Cuando se habla de las descargas se dice a veces que los creadores de contenidos audiovisuales debemos aceptar que trabajamos en una industria que se está quedando obsoleta y que por tanto, lo mejor que podemos hacer es ir pensando en dedicarnos a otra cosa. Y cada vez que lo leo, lo que más me sorprende es que suele salir de la boca de gente que normalmente lo que está reivindicando es su derecho a consumir lo que producimos, sólo que no está dispuesta a pagar por ello. Resulta paradójico. Nunca se habían visto tantas series, ni tantas películas. Nunca le habían importado tanto a tanta gente nuestras historias. Desde mi punto de vista, una industria obsoleta es la que produce algo que ya no le interesa a nadie o que debido a los avances tecnológicos ha dejado de tener utilidad (como yo qué sé… el carbón para calentar las casas, o soportes como el vinilo, pese a que esté volviendo). El modelo industrial sí se está quedando caduco, eso es innegable, y ya no hay quien pare las descargas, pero o encontramos una manera de que sea rentable producir todas esas series y esas películas que tanto gustan (que son y seguirán siendo carísimas, por mucha “revolución digital”) o precisamente todos esos adictos a la ficción que lo quieren todo gratis y lo quieren ya, se van a quedar en pocos años sin nada que chutarse. Puede que la solución sea que las compañías de telefonía pasen a ocupar el lugar que ahora ocupan las televisiones y los productores tradicionales, o sea, que se dediquen a generar contenidos para justificar que la gente contrate sus carísimas líneas de ADSL (de momento no tienen porque hacerlo porque la industria del audiovisual cede los suyos por la cara). Pero eso solo será posible cuando se cierren las páginas que se dedican a ofrecer contenidos de los que no son propietarios y que encima incluyen en ellas anuncios o servicios de pago con los que se lucran (que no es lo mismo que darle al gobierno el poder para cerrar cualquier página sin necesidad de tener la orden de un juez). Claro que si realmente las compañías telefónicas pasan a ser productores, ya veréis cómo de pronto no les parece tan difícil cerrar las páginas que les fastidien el negocio.
2.
Una excusa habitual entre los “descargadores” es que las películas son muy caras. Pues bien, yo me di ayer una vuelta por varias tiendas de Madrid y me traje estas películas a casa:
-Vicky, Cristina, Barcelona.
-Jarhead.
4 euros cada una.
-Disturbia.
5 euros.
En los tres casos se trata de películas que en su momento no me apeteció ver en el cine, pero oye, en casa, y por ese precio, las veo con mi pareja o amigos, acaba siendo como pagar una entrada de 2 euros cada uno o menos y de paso puedo ver también los extras.
-1941 (la edición especial de dos discos, recién editada).
11,95.
-Encuentros en la tercera fase (en Blu Ray).
12,95.
¿De veras que estos son precios caros? Encima, ahora mismo en dos o tres meses prácticamente todas las novedades acaban costando más o menos eso. Son muchos quienes dicen que se descargarían las películas por dos euros… ¿y entonces, por qué no las compran por cuatro, con su carátula, en un soporte físico (que no peta como me ha petado a mi hace un mes el disco duro de mi ordenador con todo lo que había dentro) y con extras? Pues porque si puedes ahorrarte dos euros, te los ahorras. Y ya está. Lo demás es demagogia, agarrarse a un clavo ardiendo.
Yo me bajo cosas, claro. Hay muchas películas descatalogadas, u otras que no han llegado a estrenarse en España y cuyos DVD ingleses o norteamericanos no llevan subtítulos. Pero son muy, muy pocos títulos al año. Y todas esas películas "murieron" con mi disco duro (por supuesto, además de un nuevo disco duro para mi ordenador después del pete compré un disco duro externo de no sé cuántos gigas para que no me pasen estas cosas; me gasté unos 200 euros que si no fuera porque almaceno películas en él nunca habría gastado.Me hace gracia cuando se dice en algunos foros que el canon es injusto porque la mayoría de los discos duros, DVD, etc. se compran para trabajar... vamos, ni que el 90% de la población fueran diseñadores o trabajaran editando vídeo...)
Y sí, es cierto que los guionistas no nos llevamos un duro por los DVD. Es injusto y habría que cambiarlo. Pero eso no justifica el pirateo, como he leído en la página de algún compañero. Si la industria se va a la mierda… ¿quién nos va a contratar a nosotros? ¿quién nos va a pagar? Está muy bien fantasear con llegar directamente al consumidor sin necesidad de intermediarios, pero la dura realidad es que de momento es solo eso, una fantasía. Al público mayoritario (que no somos precisamente los enterados de los blogs…) solo le interesa lo que le meten por los ojos. O sea, lo que se publicita y llama su atención. Y la publicidad requiere normalmente una inversión que está más allá de las posibilidades de quienes nos dedicamos a esto. No nos gusta, pero necesitamos a los intermediarios: a los productores, a los distribuidores, a las televisiones y a los periódicos. Radiohead pueden hacerlo (por usar el ejemplo más habitual entre los creyentes en el “yo lo hago y yo lo vendo”). Pero antes de desligarse de su discográfica Radiohead ya existían como marca reconocible en el mercado gracias a ella. Y debido a eso su iniciativa tuvo una repercusión mediática descomunal. Aún así, parece que las cifras reales de su experimento fueron bastante decepcionantes (su manager se niega a desvelarlas pero insinuaba en una entrevista reciente que esperaban muchas más “donaciones” de las que recibieron). Así que si Radiohead no consiguieron convencer a sus fans de que pagaran por su disco, imaginaos lo que nos espera a los demás si lo intentamos.