jueves, 7 de mayo de 2009

Que decepción


Como ya sabéis todos los que seguís este blog, me gustó mucho Déjame entrar, la primera novela del sueco John Ajvide Lindqvist. También me gustó la adaptación al cine, con guión del propio Linqqvist, aunque sigo prefiriendo el libro. Por eso esperaba con muchas ganas que me llegara la edición inglesa de su segunda novela, editada en Suecia en 2005, Handling the Undead (algo así como “ocupándose de los no muertos”). Pero, pese a un arranque muy intenso, más o menos a la mitad la novela empieza a vagar sin rumbo y al final lo pierde tanto que un poco más y no consigo terminar de leerla. En realidad sospecho que si no fuera por lo mucho que disfruté con Déjame entrar, no la hubiera acabado. Hasta la última página he estado esperando que se produjera el milagro (aunque a poco del final milagros hay, solo que de otro tipo) y todo adquiriera sentido gracias a un giro inesperado. Pero por desgracia no es así. La premisa del libro es interesante: En Estocolmo, tras una extraña ola de calor, miles de muertos recientes vuelven a la “vida” (o a algo que se le parece; ya que la mayor parte son incapaces de hablar y de mostrar emoción alguna) y regresan a sus casas. La mayoría son interceptados por el gobierno, que se los lleva para recluirlos en un centro donde un grupo de científicos trabaja para descubrir cómo es posible que hayan salido de sus tumbas, pero algunos consiguen permanecer con sus seres queridos. En la novela, que está contada desde varios puntos de vista distintos, seguimos a cuatro personajes que intentan entender a los no muertos, y en un caso, convivir con ellos. Así contada, la historia parece interesante, y cabría pensar que Handling the Undead podría ser una “revisitación” en clave naturalista de las historias de zombies (que en este caso no agreden a los vivos… al menos no siempre y no por las razones habituales), pero si bien durante cien páginas puede albergarse esa esperanza, rápidamente queda claro que el segundo libro de Lindqvist es una narración más bien chapucera que cuando revela sus verdaderas intenciones, en un clímax sonrojante y misticoide de lo más simplón que hace parecer bueno al de la película Ghost, te hace desear no haber empezado a leerla.
Aún así, supongo que compraré su próximo libro, una recopilación de cuentos de terror (al fin y al cabo todo el mundo la caga alguna vez). Aunque me parece que esta vez va a pasar más tiempo que éste en la pila de libros por leer que tengo junto al ordenador.