sábado, 25 de abril de 2015

MUJERES INVISIBLES


Hace unos días terminé de leer "El año del pensamiento mágico", un libro de la escritora y guionista Joan Didion en el que cuenta cómo fue el primer año tras la repentina muerte de su marido, el también escritor y guionista John Gregory Dunne. 

En uno de los capítulos se menciona un libro llamado "Monster", del año 1997, en el que John contaba cómo había sido el infernal proceso de desarrollo (8 años nada menos) del guión de una película titulada "Up Close & Personal". Y de pronto, recordé que tenía ese libro por casa. Lo compré en un saldo hace por lo menos seis o siete años y aún no lo había leído. Así que lo busqué, lo encontré, empecé a leerlo y lo estoy disfrutando mucho. La historia que cuenta es tremenda, y cada dos por tres me dan ganas de copiar algún párrafo y subirlo al blog, pero éste me ha llamado especialmente la atención, sobre todo porque yo he vivido exactamente lo que cuenta en un par de ocasiones:

“El día de nuestra cita, Joan fue sola a ver a Katzenberg. No está de más recordar que Hollywood es sobre todo un club de chicos. La presencia de una mujer en una reunión en el estudio tiende a hacer que los ejecutivos masculinos estén incómodos. Cada vez que Joan y yo tenemos que discutir un guión por conferencia telefónica, las preguntas siempre se dirigen a mí; durante años, Joan fue tolerada solo como “un chico honorario”, cuya función primordial era tomar notas. Esta forma de pensar es la que prevalece incluso hoy. “¿Está John por ahí?”, pregunta el ayudante de un ejecutivo por teléfono cuando llama en nombre de su amo. “Soy Joan”. “Dígale a Joan que llame cuando llegue a casa”. Contractualmente siempre hemos mantenido que como guionistas (nuestra única colaboración profesional), uno de los dos equivale a ambos, y que ella fuera sola a reunirse con Katzenberg dejaría clara esa premisa con Disney. (…)”.

Han pasado ya unos años y, quizá porque hay muchas más mujeres productoras o ejecutivas, esto no parece que sea ya tan habitual, pero os aseguro que en ocasiones sigue ocurriendo no solo en Hollywood sino en España. Si formas pareja creativa con una guionista, hay quien consigue arreglárselas para ignorarlas durante las dos o tres horas que puede durar una reunión.