viernes, 4 de julio de 2008

La historia como fabricación interesada (e interesante)


No sé qué me divierte más, si el empeño de los expertos en hacer valer una teoría u otra de las que se mencionan en este artículo, basándose en intuiciones que no pueden demostrar con datos (espeluznante frase la de “sin atribuciones dudosas, el artista es más coherente”, ¡como si eso fuera algo bueno!), o la posibilidad de que realmente “El coloso” no sea obra de Goya sino de Asensio Julià, un discípulo aventajado suyo que supuestamente, y aún usando las técnicas aprendidas del maestro, en vez de dedicarse al retrato y al costumbrismo prefirió pintar imágenes pesadillescas como esta, o, como se insinúa ahora también, las impactantes pinturas “negras”. De ser cierto, resultaría que mis pinturas favoritas de Goya no serían suyas sino del tal Julià.