P.- ¿El futuro del cine español está fuera de España?
R.- Hoy día no tiene tanto peso el hecho de rodar aquí o en Estados Unidos. Creo que estamos en todas partes a la vez y que no tiene tanta trascendencia. Y tengo guiones que necesitan ser rodados en España, claro. Ya no por una cuestión de estrategia de carrera, sino porque es lo que la película está pidiendo. La película siempre está por encima de cualquier estrategia. Y hoy tenemos las herramientas para rodar donde sea. Pero cada vez que lees, aunque sea halagador, que hay una generación de directores que está cambiando el cine español... Hostias, esta cantinela la llevo oyendo desde 1991. Tengo la sensación triste de que el sentimiento de cambio que nunca se solidifica, de nieve que no cuaja. Y de repente te dicen: "Qué bien, que haces cine que no es de curas ni prostitutas". Pero si yo vengo de 'Acción mutante', 'La madre muerta', 'Todo por la pasta'... Si para mí el cine español es ése. Tengo la sensación triste de que dentro de 15 años hará un chaval una peli de tiros y extraterrestres, y todos dirán otra vez que por fin hay alguien que está cambiando el cine español. ¡Se habrán olvidado de nosotros por completo!
P.- O sea, lo que no cambiará es el síntoma de la crítica al cine español.
R.- La consideración triste es que el cine español ha evolucionado de una manera vertiginosa mientras que la percepción que se tiene del cine español ha sido inmovilista, no se ha desplazado ni un centímetro.
Nacho Vigalondo, entrevistado por Hernán Migoya.
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