“(…) te dices a ti mismo “esto es bueno de verdad” y ellos te dicen “es muy malo””.
Realmente te hace pensar “no sé lo que estoy haciendo y estoy tan lejos de lo que funciona que no debería estar haciendo este póster, porque lo que ellos piensan que es bueno es lo contrario de lo que yo pienso que es bueno”. Hay un diseñador al que sigo que contaba que la razón por la que dejó de trabajar en diseño y se pasó directamente a hacer arte e instalaciones artísticas y cosas así es que incluso los diseñadores no son considerados artistas, y no es que yo me considere a mí mismo nada (ríe), pero él decía “como diseñador aún así estás creando algo y estás diciendo esto es lo que yo creo que tiene buena pinta”, y debido a que se hacen tantas revisiones, descartas cosas que nunca serán utilizadas otra vez. (…) Un montón de veces no puedes usarlas para nada más y son un montón de ideas desperdiciadas y energía y todo eso. Cuando estás concentrando en algo y dedicándole tiempo y luego se tira, es muy desalentador y te deja medio quemado y en plan “No puedo hacer esto. Preferiría pintar como hobby”.
Muchos de nosotros nos dedicamos a esto porque nos gustar hacerlo y lo haríamos para divertirnos de todas maneras, pero cuando la gente te paga por ello y empiezan a influir lo que haces, es una manera fácil de quemarse (…) porque deja de ser divertido. Es coger la mejor cosa en el mundo para ti y convertirla en algo que te hacer perder el sueño y que te estresa y cosas así. (…)”
El ilustrador de carteles de cine TylerStout, aquí.