lunes, 14 de mayo de 2007

HABLANDO CON GUIONISTAS (9)

CARLOS PORTELA es un guionista todo terreno. Ha escrito cine (El año de la garrapata), televisión (Rías Baixas, Maridos y mujeres, Quart) y cómic (Impresiones de la isla, Los Heresiarcas, el reciente relanzamiento del personaje Esther). Por eso, pensé que sería interesante hablar con él sobre las diferencias que existen a la hora de escribir para cada medio.

DAVID MUÑOZ: ¿Para ti cuál es la principal diferencia entre escribir un cómic y escribir televisión o cine? A mí al menos, la limitación de espacio me parece una complicación enorme, mucho más que el tiempo en tele o cine, que siempre resulta más flexible.

CARLOS PORTELA: Sí, la limitación de espacio es una de las diferencias principales, aunque gracias al manga y las editoriales independientes se ha roto la dictadura de los álbumes de 48 y 64 páginas. Aparte de eso, para mí, la diferencia principal es que la escritura de cómics te permite una mayor libertad a la hora de jugar con las estructuras narrativas. Evidentemente es un medio industrial como el cine, pero no hay tanta intervención como en él y los miedos como los riesgos -supongo que esto va de la mano de la inversión-, son menores. Por lo menos en el mercado español y francés, que son en los que he trabajado.
Además, si cuando escribes cómics tienes en cuenta la estructura de página y cómo se va a publicar, es decir qué páginas van a quedar enfrentadas, y esas cosas, la diferencia con el cine es radical. A mí ese tipo de cosas son las que me gustan así que… creo que es muy distinto.
Y con respecto a la tele… o va demasiado rápido y todo vale mientras se ajuste a las necesidades de producción y esté en fecha, sobre todo si estás escribiendo sobre emisión, o, como haya mucho tiempo, Dios te libre de caer en manos del algún analista de guión recién salido de la facultad y con ganas de impresionar a su jefe. Entonces agárrate los machos y prepárate a deshacer lo hecho una y otra vez.
Creo que en ese sentido escribir series de televisión y álbumes de cómics no se parece mucho. A lo mejor escribir mangas de éxito en Japón o una serie muy conocida de superhéroes quizá, pero no lo sé. Por lo que ha dicho alguna que otra vez Rafa Marín sobre lo que les pasó cuando Pacheco y él escribían Los 4 Fantásticos para Marvel puede que sea así.

DM: ¿Tu experiencia en la editorial francesa Humanoides cómo ha sido? ¿El editor te ha pedido hacer muchas modificaciones en los guiones? En mi caso, hasta ahora he recibido notas, pero lejos de molestarme, me han ayudado a mejorar el guión. Quizá porque al contrario de lo que ocurre a menudo en cine y televisión con algunos directores y productores, están dirigidas a que escriba una versión mejor de mi guión, no a convertirlo en otra cosa totalmente distinta para que encaje con su idea de cómo debe ser la historia.

CP: En el primer tomo alguna, y muy buena, la verdad, pero en el segundo ninguna. Realmente no sé si es que les daba igual o es que les parecía que estaba bien. (Risas) Perdón… No, en serio… El dos es mucho más redondo que el primero y quizá por eso no dijeron nada.
En cuanto a lo que dices sobre la intención de los cambios no estoy de acuerdo. Las editoriales francesas tienen unos nichos bastante definidos y creo que, en cierta medida, al igual que en la tele o en el cine ellos con sus sugerencias también buscan ajustarse a lo que creen que espera de ellos su público tipo si es que eso existe. Aunque eso no es óbice para que las sugerencias sean buenas.
De todas formas, la intervención –conste que yo no estoy en contra de ella- es, en parte, porque somos recién llegados. Para muestra, un botón. Yo, no pude evitarlo, les pregunté por varias incongruencias que, desde el punto de vista de la pura lógica, había en varios de sus álbumes y tras un par de minutos de charla la cosa terminó en el clásico… “Si vendes mucho, todo vale”.

DM: ¿Y cómo ha sido escribir el álbum de Esther? ¿Hasta que punto estabas condicionado por la opinión de la cocreadora del personaje, Purita Campos?

CP: Está siendo estupendo. Pura me dio total libertad. Lo cierto es que le comento las ideas que tengo sobre lo que va a pasar a los personajes y, por supuesto, que recojo sus sugerencias. ¡Faltaría más! Es la creadora del personaje y, ni que decir tiene, que ni se me pasa por la cabeza tratar de decirle a Pura cómo hacer Esther. Con todo, la cosa está yendo muy bien entre los dos. Yo le paso una sinopsis detallada de cada álbum antes de empezar a escribir y la comentamos. Una vez estamos completamente de acuerdo empiezo a escribir. Así y todo, siempre le digo que si quiere cambiar cualquier cosa que lo haga. Sólo que me avise por si afecta a lo que viene después. Sobre el tema de Esther… Realmente yo llevaba tiempo queriendo hacer varias cosas, y una de ella era una comedia romántica, género que en España no se practica demasiado, y menos en cómic, pero que a mí me encanta, y Esther me está dando la oportunidad de escribirla.

DM: En Esther te has podido permitir incluir unos flashbacks que en cine o televisión serían casi totalmente inviables. Es una de las ventajas de escribir cómics, los "actores" pueden envejecer o rejuvenecer a conveniencia de forma creíble...

CP: Definitivamente, sí. Además de por lo que comentas de los cambios de edad instantáneos de los personajes, por el cambio de color y de tipografía que imita la de Bruguera. A mí me gustan los cómics porque te dan unas posibilidades que ni la televisión ni el cine tienen. Vale, de acuerdo, la tele y el cine tienen otras cosas, pero al haber más dinero implicado en su producción se arriesga mucho menos. Sí, me encantan la tele y el cine, pero para mí el cómic es El Medio.
Y en cuanto a los juegos formales… No puedo evitarlo, me gusta jugar con los recursos narrativos. A veces me sale bien y otras no. Es mi manera de aprender. Y aunque soy plenamente consciente de que en Esther lo primordial son los sentimientos y las relaciones de la protagonista con los demás personajes, no puedo evitar introducir cositas. Eso sí, tratando siempre de que queden en segundo plano y no llamen demasiado la tención. Creo sinceramente que si en Esther la utilización de un determinado recurso distrae de la historia entonces estoy cometiendo un grave error. Para experimentar de forma lúdica tengo Explorer Smith con Fernando Iglesias donde, desde el principio, se asume que el proceso es al revés, estando la historia al servicio de la experimentación, pero siempre sin perder de vista que estás contando una historia. Si no hay historia para mí la cosa pierde interés. Si haces historietas de experimentación pero no cuentas una historia estás haciendo ejercicios de estilo, que tampoco están mal, pero a mí me gusta que me cuenten algo que me entretenga, me conmueva o me cabree.