sábado, 12 de septiembre de 2009
Que no hombre, que no.
Esta tarde he visto “District 9”. La película me ha gustado mucho, y no tengo nada que decir sobre ella que no se haya dicho ya en otras partes (excepto, y esto sí que me parece que no se ha comentado, que estructural y temáticamente es “Encuentros en la tercera fase” al otro lado del espejo), pero, aunque no tiene que ver directamente con ella, sí me gustaría comentar que estoy un poco harto de que en casi todos los artículos que he leído sobre "District 9", se insista en que es “muy barata”. Vamos a ver, señores periodistas, desde luego que 30 millones de dólares está muy lejos de los entre 100 y 200 de los tres o cuatro grandes “blockbusters” que se estrenan cada año ("Transformers 2" y compañía), pero 30 millones, sobre todo cuando no tienes que pagarle 20 a Brad Pitt o a Johnny Depp para que la protagonicen, es muchísimo dinero para rodar un largo. Y más aún si el productor, Peter Jackson, es uno de los dueños de la empresa que se encarga de los efectos especiales (o sea, del grueso de 80% de los planos de “District 9”).
Luego, para que os hagáis una idea, la película media española viene a costar entre un millón y medio y dos millones de euros. Con ese dinero, no ruedas ni siquiera el final de “District 9”. Y lo aclaro porque después hay que escuchar chorradas como que aquí “no sabemos” rodar películas así. Yo no sé si sabemos, pero desde luego no podemos. “District 9” en España habría sido casi una película de arte y ensayo, con Wikus y Christopher encerrados en una nave industrial acosados por los nigerianos. ¿Qué podría ser interesante? Puede. Pero desde luego no sería la película que he visto hace unas horas.