"—Todo. Sí, verás, me cuesta explicarlo. Es como si las cosas ocurrieran demasiado deprisa. (…) como si se hubieran puesto de acuerdo para ocurrir todas al mismo tiempo y evitar que pueda controlarlas. —Señaló el estante lleno de libros que tenía junto a él—. Los libros, por ejemplo. Tú ya me conoces, no paro de comprarlos. Los compro por docenas, aunque sé que la mayoría no voy a leerlos. Los meto en la estantería, perfectamente organizados, y cada día, cada minuto que paso sin leerlos, me angustio más y más. Pienso que a lo mejor me estoy perdiendo algo, algo genial, ya sabes, ese tipo de historia que daría un giro radical a mi vida, toda esa mierda. Y me mortifico por no dedicarle unas pocas horas en vez de, no sé, trabajar doce horas al día como un gilipollas o dormirme en el sofá viendo un estúpido concurso de la tele. Ya sé que es absurdo, pero a veces me levanto arrepentido por haber dormido ocho horas de un tirón, ¿comprendes? Constantemente me siento culpable por no estar haciendo otra cosa. (…)".
De este libro:
A falta de 100 páginas para terminarlo, de momento me está gustando bastante. ¡Y no solo porque me identifique con muchos aspectos de la vida de su protagonista!