martes, 26 de enero de 2010

Dos lecciones bastante útiles...

...también para guionistas.

“Lo que he aprendido de esto es que tienes que ser zen. Desde el punto de vista de un director, cuando te enfrentas a algo que te decepciona, no levantas las manos y dices: “esto no funciona”. Tienes que ponerte a currar con esta gente inteligente con la que estás tratando. Tienes que probar cosas, llevar a cabo pruebas (…) sobre todo, tienes que hablar, hablar y hablar. Y descubrí que al hacer todo eso, puedes llegar a dónde quieres, puedes resolver todos los problemas. En esta película hemos resuelto algunos problemas muy difíciles”.

“La otra cosa que me ha enseñado esta experiencia es que cuando tienes todas estas posibilidades, cuando puedes hacer cualquier tipo de acción imaginable, es fácil perder la cabeza. Si eres un cineasta muy impulsivo y te dejas arrastrar demasiado por las nuevas ideas, te volverás loco en este entorno. Tienes que ser muy disciplinado. De hecho, aplicar rigor y disciplina al proceso ha sido el desafío más grande. Al principio, decidimos negarnos la posibilidad de hacer cualquier cosa hasta el infinito, que es algo que suena mal. Pensarías que querrías tener la posibilidad de hacer cualquier cosa, pero no la quieres, porque entonces no terminarías nunca. Jamás. Respetamos ese principio y cuando tomábamos una decisión creativa después nunca la cuestionábamos. Y al haber tomado esa decisión, habíamos eliminado la posibilidad infinita. De hecho, cada día se trataba de eliminar posibilidades”.

James Cameron, en el último número de la revista Cinefex.