miércoles, 24 de septiembre de 2008

Así es...

De este artículo de Hernán Migoya:

"En España el llamado “compromiso social” del autor es una suerte de Santo Grial que lo justifica todo. Justifica la mayor bazofia artística, en cualquier medio. Ello provoca un fanático apego al género “realista” (aunque muchas veces llamemos realismo a lo que no deja de ser puro y duro melodrama de lo más fantasioso: el maniqueo cliché de los ricos malos y los pobres buenos sigue configurando nuestra convención más simplona y eficaz para obtener la gracia del poder), modalidad que suele resultar por ende aburrida y, en muchos casos, una estafa de planteamientos: haciendo cine, por ejemplo, he descubierto que aquí muchos camaradas de profesión denominan realismo a las convenciones narrativas de los telefilmes… sí, estadounidenses. Vamos, que es muy discutible el cacareado realismo del -como se empieza a conocer mundialmente en lengua castellana- “dramón español”, variedad exportable de género cañí muchas veces tan poco verista como la acción o el terror estadounidenses, y del que generamos en cadena numerosos “botones de muestra” tanto en cine, como en literatura, como en cómic".