jueves, 14 de enero de 2010

Lo que más me gustó en el 2009

Creo que no suelo hacerlo ningún año, pero esta mañana me he levantado pensando en una conversación que tuve el otro día con unos amigos durante una cena hablando de las películas que nos habían gustado en 2009 (todos coincidimos en que había sido un año bastante flojo), y de pronto me ha apetecido dejar constancia en el blog de esos títulos que sí que me merecieron la pena.

Así que estas son las películas con las que más disfruté el año pasado (no estoy diciendo que sean las “mejores” de acuerdo a ningún criterio que pretenda ser objetivo; se trata de las que más me emocionaron, las que más me divirtieron… las que realmente me hicieron olvidarme de donde estaba y perderme en el mundo de la película mientras las veía, que en buena parte es para lo que uno va el cine, no para ejercer de abuelo quejita del palco de Los Teleñecos).

El listado no es en orden de preferencia, y tampoco son diez, como se acostumbra, sino doce (y puede que se me haya colado alguna de 2008):

Moon (Duncan Jones).
La sorpresa del año. Tengo que reconocerlo, que el director sea hijo de David Bowie como que cae mal, ¿no? “¡Lo ha tenido todo y encima ahora dirige una peli!”. Pero prejuicios aparte, la película me pareció cojonuda. Una de ciencia ficción a la vieja usanza donde la prioridad es contar una historia que atrape y no vender muñequitos.  



Inglourious Basterds (Quentin Tarantino)

Que huevazos tiene Tarantino. La película no es de acción ni de lejos, como vendían los trailers, a veces parece una sucesión de larguísimos sketches que no se sabe muy bien hacia dónde van y los “basterds” que la dan título salen muy poquito. Pero solo por su osadía (formal y temática) ya merece la pena verla. El otro día durante la cena entre varios intentamos convencer a un amigo que odió Death Proof y Kill Bill de que lo mismo podría gustarle, pero no sé si lo conseguimos.







Despedidas (Yojiro Takita)
Toma ya, una película sobre un amortajador. Yo que soy bastante aprensivo, me negué durante semanas a verla pero al final me convencieron los argumentos de mi amigo el guionista Carlos Molinero y me acerqué por los Golem temiéndome lo peor. Pero es un peliculón. Tierna, emotiva sin caer en la ñoñería (aunque sí rozándola en varias ocasiones) y a pesar de un doble final un tanto innecesario, una película tan intensa como inusual, tanto que uno no sabe muy bien cómo es que ha llegado a rodarse. Que raros deben de ser los 
productores japoneses. 


Anvil. The story of Anvil (Sacha Gervasi)
Remueve, y mucho. Y más si te dedicas a algo creativo jugando en segunda división, como yo.





Appaloosa (Ed Harris)

Un western rarísimo, en el que nada acaba ocurriendo como uno espera cuando empieza la película. Casi es un anticlimax continuo. Pero ante todo, una historia sobre la amistad mucho más auténtica de lo que estamos acostumbrados a ver en el cine, escrita desde el pragmatismo que da llevar muchos años en este mundo y haberse llevado unos cuantos palos.  





Watchmen (Zack Snyder)

Ya hablé de ella aquí. Vale, a veces es horrible. Pero me pone. Y mucho.



Pagafantas (Borja Cobeaga)

La vi en la clausura del festival de cine de Málaga después de tragarme varios pestiños. Y después de tanto aburrimiento fue un verdadero regalo. Todos los que la vimos nos reímos mucho y salimos del teatro renovados. El cine a veces es capaz de hacernos la vida un poquito mejor. Y casi siempre lo consiguen las buenas comedias. 
 

Ponyo en el acantilado (Hayao Miyazaki)
Solo por la escena de Ponyo corriendo sobre las aguas ya merece la pena. No creo que sea de las mejores películas de Miyazaki. El final resulta casi incomprensible y hay muchos elementos que uno no sabe muy bien a cuento de qué aparecen en la película, pero con dejar de preocuparse porque todo tenga sentido resulta fascinante. Y está repleta de momentos increíbles (¡esos peces del cretácico pasando por debajo de la barquita de los niños!). 




Star Trek (JJ Abrams)
Nunca he sido “trekkie” (perdón, Trekker) y aún así la escena final me puso los pelos de punta. Además de que la ciencia ficción suele tocarme la fibra sensible, las historias de “hombres en una misión” bien llevadas son una de mis debilidades. La tripulación del Enterprise no son amigos, son camaradas, y ver cómo se van creando lazos emocionales entre unos y otros me compensó el argumento pillado por los pelos y las resoluciones efectistas pero absurdas. 

 

District 9 (Neill Blomjamp)
Habría preferido que hubiera seguido siendo un falso documental hasta el final, pero pese a eso la vi dos veces en el cine y estoy deseando comprarme el Blu-ray. Otra película que me pone pese a sus defectos. 



The Sky Crawlers (Mamoru Oshii)
Supongo que para muchos será un coñazo. Pero el ritmo lentorro y el tono pedante de las películas de Oshii a mí suele llegarme. Luego casi siempre resulta que lo que se cuenta es mucho más banal de lo que parece, pero bueno… por lo que sea yo me dejo engañar a gusto y durante casi dos horas estuve tan emocionado como pocas veces lo he estado en el cine. Fastidia reconocerlo siendo guionista, pero al final el cine es sobre todo cosa de directores. El tono lo es casi todo. Y dirigir no es solo poner la cámara y grabar las secuencias como si estuvieras realizando un programa de televisión en directo. 





The Imaginarium of Doctor Parnassus (Terry Gilliam)
Caótica, ombliguista y desarbolada. No sé si la entendí bien (o si es posible hacerlo), pero para mí está llena de significado. Habla de cosas que me tocan muy de cerca. ¡Y a casi todos los amigos con los que cené el otro día les pareció una mierda!




Hubo más películas interesantes: Milk, Frost/Nixon, por Ej. Pero estas son las doce con las que salí más contento del cine (excepto la de Anvil!, claro, no se ha estrenado en cines y la vi en casa en DVD).