puede ser que me haya despertado optimista...

lunes, 20 de octubre de 2008

El entretenimiento en TV

Acaba de publicarse el último libro en el que he colaborado: El entretenimiento en TV: Guión y creación de formatos de humor en España. Se trata de una recopilación de textos de diferentes autores coordinada por Pedro Sangro y Alejandro Salgado, y mi aportación ha sido un artículo sobre la producción propia de Paramount Comedy, confeccionado a partir de declaraciones de buena parte de la gente que ha trabajado en los programas del canal. Como hasta el próximo viernes no tendré un ejemplar, aún no he podido leerlo, pero creo que pinta bastante bien.

Estas son la portada y la nota de prensa:




EL ENTRETENIMIENTO EN TV:
GUIÓN Y CREACIÓN DE FORMATOS DE HUMOR EN ESPAÑA


Pedro Sangro y Alejandro Salgado (eds.)

PRÓLOGO: José Miguel Contreras
EPÍLOGO: Andreu Buenafuente

El humor al servicio de la evasión, la reflexión o la crítica de la realidad representa con nitidez un contenido audiovisual con señas de identidad propias en la oferta de la pequeña pantalla. El entretenimiento en televisión: guión y creación de formatos de humor en España se acerca al estudio de dicho contenido de forma amena y rigurosa mediante un ramillete de textos de origen académico y profesional.

Su intención es sencilla: acercar, tanto a los futuros profesionales como a los estudiantes y los espectadores aficionados, los métodos de trabajo creativo que los principales formatos de televisión de entretenimiento practican en nuestro país.
La revisión del funcionamiento del sketch y el monólogo como contenedores del guión de humor, la polivalencia que hoy en día exige el trabajo del guionista televisivo, los desdibujados límites que acercan el entretenimiento a los extremos de la realidad y la ficción, el uso de la actualidad informativa como base para la elaboración del humor o la consolidación natural de los personalities españoles (Andreu Buenafuente, El Gran Wyoming y Eva Hache) son algunos de los temas abordados en este libro.

Sus autores son expertos investigadores y aguerridos guionistas, directores y productores ejecutivos de los formatos elegidos, auténticas criaturas televisivas que ya forman parte de la historia de nuestra televisión; La Hora Chanante, Caiga Quien Caiga, Los Guiñoles, Noche Hache, Cámera Café, Buenafuente, El Intermedio, Vaya Semanita, Homo Zapping, El Club de la Comedia, Noche Sin Tregua...

domingo, 19 de octubre de 2008

Pronto


En Noviembre a la venta, aunque de momento sólo en Francia y Bélgica.

jueves, 16 de octubre de 2008

Lo que queremos hacer en la vida

Una vez le preguntaron a Marcello Mastroianni cuántas películas había hecho. El gran actor se lo pensó un momento y dijo: “No estoy seguro… más de cien”. Entonces el entrevistador preguntó: “¿Cuántas de esas películas fueron buenas?”. Y Mastroianni dijo: “Pocas… diez quizá”. “¿Pero por qué pasó años haciendo películas malas?”. Sonriendo y sin mostrarse dolido por el insulto, Mastroianni le preguntó al periodista: “¿Le gusta lo que hace? ¿Le gusta escribir?”. El periodista dijo “sí”. “Bueno, a mi me gusta actuar. Prefiero actuar a no actuar. ¿Por qué debería pasarme el día sentado sin hacer nada esperando a que me llegue un buen guión, cuando mientras tanto podría estar haciendo lo que me gusta hacer? ¿Usted no se pone a escribir hasta que le encargan un buen tema para un artículo? Lo dudo. Si le gusta escribir, entonces escribe lo mejor que puede sobre cualquier cosa. Algo de eso es bueno y algo es malo. Pero todo ello es lo que quiere usted hacer con su vida”.

Del blog del escritor Jonathan Carroll.

domingo, 12 de octubre de 2008

Lewis



Mi amigo el guionista, escritor y profesor de guión de la Universidad de Columbia de Nueva York, Lewis Cole, falleció hace dos días.

La causa de su muerte ha sido la ELA, una enfermedad degenerativa neuromuscular muy poco habitual, también conocida como “el síndrome de Lou Gehrig”, que poco a poco provoca que aquellos que la padecen sufran parálisis total. Aunque se le había diagnosticado solo hace dos años (tras otros dos más de diagnósticos equivocados y tratamientos desacertados), el verano pasado Lewis tuvo que empezar a usar una silla de ruedas y, muy poco después, una máquina para poder respirar.

Afortunadamente, la ELA no afecta las facultades intelectuales, y hasta prácticamente el último momento, Lewis estuvo escribiendo, e incluso, dando alguna clase. Según tengo entendido, muy pronto se publicará su último libro, un relato autobiográfico en el que habla de su enfermedad.

Conocí a Lewis hace ya diez años, cuando el desaparecido programa de desarrollo de Canal +, Canal + Guiones, me llevó a trabajar en la reescritura del guión de una comedia de ciencia ficción coescrita con Antonio Trashorras llamada “Cadetes estelares” al taller del Mediterranean Film Institute, que se celebra todos los años en una isla griega.

Durante la primera fase del taller, a cada guionista nos tocaba reunirnos con varios tutores para que estos nos dieran su opinión sobre nuestro guión. Después, debíamos elegir a uno de ellos para empezar a trabajar en la que debería ser la nueva versión. Durante aquellas primeras reuniones, además de aburrirme como una ostra, no paré de preguntarme ”¿Qué hago yo aquí?”. Ninguno de los tutores mostró demasiado interés por mi guión, y encima me daba la impresión de que mi historia de extraterrestres exiliados en la Tierra y perros con cerebro de androide les parecía una gilipollez. Incluso uno de ellos llegó a proponerme, muy serio, que contara la misma historia "solo" que convirtiendo a mis dos ancianos extraterrestres protagonistas en humanos. Básicamente, quería que escribiera otra película totalmente distinta a la que yo tenía en mente.

Afortunadamente, cuando ya estaba medio desesperado, y pensando en volverme a España, me tocó reunirme con Lewis.

Y no es que a Lewis le interesara especialmente la ciencia ficción. Más bien todo lo contrario. “Su género" era el drama realista y de pensar en escribir sobre naves espaciales, abducidos o cosas así, le daba la risa. Pero tenía muy clara una cosa: si a mí me gustaba la ciencia ficción… ¿quién era él para decirme que renunciara a ella? Además, no se trataba de que yo escribiera un guión que él hubiera podido escribir, sino de que él me ayudara a mí a escribir bien (o al menos mejor) la historia que quería contar.

Así que por supuesto, le elegí a él como tutor durante el segundo tramo del taller.

Que respetara las intenciones del guionista con el que estaba trabajando no quiere decir que Lewis fuera un tutor blando. En absoluto. Siempre decía muy a las claras lo que pensaba y si desde su punto de vista, una trama no funcionaba, pues no funcionaba y de lo que se trataba era de trabajar lo que hiciera falta hasta que sí lo hiciera, no de hacer que el guionista se sintiera bien dorándole la píldora y alimentando su ego a base de medias verdades.
Por Ej. recuerdo que en la primera reunión me dijo rotundamente que mi guión tenía un problema muy gordo: carecía de tercer acto y necesitaba un antagonista más claro. Mi primera reacción fue enfadarme y negarlo, pero después… bueno… lo cierto es que aunque me fastidiara (sobre todo porque eso significaba que iba a tener que reescribir más de medio guión para arreglarlo), Lewis tenía razón. La había cagado.

Y no contento con dejarme claro que me esperaba muchísimo trabajo por delante, al día siguiente me propuso que me olvidara para siempre del documento que había llevado a Grecia y que empezara a escribir la nueva versión partiendo de la escaleta que íbamos a elaborar allí…

A pesar de lo poco que me apetecía, como por probarlo no perdía nada, le hice caso. Y descubrí que tenía razón. A veces es más rápido empezar desde cero que intentar rescatar las secuencias “útiles” de un guión que no acaba de funcionar.

Esas fueron solo algunas de las cosas que aprendí de Lewis.

En realidad, creo que de no haberle conocido, yo nunca me habría animado a ser profesor. Pero viéndole escaletar una película entera sobre una pizarra en menos de dos horas, poniéndose en pie cada dos por tres, derrochando energía y entusiasmo, haciéndonos preguntas, obligándonos a intervenir, obligándonos a pensar, pensé por primera vez que llevar un taller de guión podía ser divertido.

Todavía hoy, lo que hago en los talleres se basa en lo que le vi hacer a Lewis durante aquellos días en Grecia.

Y muchas veces, sobre todo cuando me dan ganas de tirar la toalla con algún alumno especialmente impermeable a mis consejos, pienso en Lewis y en cómo se las arreglaba para mostrar interés incluso por los guiones más imposibles (de esos que sólo en caso de milagro acabarían por ser medio legibles), y me fuerzo a seguir adelante poniendo buena cara.

Tras el taller del MFI, seguí en contacto con Lewis, dándole la brasa con mis proyectos y mis aventuras y desventuras en el mundo del guión. En muchos momentos de bajón, en los que tanto contratiempo (todos esos guiones vendidos que se han quedado sin rodar…) me daba ganas de dejar de escribir, su apoyo significó mucho para mí.

A base de intercambiar e-mails, acabamos desarrollando una buena amistad. Y sólo hace tres veranos, cuando aunque ya tenía síntomas aún no sabía que los provocaba la ELA, comenzamos a trabajar en un guión del que por falta de tiempo sólo llegamos a escribir un tratamiento y que espero poder terminar algún día.



Me resulta muy difícil aceptar que haya pasado tan poco tiempo desde que se tomó esta foto y que Lewis ya no esté.

La última vez que hablamos en persona, el verano pasado, cuando yo ya estaba a punto de volverme a Madrid después de pasar unos días con él en Nueva York, Lewis me contó por fin la verdad sobre su enfermedad. Sabía que le quedaba un año y medio de vida, dos como mucho. Pero no estaba dispuesto a dejar que la ELA le obligara a renunciar a ninguna de las cosas que le gustaban.

Y creo que a pesar de lo mucho que llegó a sufrir, lo consiguió.

Siempre me sorprendió la entereza con la que asumió saber que le quedaba tan poco de vida. Me da vergüenza reconocerlo, pero aquella vez, fue él quien acabó consolándome a mí.

Echaré mucho de menos su sentido del humor, su cariño, su inteligencia y la paciencia que siempre demostró conmigo.

En el libro que comenté aquí hace unos días de Daniel Pennac, éste dice: “Basta un solo profesor -¡uno solo!- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás”.

En mi caso, Lewis fue ese profesor.

Además, tuve la suerte de que también fuera mi amigo.