sábado, 27 de junio de 2009

Un oficio coral

"Ninguna de estas películas habría existido sin el dinero público. Tampoco, probablemente, Déjame entrar, ni Gomorra, ni la película más hermosa y más triste que yo he visto en años, Hace mucho que te quiero, de Philippe Claudel. España es un país de modas, y una de las modas que tocan ahora es la de poner en ridículo al cine español por su baja calidad y por la huida de sus espectadores y fingir escándalo ante las subvenciones que recibe. Efectivamente, hay muchas películas muy malas. También hay muchas novelas muy malas. La diferencia es que a mí, cuando cuento una historia, me cuesta igual situarla en un cuarto cerrado que en la imaginación de alguien que se toma un café o en los momentos cruciales de la batalla del Ebro o de la batalla de Leningrado. Escribir novelas es bastante barato, y bastante cómodo, si me paro a pensarlo (por eso es un oficio adecuado para gente camastrona y solitaria). Hacer películas es carísimo. Tienen que hacerse muchas para que salgan unas cuantas muy buenas: tiene que haber mucha gente que haga muy bien su trabajo, porque el cine es un oficio coral en el que se congregan formas muy diversas de talento. Un arte cuya sola existencia implica un gasto enorme difícilmente será rentable: tampoco lo es la ópera, ni la música clásica, ni el Museo del Prado, y nadie pone en cuestión las subvenciones que reciben".

Antonio Muñoz Molina, hoy en El País.

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