martes, 8 de marzo de 2011

Retrato de un desalmado

El desalmado (pero con mucho talento, eso sí) es Manuel Vázquez, el creador de personajes de cómic como Anacleto, agente secreto o Las hermanas Gilda, cuya vida relata con bastante acierto la película “El gran Vázquez”, escrita y dirigida por Óscar Aibar. 


Me la perdí en el cine pero por fin la he visto en DVD y la he disfrutado muchísimo. Santiago Segura está perfecto como Manuel Vázquez;  su historia consigue interesar sin parecer una mera acumulación de sketches, a pesar de que como en la vida de casi todos, la de Vázquez también carece de progresión dramática clara, de “argumento”; los momentos con viñetas animadas (algo que se destacaba negativamente en alguna crítica que leí cuando se estrenó) son más que un mero adorno y sirven para explicar cosas sobre el personaje y sus circunstancias; también funciona el uso ocasional de recursos comiqueros (viñetas, textos de apoyo, etc.; no como en el Hulk de Ang Lee); aunque sea algo difícil de concretar, se nota mucho que es una película hecha con cariño, tanto de parte de Segura como, por supuesto, Aibar, y, lo que más me preocupaba, que al tratarse de una comedia con vocación comercial las aristas del personaje hubieran sido limadas para que cayera mejor, nunca llega a ocurrir. El Vázquez cinematográfico es un hijo de puta. Un tipo que no sabe lo que es la empatía. Resulta simpático y, desde luego, te ríes con él, a veces mucho, y cuando explica sus razones, muchas hasta llegas a compartirlas (algunos de sus diálogos con Peláez, su archienemigo en Bruguera, son antológicos), pero la película deja bastante claro que para ser como Vázquez, aparte de ser un genio, te tienen que importar un carajo los sentimientos de todos los “gilipollas” que se cruzan en tu camino. Entre carcajada y carcajada, recordé una entrevista con el guionista Paul Schrader hablando de Travis Bickle, el protagonista de “Taxi Driver”, la película que escribió para Martin Scorsese, en la que decía algo así como que Travis era interesante para verlo en una película, pero de tener que pasar un rato a solas con él, lo mejor sería llevar una pistola y estar preparado para descerrajarle un par de tiros. Pues algo así me pasa a mí con Vázquez (sin llegar a los disparos, claro). Me encanta verle en el cine (y leerle) pero me alegro de no haber sido uno de los “gilipollas” a los que sableó. Aunque ahora que lo pienso, para ser Vázquez, aparte de ser un bicho, también había que estar dispuesto a pagar el precio de ser Vázquez. Como las buenas comedias negras, "El gran Vázquez" también sabe ser triste y amarga. Y no digo más  para no destriparos la película a los que aún no la hayáis visto y no estéis familiarizados con su biografía.  


La verdad es que para los que fuimos “niños de Bruguera”, está siendo un año estupendo. Con las horas qué pasé de crío fantaseando sobre cómo serían mis ídolos (mis preferidos eran Vázquez, Raf, Martz Schmidt e Ibañez) jamás pensé que llegaría a leer libros como este:


 …cómics como este otro…


 …y claro está, películas como “El gran Vázquez”.