lunes, 22 de enero de 2007

Disfraces de superhéroe y perros mutantes (1)



Durante los próximos días voy a ir subiendo las únicas páginas que tengo de un proyecto con Rayco Pulido que de momento hemos abandonado: Cómo tu superhéroe favorito, del que ya colgué alguna muestra hace tiempo. Justo estos días estamos empezando uno que sí que será publicado, así que vete a saber cuándo podremos explicar de una vez qué hacen en el desierto estos chavales disfrazados de superhéroes.
Adelantándome a posibles preguntas, explico ya que la razón de que aparcáramos Cómo tu… fue que, a pesar de que teníamos un posible editor, se trata de un proyecto muy ambicioso (para contar la historia necesitaríamos más de 150 páginas) y en estos momentos ninguno andamos muy sobrados de tiempo, especialmente yo. Por eso, al final nos hemos decidido por una historia que nos gusta tanto como esta, sólo que más sencilla.
El resultado, si nada falla, se publicará a finales de este año.

viernes, 19 de enero de 2007

Ojetecalor en NST

Aquí podéis ver el debut de Ojetecalor en NST. Y sí, el "freak" del vestido blanco y el bigotillo es Carlos Areces, dibujante de cómics (El Jueves) y cómico (NST, La hora chanante).

ACTUALIZACIÓN: El vídeo está ahora almacenado en la sección "Otros vídeos" de la página de descargas de Paramount Comedy.

sábado, 13 de enero de 2007

LOLITA HR


Javi Rodríguez, que además de un buen amigo es el dibujante de un tebeo con guión mío y de Antonio Trashorras, Miedo, presenta su primer álbum para el mercado francés, y lo hace nada menos que en el salón del cómic de Angouleme, la meca del tebeo europeo. ¡Enhorabuena!

martes, 9 de enero de 2007

HABLANDO CON GUIONISTAS (7)

Ahora que acaba de ser elegida presidenta de la Academia de Cine supongo que es menos necesario que nunca presentar a ÁNGELES GONZÁLEZ SINDE. Pero por si acaso, aclaro que es guionista (La buena estrella, Segunda piel y más de otra decena de largometrajes, así como varias series de televisión), directora (La suerte dormida) y escritora (el libro infantil Rosanda y el arte de birli birloque). Con ella voy a hablar de un tema espinoso -sobre todo a la hora de negociar con los productores-, pero con el que más tarde o más temprano tiene que bregar casi cualquier guionista: las adaptaciones literarias.

DAVID MUÑOZ: ¿Partir de material ajeno, complica o facilita la labor del guionista?

ÁNGELES GONZÁLEZ SINDE: Te complica mucho más la vida porque partes de un pie forzado que no vas a poder alterar. Por otro lado, sinceramente te digo, muchas veces los productores se fijan en novelas que para mí no contienen material adaptable para el cine, con lo que se multiplica la dificultad. Los productores piensan que al darte una novela vas a tener que pensar menos porque parte del trabajo está hecho, ya hay personajes y hay una historia. Pero es al revés. Meter todas esas piezas en hora y media de narración audiovisual muchas veces es un rompecabezas infernal. Las reglas de la literatura y las del cine tienen poco que ver y muchas cosas que funcionan en el papel, no funcionan luego en la pantalla. Por eso elegir bien el material de partida es la base, pero eso desgraciadamente no es tan sencillo.

D.M: Yo hasta ahora solo he adaptado un par de novelas, pero en ambas ocasiones he tenido que inventar muchísimo para conseguir escribir un guión de 100 páginas. Al escaletarlas, ninguna de las dos novelas daba para un largo, o bueno, sí para un largo, pero uno en el que no pasaba prácticamente nada durante dos horas. Sin embargo, al leerlas sus productores creyeron lo contrario, que no paraban de ocurrir cosas. ¿Por qué crees que se produce este fenómeno casi paranormal?

A.G.S: Ahora mismo estoy moviendo un guión de un amigo que es novelista. Él mismo ha escrito un guión basado en su novela. Son los mismos personajes, pero otras situaciones, como si fuera un paso más allá, un año después de lo que cuenta la novela. Está muy bien. Igual de bien o más que la novela. Pues enviamos a un productor novela y guión y nos dijo que la novela le gustaba más. Yo creo que es natural que la novela guste más y que es natural que los productores se sientan más atraídos por las novelas que por los guiones, porque una novela es un producto acabado, en el que no quedan cabos sueltos. Está mucho más definido. Mientras que un guión es apenas eso, los planos de un edificio. Es más fácil comprar una casa viéndola físicamente que sobre plano. Hay que tener mucha capacidad de imaginación visual y sonora, imaginación muy creativa, espacial para leer un guión. Y requiere un esfuerzo a menudo tedioso, y especulativo. Los guiones son muy pobres comparados con las novelas. Digamos que para un productor, o para el común de los mortales, es más fácil hacerse a la idea de como quedará la película final con una novela. Por eso se sienten atraídos por ese material. Por otro lado, claro, está el hecho de que hay novelas que han sido best sellers, o premios con mucha promoción y los productores piensan que les facilitará la financiación y luego la promoción cuando la peli se estrene y que atraerá a un público que ya compró la novela.
Pero los productores no suelen saber cuál es el material dramático que hace falta para una película, porque no son guionistas. Para detectar si una novela sirve o no para las artes de la representación, hay que trabajar un poquito en ella. Yo suelo hacerme una escaleta de la novela antes de aceptar un encargo de adaptación, porque me he encontrado con situaciones infernales.

D.M: ¿Puedes hablarme de algún caso en concreto?

A.G.S: Lo maravilloso de ser novelista es que en las novelas no es imprescindible el esquema dramático este de un protagonista, un deseo o necesidad muy fuerte, unos obstáculos que salvar. Y lo complicado de ser adaptador es que hacer encajar en él las novelas sin violentarlas demasiado ni inventar nada es harto complicado. No todas las novelas tienen conflicto, y algunas que sí lo tienen, lo pueden plantear, pero no tienen obligación de perseguirlo hasta el final, ni contar todos los pasos. Eso es lo que nos ocurría a Macías y a mí con Antigua vida mía. La novela de la chilena Marcela Serrano narra la amistad de dos mujeres maduras desde que se conocen en la infancia. Hay un detonante para esta ristra de recuerdos, que es un crimen: una de las amigas mata a su marido en defensa propia tras diversos episodios de malos tratos. Pero en la novela, del relato detallado del día del crimen, se pasa a una visita en la cárcel de una amiga a la otra y ya directamente a la salida de la cárcel de la amiga homicida. Falta todo el desarrollo que en una película sería el meollo de la cuestión. Para hacer la adaptación al cine, Alberto Macías y yo optamos por el crimen y los malos tratos como eje de la historia. Aquello era representable (una mujer tiene que descubrir el pasado de su amiga para sacarla de la cárcel, pero la amiga no quiere colaborar: una heroína, un deseo, un obstáculo) y nos iba a permitir elaborar una historia de amistad entre mujeres, aunque no toda la historia de la amistad entre estas dos mujeres. En hora y media no cabía. El problema estribaba en que había muchos vacíos, faltaban muchos pasos que la novelista no había tenido la necesidad de contar en su novela que es, como digo, un relato desordenado de las vidas de estas dos personas e incluso de sus madres y abuelas. Tuvimos que remendar esos agujeros sirviéndonos a veces de algo tan pequeño como una frase de la novela para construir una escena entera. Porque la novelista puede saltar de una cosa a otra y decir “se conocieron y desde el primer día fueron íntimas, pasaron la noche charlando.” Pero en el cine tienes que inventar de qué hablaban, verlas y construir los diálogos, y esto puede ser complicado. En el cine saltar de una cosa a otra no es posible, porque el espectador se preguntará “pero esto ¿de qué va?¿Va de la amistad entre ellas? ¿va de un crimen? ¿va de las abuelas de las protagonistas?…” Todas las escenas de una película deben tratar de la historia que nos ocupe, sólo de eso y nada más que de eso. En el cine no se puede divagar, sin que esto sea dicho en ningún modo peyorativamente.

D.M: En una de las novelas que yo adapté, te encontrabas constantemente con párrafos del tipo “Y fulanito le dijo a menganito unas cosas que le dejaron patidifuso”. Ya, pero, ¡¿qué cosas?! Por supuesto, tuvimos que inventarlas, y no resultó nada fácil.

A.G.S: Esta de Marcela Serrano es la adaptación más difícil que he hecho. Y la mejor, la más sencilla, la de La conquista del aire de Belén Gopegui, una novela tan bien armada por dentro que el conflicto y todos los obstáculos dramáticos estaban servidos.

viernes, 5 de enero de 2007

miércoles, 3 de enero de 2007

El último extracto

TRATAMIENTO VS. GUIÓN

CARLOS MOLINERO: El formato ideal para buscar productor es el tratamiento. O eso, o una sinopsis larga. Nunca el guión entero. Mover un guión acabado creo sinceramente que es hacer un poco el "tolili". Y no exagero cuando digo que un guión entero no se lo lee en España un productor ni de cachondeo. Lo digo sin mal rollo. Es sólo que un productor tiene siempre mil cosas que hacer, va con el tiempo justo y nunca se va a sentar a leerse ciento y pico páginas. Lo normal es que se lo lea un analista o su primo, que luego le contarán al productor lo que les ha parecido. Y ahí estás ya poniendo un filtro peligroso. Si en lugar de cien, sólo tiene que leerse veinte o treinta páginas pues es más posible que sí sea él en persona quien se lo lea, quién sabe. Y luego hay otro factor importantísimo para mover tratamientos en lugar de guiones; y es que todo el mundo en esta industria siente la necesidad de aportar cosas a nivel creativo, y el productor con más razón, claro. Por tanto, si tú mandas un guión acabado, en el mejor de los casos seguro que te dicen: "Nos gusta la idea pero queremos que hagas todos estos cambios". Jamás les va a convencer el guión tal y como les llegue, jamás... También puede que te digan: "Nos encanta este guión pero no es el tipo de película que queremos hacer... porque no haces otra así y así". Y, claro, tú te has pegado una paliza acojonante para acabar el guión lo mejor posible para nada.
Algo que deben saber los guionistas que empiezan es que los productores van a entender mejor el lenguaje del tratamiento porque está más cercano a ser un cuentecito y, además, les resulta más cómodo de leer. Un profesional del guión, por ejemplo, valora más una escaleta que un tratamiento, porque una escaleta es realmente el esqueleto de una película, sin trampas. Pero una escaleta es algo demasiado esquemático y árido de leer para un productor y, desde luego, un guión entero le tiene que pillar en un día muy especial para leérselo, y una sinopsis es algo también demasiado corto. Por eso lo mejor es enseñar el formato intermedio, un tratamiento, en estilo algo literario, narrado en presente, con soluciones aun abiertas, para que él pueda meter mano, dar ideas, etc., y así sentirse parte importante en el proceso creativo, cosa que comprendo, ya que una de las satisfacciones que se supone que la gente que se dedica a esto tiene es intervenir en lo creativo, en lo divertido... Aunque ellos no sepan escribir, para al menos tener la impresión de que han metido un pedacito de su creatividad. Tampoco hay que descartar la posibilidad de que con una idea buena hayas hecho un guión que no funcione y que eso te lo analicen en una productora y te lo tiren, cuando si hubieras entregado un tratamiento quizás hubieran apostado por las buenas posibilidades que se apuntan en él.
Otra cosa negativa que puede pasar si presentas una sinopsis y les gusta, es que como una sinopsis apenas demuestra que sabes escribir, pueden querer comprarte simplemente la idea y luego encargarle el guión a otro, porque no se fíen de que puedes hacerlo tú bien.

JUAN CAVESTANY: A mí no me gusta nada escribir tratamientos. Cuando hay que hacerlo para un productor, pues no queda otro remedio. Pero de mí no sale hacerlo. De hecho, es que mi primer impulso no es ni siquiera escribir escaletas. Si tengo ganas de escribir una historia, me lanzó al guión directamente, escribiendo páginas y páginas como un loco, sin mirar atrás. Y puedo llegar a terminar de golpe un guión entero que desde luego al releer veo que es un caos y que le sobran cosas y le faltan escenas y es de los más caótico. Pero, aun así, me gusta ese sistema porque me permite descubrir cosas por el camino, ver que posibilidades en bruto tengo con ese tema. Porque al principio no las sé, y con una escaleta o un tratamiento tampoco lo voy a ver claro. Con una mera escaleta puedo tener la estructura, pero yo no sé si esos personajes me van a gustar, si van a decir cosas que me interesen... Y para mí eso es fundamental. Entonces, como no me cuesta rellenar páginas, pues tiro para adelante desde el principio y dejo hablar a los personajes. Eso sí, más tarde vuelvo atrás y me hago una escaleta a partir de eso primer guión en bruto. Y ya entonces sí estructuro y cambio lo necesario para tener una estructura manejable, cortando, desechando cosas, cambiando de sitio... Es un sistema que no puedo recomendar a nadie pero que a mí me sirve.
A la hora de trabajar con productoras es muy normal que te pongan los plazos de pagos en relación a la entrega de escaleta, tratamiento, etc. Entonces sí te vez obligado a dar todos esos pasos intermedios y en orden.

ÁNGELES GONZÁLEZ SINDE: Si a mí me aburre leer guiones no quiero ni pensar lo que les aburre a los productores, de modo que mejor mover tratamientos o hasta sinopsis. Si eres capaz de darles tres páginas o así que les llamen la atención, existe alguna posibilidad de que te pidan más. Pero esperar que un productor tenga una hora y pico para leerse todo un guión no tiene mucho sentido. Aunque antes de todo eso es importante tener al menos un guión acabado, para que sepan que si te piden uno, eres capaz de hacerlo porque no será lo primero que haces.

OPORTUNIDADES/CONTACTOS

C.M: Yo creo que casi cualquiera puede vender un tratamiento a una productora si les gusta lo que leen. No hace falta presentarse con unas referencias acojonantes. Por ejemplo, recién salido de la Escuela de Cine yo vendí un guión a Tornasol. Y me hicieron contrato y me trataron no como a un novato sino como a un profesional más. Simplemente confiaron en el proyecto aunque yo no fuera nadie. Bien es cierto que yo ya venía con la referencia de ser de la Escuela de Cine, lo cual ya te supone un nivel mínimo, pero aun así creo que lo importante es dar en la diana con algo que les guste, y no importa el nombre que tengas. Yo me entero continuamente de proyectos rechazados a supuestos guionistas y directores consagrados, y otros casos de absolutos desconocidos que de repente colocan un guión. Sin ir más lejos, me consta que los guionistas y directores de Tuno negro llevaron el tratamiento a Lola Films sin el menor contacto y les compraron la idea porque vieron la película clara. Lo de los contactos sirve para eliminar filtros hasta llegar a la persona que decide lo que se hace y lo que no. Si conoces a alguien gordo, pues no te va a leer el último becario que está en la productora haciendo informes de guiones. Pero aunque no conozcas a nadie, si los informes van siendo buenos y gusta lo que entregas, al final tienes tantas oportunidades como cualquiera. Puede ser todo más lento, eso sí, pero no hay más misterio que escribir algo con lo que ellos crean que van a ganar dinero. Y ya está. Con esto quiero decir que creo que en las productoras realmente se leen los guiones que llegan. La forma en que se los leen y si aciertan o no en sus elecciones ya es otra cosa, pero leérselos yo creo que se los leen. Y desde luego que el 90% de lo que les llega será basura, como todo en esta vida.

A.G.S: Este trabajo no es distinto que cualquier otro, y si no te conoce la gente, ¿cómo vas a conseguir trabajo? Un arquitecto no se queda en casa esperando que le llamen para ofrecerle un proyecto. Pues nosotros al principio, lo mismo.

J.C: Yo dudo que en las productoras se lean todo los que les llega. Lo digo desde fuera y sin ninguna certeza de que esto sea así. Pero es la impresión que tengo cada vez que voy a una productora y veo los montones de guiones apilados. ¿Cómo van a leérselos todos? A mí algún productor me ha reconocido que si le los leyeran todos no tendrían tiempo para nada, aunque eso también depende de cuantos sean los que trabajan allí. Otra cosa que también me deprime un poco es cuando voy al registro y me encuentro un montón de chavales registrando sus guiones con unas caras de ilusión...

LECTORES-ANALISTAS

C.M: Trabajé como lector de guiones para Tornasol, pero muy poco tiempo. Yo cuando hice de analista de guión en las productoras procuré ser constructivo y pensar como un guionista, proponiendo cosas y tal. No limitarme a decir lo que no me gustaba, que eso es muy fácil. Yo creo que hay dos tipos de lectores claramente diferenciados: uno, gente que quiere ser o ya es guionista, y que al analizar lo que leen incluyen propuestas, sugerencias, ideas..., y dos, gente que más bien están en el área de producción y que al no tener armas de guionista para manejar el análisis, se limitan a destrozar lo que leen, pero añadiendo las cuatro cosas que han aprendido de Syd Field o de los manuales que se hayan comprado. Eso sí, dándoselas de listos. Esos análisis para mí son inútiles, porque vienen de gente ajena al proceso de escritura, de gente sin ideas.

A.G.S: Siento comunicar a los que envían sus guiones a las productoras que gran parte de los analistas que tienen las productoras son estudiantes. Lo cual ya da bastante que pensar sobre la validez de sus análisis. Los comentarios de los estudiantes suelen ser mucho más caprichosos y destructivos que los de los profesionales que sabemos el verdadero proceso detrás de la escritura. Los estudiantes se creen que saben más de lo que de verdad saben y hasta pueden alardear de ser más duros que nadie en sus juicios. Así los análisis no sirven de nada.
Y otra cosa que no soporto de los análisis es que sean anónimos, que no puedas saber quien está juzgando tu trabajo. Eso es básico para, digamos, juzgar el análisis. No es lo mismo el comentario de una persona con experiencia y cultura, que de cualquiera que acaba de entrar en la Escuela de Cine. Y tampoco es lo mismo juzgar una comedia si tus preferencias son el cine de acción o cualquier otro género.
A mí me han pasado informes de productoras en los cuales el analista me insultaba. Recuerdo una vez que leí una cosa que me dejó deprimida una semana. Me dieron un informe y ponía del guión: "Carece de toda imaginación visual". ¿Cómo se te queda el cuerpo después de eso? ¿Cómo afrontas una nueva reescritura con ese comentario sobre la mesa?
La opinión de alguien que no se dedica a lo mismo que está valorando para mí no tiene apenas validez. Yo, desde luego, no tenía lo mismo que decir de la escritura de guiones antes de hacer La buena estrella y después. Hay que ser humilde y no creer que sabes más que alguien que lleva varios guiones escritos, mientras tú aun no.

SUBVENCIONES/CONCURSOS

C.M: Las subvenciones creo que son algo que hay que aprovechar. Yo excepto por Salvajes nunca me he llevado nada y eso que he presentado varias cosas, pero eso no quiere decir que desconfíe del sistema. Conozco a personas que han formado parte de esos jurados y siempre me han dicho que el proceso es limpio, y que la gente se pega por lo que le gusta. Puede que de las quince seleccionadas haya una que, vale, el autor es amigo de todos los del jurado, pero ese es un caso muy extremo. La verdad es que los guiones subvencionados responden a ciertos patrones y que si tu presentas, yo que sé, El desollador urbano,* pues no te sorprendas si no te la seleccionan. No hay duda que se buscan proyectos con un cierto aspecto "de calidad", cine de enjundia... Otra cosa es si a ti te gusta eso, pero lo que buscan está clarísimo. Yo animo a todo el mundo a intentarlo, de todas formas, porque nunca se sabe. El guión en España está tan mal pagado que lo que puedas sacar de una subvención es cojonudo. Eso sí, uno de los dramas gordos del cine español es lo poco que sirve que un guión te lo subvencionen para que llegue a producirse. Al final sirve para que el guionista se lleve unas pelas y fuera, pero si no hay productoras que luego se interesan por ese guión, la subvención en sí no facilita nada las cosas.

*Aquí sí que creo que tengo que añadir algo a las palabras de Carlos: a mi las dos veces que me han concedido subvenciones para escribir guiones han sido primero por una historia de telépatas superpoderosos y luego por una de vampiros. ¿Es algo tan inusual? Pues la verdad es que no lo sé.

J.C: Una práctica de la que habría que advertir a todos los guionistas es la posible manipulación a la que algunos productores pueden someter las subvenciones en su modalidad de Guionista + Productor. A mí me ha pasado el siguiente caso. Una productora me planteo que presentaban un proyecto conmigo a subvención pero que si nos la concedían, ellos se quedarían con mi parte, considerándola incluida en mi pago por el guión. Es decir, como si la subvención la consideraran parte de mi paga. La subvención constaba de cuatro millones de los cuales dos son para la productora y dos para el guionista. Pues bien, ellos ya me advertían que si nos las concedían, ellos se quedarían los cuatro millones, ya que consideraban mis dos millones incluidos en la cantidad que yo ya había negociado con ellos por escribir el guión. Yo ahí sí que me planté porque me parecían unos términos inaceptables. ¿Qué derecho tenían ellos a quedarse un dinero que el Ministerio me daba a mí como guionista? Es totalmente injusto. Pero su argumento era que ellos ya habían decidido pagarme una cantidad por el guión y que de dónde sacaran el dinero a mí me tenía que dar igual. Yo les decía, claro, que el dinero del Ministerio no tenía nada que ver con lo que me pagaran por el guión, era algo añadido al proyecto. El Ministerio les daba dos kilos a ellos y dos a mí, y eso no tenía nada que ver con el pago posterior por el guión. Pero a ellos no les entraba en la cabeza. Entonces, cuando vieron que mi postura era inflexible me dijeron que prefieren no pedir la subvención. Y eso ya sí que me enfadó mucho, porque significaba que ellos querían o llevarse los cuatro kilos o, si no era así, que tampoco yo me llevara dos. Era una postura muy, muy baja. Decían que preferían apostar por otro proyecto en el cual el guionista no "les pedía tanto". Es decir, que tenían otro guionista dispuesto a regalarles ese dinero de la subvención con tal de que le comprasen el guión. Decían que yo era muy duro en la negociación. Entonces yo me mosqueé y les dije que, de acuerdo, que no pidieran esa subvención, que total me iba a dar igual que se la dieran o no al proyecto si yo iba a ver al final el mismo dinero, así que se presentaran con cualquier otro guionista que aceptase esas condiciones tan bajas. Eso ocurrió unos días antes de que se cumpliera el plazo de presentación de solicitudes, y justo el día antes me llaman y me dicen que se lo han pensado mejor y que sí, que lo van a presentar. ¿Qué pensar de unos productores así?

A.G.S: La subvención que me dieron por aquel primer guión a mí me sirvió para dejar mi trabajo y considerarme por fin a mí misma una guionista. Aquel dinero me lo planteé como una beca y me di un tiempo para vivir de él e intentar salir adelante en esta profesión.
No tengo constancias ni de fraudes ni de subvenciones amañadas. Creo que se impone la subjetividad de los gustos de los jurados. Yo suelo ver las listas de premiados y casi siempre no me suenan los nombres de la mayoría. Es decir, no son gente que haya podido influir en el jurado sino noveles auténticos. Además, los miembros de las comisiones cambian año a año y es un poco imposible predecir los gustos de los componentes. Incluso si por casualidad cae en la comisión algún amigo tuyo eso no es ni mucho menos garantía de que te la den, ya que aunque te defienda en la deliberación tiene que convencer a los demás, que son otros cinco.
El sistema de subvenciones de productora y guionista se presta a abusos por parte del productor. Ellos quieren normalmente descontarlo del contrato. A mí me ha pasado. No es un dinero extra, sino que me lo han descontado del precio. Con lo cual realmente, ¿qué ganas? Es más, pierdes la oportunidad de presentarte en esa categoría con otra productora que sí te dé ese dinero que es tuyo.

OPCIONES

C.M: Una cosa que nunca se debe hacer es ceder opciones gratuitas a productores. Porque si empezamos todos a hacer eso apaga y vámonos. Aquí nadie se va a ganar la vida escribiendo jamás. Yo me monto en mi casa una productora que no sea otra cosa que una especuladora de guiones. Acumulo derechos gratuitos y con que coloque algo ya me va a salir rentable, y lo que no coloco pues no es mi problema, porque no he invertido nada. Hay que intentar cobrar lo que sea, aunque sean dos pesetas, por una cesión de ese tipo. Cuando te dicen: "Tú me das una opción gratuita, yo voy a las teles y si me lo compran ya te pago a ti". Entonces yo digo: "Vale, ¿pero entonces por qué no voy directamente yo a las teles? ¿De qué me sirves tú si no me vas a dar dinero?". Yo ya he picado en el pasado. Un productor me pidió sinopsis gratis para presentar a Tele 5 y Televisión Española, y yo le escribí tres o cuatro. Por supuesto, no las colocó y nunca supe más de él. Trabajé gratis, vamos. Si alguien se me vuelve a acercar en ese plan le diría: "Mira, gratis no escribo para nadie, y si lo ves tan claro lo que deberías hacer es escribirte tú las sinopsis y quedarte con todo lo que saques, ¿no?”

J.C: Lo de las opciones gratuitas no me parece tan terrible siempre que se lo diera a alguien de confianza y que yo no vaya a hacer nada con ese guión por mi cuenta. Yo tengo guiones en un cajón que no me importaría que alguien de quien me fío me lo moviese y buscase financiación aunque no me diese dinero hasta que no lo colocase. Otra cosa es que alguien te quiera sacar gratis un proyecto para colocarlo él sin adelantar dinero. Tú no tienes porque cederle nada gratis a un tío que no conoces de nada. También hay gente que te propone en plan colega que escribas algo a partir de una idea que tienen ellos y luego moverlo ellos. Bueno, pues si tienes esa idea escríbelo tú o págame por escribir porque yo gratis sólo trabajo en mis propias ideas.

A.G.S: Mi consejo a todos los guionistas jóvenes sería que desde luego no acepten jamás escribir gratis, a no ser claro que con eso el productor le ceda una parte de los derechos del negativo de la película. La razón es evidente; y es que ese trabajo gratuito tuyo ha pasado a ser un activo de la película y, por tanto, puedes considerarte co-productor. Estás invirtiendo tu dinero en ese proyecto, y eso se llama ser socio capitalista. A los productores que te proponen esas cosas hay que decirles que intenten ese tipo de acuerdos con otros profesionales del sector. Por ejemplo, ve a Aguirresarobe y dile que trabaje gratis y que cuando la peli empiece a ganar dinero ya le pagarás. A ver qué te dice... Para evitar que nos tomen el pelo el guionista siempre debería compararse laboralmente con un técnico. Es decir, pensar, ¿qué haría en mi lugar un electricista? O incluso fuera del negocio del cine compararte con la empleada de limpieza de El Corte Inglés. Es como si sus jefes le dicen: "Mira trabaja gratis porque esta empresa va a dar mucho dinero y cuando vendamos una cifra determinada de zapatos te pagamos". Ella dirá que ni de coña, porque, primero, no tiene porque regalarle nada a una empresa como El Corte Inglés, y, segundo, porque su trabajo no tiene nada que ver con que los zapatos se vendan bien. Ella debe cobrar por limpiar y punto, no tienen que contarle más milongas.