miércoles, 11 de junio de 2008
Repescando
La primera novela de Michel Faber me estaba esperando en una estantería desde hace varios años, pero no la he leído hasta esta misma semana. Y me ha encantado. Bueno, no sé si “encantado” es la palabra exacta. Más bien me ha emocionado, me ha estremecido y, sobre todo, me ha sorprendido. Porque a pesar de que los editores hacen todo lo posible para que no se note, e incluso se podría deducir del texto de la contraportada que Bajo la piel es una novela de asesinos en serie, en realidad se trata de una historia de ciencia ficción protagonizada por una extraterrestre que vive en la Tierra llevando a cabo una misión bastante tremebunda, cuyos detalles me ahorraré para no fastidiaros su lectura. Escrita en clave de drama existencial terrorífico, hasta algo melancólico en ocasiones (está muy lejos del subgénero que se conoce como “CF dura”), tras un arranque algo moroso que puede resultar un poco durillo, contiene escenas que no solo me han turbado profundamente mientras las leía, sino que vuelven una y otra vez a mi recuerdo (¡esa persecución nocturna!). Para entendernos, si Bajo la piel fuera cine, sería una película de los 80 dirigida por David Cronenberg. De hecho, tengo entendido que desde hace años existe la intención de adaptarla, pero supongo que una historia así, destinada al público adulto, y que sin embargo requiere una inversión tan grande en efectos especiales, no debe de ser nada fácil de financiar.
Nada más terminarla, me he ido a una librería a comprar la segunda novela de Faber, Pétalo carmesí, flor blanca, un melodrama victoriano de unas mil páginas que también editó hace un tiempo Anagrama. A ver si me animo y no tardo en leerla otros cuatro o cinco años…