domingo, 4 de noviembre de 2012

El despertar







“(…) El hambre que provocaba el zombivirus era brutal e inconcebible, y los primeros meses de la plaga, cuando no se sabía muy bien qué hacer con los enfermos, se dieron casos de automutilación inconcebibles. Aún se ven por ahí troncos  ambulantes, o incluso cabezas sin cuerpo de los primeros infectados, que te hablan y te cuentan su vida, generalmente para pedir limosna.  Al no tener miembros, casi todos viven de la beneficiencia”.

De “El despertar”, de Elio Quiroga-Rodríguez. Acabo de terminar de leerla y desde ya es una de mis novelas de zombis preferidas (y os aseguro que he leído muchas). No os dejéis engañar por esa portada que sugiere una comedia almodovariana zombi. “El despertar” es divertida, desde luego, pero es mucho más que eso. No quiero  desvelaros mucho de la trama, pero tiene más de ciencia ficción apocalíptica que de sainete.

viernes, 12 de octubre de 2012

La emoción



Esta semana he escrito en Bloguionistas sobre el importante papel que juegan las emociones en el desarrollo de un guión y de cómo condicionan la manera en que percibimos tanto nuestro trabajo como el de los demás. Y justo después de subir la entrada leí esta entrevista con el director Terence Davies hablando de algo muy parecido: 

“Si no conectas con algo de forma visceral… es como la música. Si no te gusta un tipo determinado de música –por ejemplo, un determinado compositor-, no importa cuantas veces lo escuches, que dirás «lo siento, me aburro». A mí no me gustan ni Berlioz ni Wagner. Escuchar a Wagner es mi idea del infierno. Prefiero la muerte. Mi gran amor es Bruckner. Hay gente que me ha dicho, «pero no tiene melodía, y dura horas». Pero para mí sí es melódico. Tienes que responder de manera visceral, y si no, entonces todo lo que pasa después de los primeros minutos es malinterpretado. Y eso no pasa solo con mi película, sino con todas las películas”.