lunes, 1 de septiembre de 2008
El mundo se acaba
Cosas que pasan. Después de no haber puesto las manos encima de un solo tebeo de Takao Saito en mi vida, he leído dos el mismo día: Breakdown (Impacto), editado por Dolmen, y Survival, editado por Ponent Mon. Encima los dos cuentan una historia que parte de una premisa más o menos similar: una catástrofe destruye el Japón y los protagonistas luchan por sobrevivir, intentando adaptarse, más mal que bien, a sus nuevas circunstancias. De hecho, los protagonistas de cada tomo podrían ser hermanos de lo mucho que se parecen, no sólo físicamente, sino en su forma de comportarse. De todas maneras, cómo a mí me pierden las historias posapocalípticas, he disfrutado mucho leyendo los dos, aunque quizá Breakdown (en el que la causa del desastre es un meteorito) sea algo más interesante. Porque, mientras que de momento en Survival el protagonista se dedica a vagar solo por el bosque, en Breakdown éste ha sobrevivido acompañado de su jefe, un tipo malencarado y desagradable que le hace la vida imposible. O sea, el último compañero que querríamos tener de encontrarnos alguna vez en una situación de este tipo. El caso es que “gracias” a las meteduras de pata y las borderías del jefe, las 350 páginas del primer tomo de Breakdown se leen, a poco que uno se “meta” en la historia, con verdadera angustia.
Además, llevaba un tiempo sin leer prácticamente ningún manga (salvo Maiwai, que descubrí por recomendación de Hernán Migoya) y me apetecía perderme en una de sus minuciosas narraciones en las que atravesar un arroyo puede dar lugar a una secuencia de veintitantas páginas. Que envidia me dan estos japoneses. Sobre todo ahora, que precisamente estoy terminando de escribir el tercer tomo de La casa de los susurros, intentando comprimir el final de la primera saga de la serie en un tomo de 54 páginas. Ya me gustaría tener otras 50 más (por lo menos). Aunque lo mismo entonces Tirso se cortaba las venas…