sábado, 27 de junio de 2009

Más Darwin

Que curioso. Acabo de leer un párrafo en la autobiografía de Charles Darwin en el que que cuenta exactamente lo mismo que les explicamos hace un par de días Carlos Molinero y yo a los alumnos del último taller de ALMA cuando hablamos de la mejor manera de escribir el primer borrador del guión de un largo ( y es algo que yo por cierto tardé en aprender bastantes años; ¡la de horas trabajando para nada que me podría haber ahorrado si me hubiera dando cuenta antes de que era así cómo había que hacerlo!). Dice Darwin: “En el pasado solía pensar las frases antes de ponerlas por escrito; pero desde hace varios años he descubierto que ahorra tiempo garabatear páginas enteras con mala caligrafía y con la mayor rapidez posible, comprimiendo la mitad de las palabras para luego corregirlas pausadamente. Las frases garabateadas de ese modo suelen ser mejores que las que podría haber escrito sin prisas.” Luego Darwin explica que antes de ponerse a escribir dedica mucho tiempo a “la organización general de la materia”, o sea, a hacer lo que los guionistas llamamos escaletas. Pero, una vez tienes “organizado” el material, de lo que se trata es de escribir y escribir sin mirar atrás. Dedicarse a pulir cada frase hasta estar satisfecha con ella antes de tener una primera versión completa de lo que estás escribiendo (ya sea un guión o, como en el caso de Darwin, un ensayo de divulgación científica) es la mejor manera de no terminarlo nunca.