miércoles, 27 de agosto de 2008

Un libro interesante

Creo que ya lo he dicho aquí alguna vez: los mejores “making of” de los DVD son los que se graban mucho después del estreno de la película. Es el caso, por poner los dos primeros ejemplos que se me ocurren, de los de La cosa o Blade Runner. Para saber cómo fue realmente el rodaje de una película parece que hace falta que pasen algunos años, no sé si porqué el paso del tiempo cura todas las heridas y lo que ayer resultaba trágico hoy parece cómico y se puede comentar sin cabrearse o lamentarse (ya lo decía creo que Woody Allen: drama + tiempo = comedia, o algo así), o porque es necesario para que los implicados no sientan la obligación de promocionar la película que acaban de terminar, hablando maravillas de todo su proceso de realización (además, en algún caso esa “obligación” forma parte del contrato que han firmado con la productora). Uno de esos reveladores “making of” no forma parte de un DVD sino que es un libro: What Just Happened?: Bitter Hollywood Tales from the Front Line Su autor es el productor Art Linson, se publicó en 2002 en Estados Unidos (que yo sepa no se ha editado aquí) y en él habla de cómo fueron la preproducción y los rodajes de algunas de las películas que produjo para Fox. Entre otras: El desafío, Grandes esperanzas (la versión de Alfonso Cuarón) y El club de la lucha. El libro está muy bien escrito, es bastante divertido (sobre todo, si, como comenté hace unos meses respecto a la novela de Óscar Aibar sobre el rodaje de su primer largo, Atolladero, uno no estuvo allí), y está repleto de anécdotas que vienen a demostrar de nuevo que… como decirlo… en todas partes cuecen habas. A veces los guionistas (y supongo que también los directores, y en general todos los que trabajamos en la tele o el cine) en momentos de bajón y de decepción soltamos aquello de “si tuviéramos una industria de verdad, como la americana… las cosas serían muy diferentes”. Pero si solo la mitad de lo que cuenta Linson es cierto, al final la única diferencia entre nuestra industria y la norteamericana es que allí la olla donde se cuecen las habas está hecha de oro y platino, mientras la nuestra es de cobre (o si eres Amenábar o Almodóvar, de acero inoxidable). Me dan ganas de contar algunas de las anécdotas que se explican en el libro, pero me voy a contener, no sea que alguno lo queráis leer. Aunque hay una… venga, la cuento: supongo que ya os hacéis una idea de que a menudo las relaciones entre los guionistas y los directores no son nada fáciles, sobre todo cuando cada uno tiene una película diferente en la cabeza. Pues bien, en Grandes Esperanzas, Alfonso Cuarón y el guionista, Mitch Glazer, tiraron en dos direcciones tan distintas que, a pesar de que durante todo el rodaje se estuvieron llevando a cabo reescrituras para acomodar las dos visiones, una vez montado el material, éste no tenía ni pies ni cabeza. Las escenas funcionaban de forma aislada, pero no existía continuidad entre ellas. ¿Y cuál fue la solución de Linson? Pues llamar a David Mamet para que escribiera de forma anónima una voz en off que le diera sentido al conjunto. Lo que me ha hecho pensar en si esas narraciones en off que tanto abundan en las adaptaciones literarias (especialmente cuando se trata de novelas muy densas), no serán el resultado de decisiones similares…

Ah, después de terminar de escribir esta entrada, buscando información sobre Linson he descubierto que Barry Levinson ha rodado una película basada en el libro. Ahí va el cartel.