lunes, 13 de julio de 2009

Cuidadito con los trífidos


Esto releyendo estos días El día de los trífidos, de John Wyndham. Aunque quizá debería decir leyendo, porque la leí por primera vez con 12 o 13 años y no recordaba apenas nada salvo la premisa (y no demasiado claramente) y que por aquel entonces me impresionó mucho. Precisamente por eso había dudado durante mucho tiempo si volver a leerla o no. No me apetecía que mi relectura de adulto me acabara decepcionando. Afortunadamente, por ahora, y a 150 páginas del final (estoy más o menos a la mitad), no está siendo así*. Tras algún bache inicial como la enrevesada explicación del origen de los trífidos (que supongo además será falsa, ¡o eso espero!), estoy disfrutándola mucho. La historia es muy conocida: unos años después de que los trífidos, unas extrañas plantas de varios metros de altura, capaces de andar tras arrancar sus raíces del suelo, empezaran a aparecer en todos los países de la Tierra, nuestro planeta pasa entre una tormenta de meteoritos cuya visión deja ciega al 90 % de la humanidad. En ese desolador paisaje post apocalíptico, los escasos supervivientes que han conseguido conservar la vista intentan arreglárselas como pueden para sobrevivir. Y uno de los mayores problemas a los que tienen que enfrentarse son como no los misteriosos trífidos. Porque las “plantas” poseen un aguijón venenoso con el que atacan a los seres humanos para poder alimentarse de ellos días días después, una vez comienza a pudrirse su carne. A la espera de saber si realmente la novela mantendrá el tipo hasta el final, de momento una de las cosas que más me está llamando la atención es hasta que punto ha sido fusilada, ya no solo en otras novelas, sino en un buen número de series de televisión y de películas. Por poner solo dos ejemplos, el inicio, con el protagonista despertando en un hospital a la mañana siguiente de la catástrofe, sin tener ni idea de lo que ha pasado durante la noche, es clavadito al de 28 días después, la película de zombies de Danny Boyle, y hay más de una escena y más de dos que aparecen tal cuál en Blindness, la adaptación al cine de la novela de José Saramago Ensayo sobre la ceguera (como no he leído el libro –cada vez que he intentando leer a Saramago se me ha atragantado- no sé si provienen o no de él, pero en el caso de que así sea, no está de más recordar que Wyndham escribió su libro en 1951 y Saramago el suyo en 1995). Lo que no he visto nunca es la adaptación al cine de El día de los trífidos de 1962 -aunque el cartel no pinta mal, ¿no?- ni la serie de televisión que se estrenó casi 20 años después. Justo ahora parece que se está rodando otra, así que teniendo reciente la lectura del libro, lo mismo me animo y acabo viéndola.
Por cierto, la traducción de la edición española es muy pobretona. Si podéis, no hagáis como yo y leedla en inglés.


*Terminé de leerlo hace unos días. Y ha habido suerte, sigue siendo igual de interesante hasta el final. Lo único malo es que la explicación sobre el origen de los trífidos de la que hablaba por ahí arriba es la única que acaba dándose en todo el libro. En realidad creo que habría sido mejor obviarla. Pero aparte de eso (que no sé si de todas maneras importa mucho), la historia es muy intensa y sino fuera porque no hay teléfonos móviles ni Internet podría haber sido publicada hace unos meses y no hace casi 60 años. Respecto a las similitudes con 28 días después, Pepo Pérez me ha envíado este mensaje: “En efecto, la estructura de la novela estaba fusilada en 28 días después, no eres el único que lo cree. Yo también lo pensé porque leí la novela poco después de ver la peli de Danny Boyle cuando se estrenó, hace unos años. Y no sólo el principio, con el chico despertando del coma en el hospital sin saber qué ha pasado en el mundo mientras tanto, fíjate en el resto: dos jóvenes adultos, chico y chica, se conocen y se alían para emprender la huída; llegan a una comuna dirigida por militares, etc. Todo eso estaba también en El día de los trífidos".